CAPITULO 27

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NERISSA

-Nerissa...- el susurro era cada vez más cercano a mí, pero seguí sin poder ver por donde caminaba. Puedo saber por la humedad debajo de mis pies y el olor en el aire que estoy en una especie de cueva, pero todo es tan oscuro y sigo teniendo la sensación de que el aire es tan denso y viscoso que dan nauseas.

-Te necesito... Nerissa...- Me detuve en el momento en que escuche mi nombre ya que pareciese que estuvieran hablando a unos metros detrás de mí, es una voz de hombre, aunque no puedo reconocer de quien es.

-¡Ayúdame!- esta vez fue más como un grito desesperado. Sentí mi corazón acelerarse y podía ver el aire saliendo de mi de tan frio que está aquí.

Diosa dame fuerzas

Una antorcha al final del pasillo se encendió y pude vislumbrar sombras de personas que caminaban ida y vuelta. Aunque no podía distinguir quienes eran.

- ¡Nerissa...! ¡Hermana...! Por favor... Ayud...- Di un gritillo ahogado cuando supe que era mi hermano. Empecé a correr hacia donde escuché el lamentoso grito de mi hermano, pero parecía que cada vez que corría se alejaba más de mi aquella antorcha y el pasillo se hacía más y más largo, no parecía suficiente correr, estaba poniendo toda la fuerza que tenía en mis piernas, pero mis músculos empezaron a arder. No me importaba necesitaba llegar a mi hermano, salvarlo.

¡Es mi hermano por Dios!

Tropecé y apenas alcance a poner las manos para no golpearme la cara, trate de levantar la vista y ahí seguía la antorcha a la misma distancia de cuando empecé a correr.

Maldita sea.

Parecía que estuve en una maldita caminadora estancada en el mismo lugar.

Lo empecé a llamar a gritos. Pero nada, solo escuchaba lamentos, como si lo estuvieran torturando.

Mis lágrimas empapaban mis mejillas junto con la suciedad, ya no podía más. No sé qué más hacer, parezco inservible para él, no soy capaz de salvarlo y el ahí sufriendo cada vez más.

Tapo mis oídos para no escuchar a mi hermano sufrir, pero aun así lo sigo escuchando como si estuviera dentro de mi cabeza.

***

-Nena, bebe, despierta...- sentí una mano en mi hombro que me movía.

Mis ojos empezaron a revolotear, cuando por fin pude abrirlos me di cuenta que estaba aún en el cuarto donde Dylan y yo nos quedamos dormidos, el estaba al lado de la cama con angustia dibujada por toda su cara.

Me senté de un tirón y aun podía escuchar a lo lejos a mi hermano, mi pecho se apretaba tan solo de pensar que estaría sufriendo en este preciso momento. Toco mi cara y mis mejillas están empapadas, mi respiración aun esta desigual, siento mi corazón dando tumbos en mis oídos, cabeza y en mi cuello; lo siento como nunca, tan acelerado.

-Mi amor ¿estás bien? - eso mismo quisiera saber yo.

En lugar de contestarle lo único que puedo hacer es dejar salir el chillido que estaba apretado en mi pecho, me estremezco hiperventilando.

Me siento tan desorientada, confundida y llena de terror, que simplemente podría hacerme un ovillo y llorar a grito abierto para siempre.

-Nena necesito saber que está mal, solo dímelo... Puedo ayudar- Oh Dylan si tan solo yo supiera como ayudar

-Yema...- aun no puedo siquiera hablar, empiezo a hipar y aun siento el miedo hacer su trabajo en mí.

Dylan se sienta en la cama y me abraza tan fuerte; aun así no dejo de temblar.

NERISSA: EL LLAMADOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant