Uno

22.6K 1.4K 484
                                    

Puedo sentir el ligero cambio de peso en mi cama; un poco más inclinada en el otro lado, ése en el que no estoy yo. 

Mi corazón se aprieta y cierro los ojos con fuerza, conteniendo el aliento para intentar escuchar algo, aunque mis latidos enloquecidos llenen mis oídos.

Siempre imagino cómo va a acabar: conmigo por fin volteándome y viendo al ser que se recuesta junto a mí, sus manos tenebrosas posándose en mi costado, sus ojos sombríos mirándome sobre mi hombro... Pero nunca volteo.

Cuando un escalofrío me recorre entera arrojo mi cobija con fuerza a un lado y me levanto de un salto, con las piernas débiles, para encender la luz. Siento su presencia tras mi espalda.

El interruptor chasquea cuando lo presiono, sobresaltándome e iluminando una habitación vacía.

Mi corazón late embravecido, aterrado, y respiro agitadamente. Siento cómo comienzo a temblar por contener las ganas de llorar. Aún alerta me abrazo a mí misma y respiro hondo, una y otra vez, hasta que mi cerebro entiende que aquí no hay nadie, más que mi atormentada alma y yo. 

Sin apagar la bombilla camino de nuevo hacia mi cama, con otro salto me meto bajo las sábanas y no me acuesto de lado de nuevo, permanezco boca arriba, cubierta hasta la barbilla y con los ojos abiertos de par en par.

Todavía siento que la cama está inclinada, pero con la luz encendida confío en que nada me puede pasar. Vienen a mi mente las preguntas de siempre, preguntas sin respuesta que me dejé de cuestionar. 

Cierro los ojos, con el oído agudo, fabricando algún sueño para alcanzar, en un vano intento de liberarme de esta inquietud.

Me duermo y, como siempre, la luz está apagada al despertar.









Esta historia la empecé con quince años de edad, un avído deseo de plasmar mis ideas y la más pura inexperiencia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Esta historia la empecé con quince años de edad, un avído deseo de plasmar mis ideas y la más pura inexperiencia.

Años después tuve valor de publicarla pero no la he editado, al principio por vaga —pa' qué digo que no si sí— y después para no alterar sus preciosos comentarios, así que tiene sus errores.

Si te gusta lo que lees, vota, deja un comentario con lo primero que se te ocurra. ¡Incluso acepto emojis! 

Me encantaría saber de ti, lector, ¡manifiéstate!

Susurros ©Where stories live. Discover now