Ya ha pasado algún tiempo desde que me aleje de la isla y creo que ya casi llego al lugar en donde me acorralaron, aunque el dolor sigue igual de intenso e igual de persistente que al inicio, solo que conforme pasa el tiempo me empiezo a acostumbrar a él. Y sé que esas será mi perdición, no quiero acostumbrarme a ese dolor, no quiero perder a Dylan, pero tampoco quiero perder nuevamente a Yemaya.

Parece ser que realmente no se puede tener todo en esta vida.

Definitivamente ya llegué al lugar. Da miedo como nada en este mundo, aquí la oscuridad es mas espesa, no lo había notado hasta que me detuve, no veo ni siento indicios de algún ser vivo, así que me adentro un poco más, apenas he avanzado algunos metros y ya puedo sentir esa cosa pegajosa.

-Oh querida es tan lindo que vinieras, realmente lo aprecio nena- Esa voz, inmediatamente me tenso, doy la vuelta y ahí está.

Ahez.

Es tan hermosa, no me había percatado como es. Definitivamente es alta, su aleta es la que simplemente desentona con la mía, la de ella tiene colores oscuros o como si se hubiera deslavado a través de los años, su cabello es más largo que el mío, de un negro que combina con el lugar en el que estamos, apenas logro distinguirla. La puedo ver gracias a que en su mano derecha trae una cosa rara, parecen unas cuantas raíces retorcidas que tienen en la punta una piedra que emite una luz tenue.

-Como soy mal educada, por supuesto que esto no puede ser, déjame darte la bienvenida que merece una descendiente del rey- Dice Ahez con tono burlón, mientras a mi alrededor hay movimiento, empiezan a aparecer diferentes figuras y criaturas.

-Ves esta si es una buena recepción para alguien de tanto prestigio- se empieza a reír de lo que acaba de decir, no le encuentro ninguna gracia.

Por más que busco en las caras de todas estas personas que me están rodeando, ninguna es mi hermano.

- ¡Atrápenla! -Grita Ahez a todos. Como si tuviera alguna opción de escapar.

Me atrapa algún tipo musculoso, usando demasiada fuerza ya que siento sus dedos magullar mi piel, creo que sus manos quedaron marcadas en mis brazos.

Al parecer el grupo es bastante variado y todos tienen la misma apariencia en su aleta, grisáceo, sin vida y emanan esta aura oscura-pegajosa que hace que me den ganas de vomitar encima de ellos, pero por mi falta de apetito en la cena, no creo que siquiera algo pueda salir.

-Llévenla adentro para hacer las debidas presentaciones- Esa maldita sigue burlándose de mí. No podía esperar nada menos de alguien tan vil como ella. Pero como el destino nos pudo jugar una bajeza tan semejante. Mi propia maldita tía, esta de locos.

Al terminar de burlarse de mí y de carcajearse con toda su concurrencia mueve las raíces, vara del destino, lanza o lo que sea y frente a nosotros aparece una entrada y me llevan hacia ella. De más cercas parece exactamente como en mi sueño, es una cueva un tanto obscura es bastante húmeda. Entramos en un corredor bastante largo alumbrado con antorchas incrustadas a los lados cada ciertos metros, las manos que me aprisionan no sueltan su agarre por más que trate de zafarme de ellas, me aprietan más cada vez que lo intento, les empieza a faltar el suministro de sangre a mis muñecas.

Ahez va delante de todo este desfile, al cruzar el umbral de la cueva se convirtieron nuevamente en humanos, ella los va guiando a todos y en el camino va dando algunas indicaciones aquí y allá.

Mientras vamos caminando veo que también hay celdas donde solo quedan vestigios de lo que me puedo imaginar que fue algún prisionero. Al final del corredor hay dos enormes puertas de madera bastante desgastadas y podridas por la humedad, nadie las ha tocado cuando estas ya están abiertas y me da la bienvenida un olor aún más asqueroso del que ya emanaban el sequito de Ahez.

NERISSA: EL LLAMADOWhere stories live. Discover now