CAPITULO 26-YEMAYA

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YEMAYA

-Es un excelente día para derrotar a tu gordísimo trasero, hermanita- dije mientras me sacaba la camisa y zambullirme en el delicioso mar, ah esa sensación, jamás la cambiaria.

Mientras salía a la superficie escuchaba a mi hermana quejarse, me encantaba molestarla, es tan linda cuando hace sus mohines

-Mi trasero no está gordísimo, es perfecto del modo que es y vas a pagar por esto Yemaya- lo dijo mientras también se zambullía al lado mío

Cuando salió a la superficie la recibí con un ataque de agua y ella me respondió después de haberse tragado un poco de agua y hacer un montón de ruido con sus gritillos. Lo bueno que estábamos bastante retirados de la costa, si no, creo que todos se espantarían con sus gritos de psicópata.

-¡Bastaaaa! ¡Detente! ¡Yemaya! ¡Ahhhhhh! ¡Tiempo fuera! ¡Parley o lo que sea que tenga que decir para que se acabe! ¡Yemayaaaaa!- realmente mi hermana está loca, me encantaba pasar tiempo con ella, mi hermana, mi alma gemela, aunque a veces no sé si es otra alma o si es parte de la mía.

La adoro.

Aunque el quererla no me limita a molestarla hasta el cansancio y aún más porque sé que a ella le encanta.

Todo el tiempo lo dedicamos a estar jugando, molestándonos y de vez en cuando hablando de cosas serias.

-Está bien debilucha, solamente parare y que conste ¿ok?, que es porque ya tengo hambre- le di un guiño y una sonrisa socarrona, esa que ella dice que todas las mujeres a mi alrededor caen enamoradas, dice que solamente ella es inmune, ¡Ja!

Si claro.

Mientras la veo quitarse agua de sus ojos y reírse de mi.

-Seguramente, yo sé que es porque me amas y tienes compasión de mi ¡Admítelo!- de repente siento que se cuelga de mi cuello como un koala- ¡Dilo Yemaya! Me amas, no podrías vivir sin mí- lo dice apretando su agarre, sin lastimarme y llenando mí oreja izquierda con un ataque incansable de besos tronados

Me aturde

-¡Jamás! ¡Jamás escucharas eso de mí!- digo mientras trato de quitármela de mi espalda, pero ella engancha sus piernas en mi torso, en el proceso riéndose de mí y dándome más besos, eso me hace reír

-¡Bájate de mi pequeño koala! Vas a sufrir el ataque de cosquillas si sigues así- lo dije con la voz más seria que puedo hacer, pero la risa me gana

-Yo te advertí- lo digo sin moverme y tensándome, ya saben para hacer más dramática la situación y que sepa que voy enserio, no me intimida esa pequeña pulguita.

Bueno para nada es pequeña. Ya que casi medimos lo mismo, creo que por lo menos mide un metro ochenta y cinco

-¡Oh por Dios!- dice mi hermana a mi espalda desenredándose lo más rápido posible, riéndose y queriendo nadar hacia el yate.

La dejo nadar hasta el yate y voy tras ella inmediatamente, estando arriba del yate la persigo por un momento hasta que la atrapo y la pongo sobre mi hombro, ella chilla y patalea, riéndose en medio de todo eso, y yo diciéndole que pagaría muy caro su falta, y haciéndole cosquillas en su costado

Cuando ya me canso, la bajo y la recuesto en los sillones que tenemos en el yate y me acuesto a su lado, riéndome junto con ella y después nos quedamos en silencio viendo el cielo azul y las nubes pasar.

-Traje tus emparedados favoritos- dice después de un tiempo, que bien porque sí que estoy famélico.

-Vamos anciano, levántate, comamos- me dice mientras se levanta y va corriendo al mini refrigerador donde pusimos nuestro lunch cuando abordamos

NERISSA: EL LLAMADOWhere stories live. Discover now