CAPITULO 11

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Todos los días después de la escuela nos contábamos como fue nuestro día sobre todo lo más sobresaliente, como nuestros horarios eran diferentes ya que nos cambiaron a diferentes grupos,  por lo tanto no compartíamos clases.

Lo se bastante horrible no estar juntos.

Y esto de contar mi día era importante, quería compartir cada detalle. Si lo contaba a mamá no era lo mismo, Yemaya entendía, aunque la mayoría del tiempo solo se burlaba de mí y por supuesto como la responsabilidad que se había inferido en mi como hermana menor tenia que hacer un pequeño drama al respecto pero al final terminábamos tirados en el suelo quebrados de la risa. Mamá solo escuchaba, asiente en los momentos correctos, de vez en cuando emite algún sonido en señal de que continúe y al final me daba una opinión-de-mama, se lo agradezco, pero no era el tonteo que tenía con mi hermano.

Yemaya hermano, te extraño. 

El viernes llego, me levante emocionada y a la vez con tristeza, pero quería celebrar junto con todos los recuerdos que tenía. Mamá me sorprendió con un pequeño pay de queso con zarzamora; mi favorito, estaba delicioso, quería comerme más de una rebanada, pero tenía que ir a la escuela. Dylan llego cinco minutos antes que de costumbre y era para darme un abrazo de oso, que me encanto claro y traía en el carro un mar de globos de diferentes colores y algunos decían "feliz cumpleaños". ¡Me encanto! Claro los deje en casa ya que no quería que en la escuela se estropearan. 

Cuando estábamos en el receso en la escuela, como de costumbre Dylan y yo nos sentamos juntos y de repente saco algo de su bolsillo izquierdo de sus vaqueros.

-Ner, espero que te guste- me dijo mientras tomo mi mano y ponía en ella una pulsera plateada que tenía eslabones en forma de estrella en la que también colgaba algunas estrellas junto con unas pequeñas piedritas que aún no podía distinguir si eran verdes o azules.

-Es hermosa Dylan- no pude decir nada más, ya que simplemente estuve en shock por completo. Me encaba como la luz atravesaba las piedritas y me hipnotizaba.

-Es demasiado, no puedo aceptarla Dylan- porque en verdad no sabía que tanto le costó, era demasiado, Dios no lo podía creer.

-No es nada Ner, tú lo vales, nada menos y sí mucho más que esto- Me lo dijo mirándome a los ojos, sentí la verdad en sus palabras, mis ojos empezaban a picar con la marea de lágrimas que venía con ello, pero fui más fuerte y no hubo ningún tsunami por el cual preocuparse.

Solo sonreí a su respuesta y estuve así todo el tiempo y mirando constantemente mi nueva pulsera que quedaba a la perfección en mi muñeca. Después de clases regresamos a casa, bueno yo a trabajar y el a preparar todo para la noche.

-Hola Chris, amm ¿Qué haces aquí? Hoy no trabajas- me pareció muy raro que Chris estuviera aquí, esto me parecía sospechoso, supongo que nada más y nada menos que mi madre estaba involucrada en esto.

-Si a mí también me alegra verte he Ner- dijo en tono sarcástico, era muy típico de ella-Y ¡Feliz Cumpleaños!- me lo dijo mientras corría a mi efusivamente y me abrazaba, yo no sabía que hacer al principio ya que realmente pareció una tacleada de fútbol americano y no un abrazo, el aire me falto por algunos segundos pero dejando eso de lado la abrace con alegría.

-Gracias Chris y bueno ya dime ¿Quién planeo esto?- le dije mientras me apartaba de su abrazo-tacleada tratando de recuperar el aliento y le daba la mejor de mis miradas inquisitivas.

-Oh yo no sé de qué hablas, a mí ni me mires así he, así que aparta esos ojos bonitos tuyos de mi- lo dijo mientras parecía que la hubiera insultado, ella tenía maneras extrañas de hacerme reír.  

-Si pececito, ella no tiene nada que ver en esto- dijo mamá saliendo de la parte de atrás del local.

-Así que asumes la responsabilidad mamá- dije mientras ponía los brazos en jarras, claro pareciendo indignada con la situación. Un poquitin de drama.

-Si pececito, lo hago, así date la vuelta y ve a casa a arreglarte, que tienes una cita esta noche- me lo dijo muy seria, mientras me decía con la mano que me vaya.

-Oh Dios eso no lo sabía ¡cuéntamelo todo!, vamos dime, dime, dime, dimeeeeeee- chillo Chris mientras alargaba la ultima palabra, me causo mucha risa pero obviamente no hay que dar señales al enemigo. Rayos porque tuvo que mencionarlo mamá, ahora no me la quitare de encima.

-Está bien si insisten- lo dije mientras me empezaba a reír y hacia caso omiso a el comentario de Chris. Me di la vuelta camino a casa mientras escuchaba que Chris seguía preguntando ansiosa, me encanta siempre tan discreta. Me fui, lo que está bien ya que aún no tenía la menor idea de que me pondría, ufff .

Llegue a casa, tome un baño y comencé a volcar mi armario.

¡¿Qué me pondré?! ¡Mayday Houston, Tenemos un problema!

Bueno tenía tiempo así que puse algo de música y encontré en mi mp3 la canción de Runaway baby de Bruno Mars y a revolver mi armario, si estuviera alguien viendo lo que hacía pareciese que solo volaban vaqueros, camisas y demás prendas. Por fin me decidí por un vestido azul marino de falda circular y sin tirantes, lo convine con unas sandalias planas de color marrón, un cinturón trenzado delgado del mismo color, accesorio solo me quede con la pulsera que me regalo Dylan y unos pequeños aretes que simulaban diamantes. Nunca he sido de mucho maquillaje así que me aplique base, algo de rubor un poco de sombra marrón claro, rímel y un pinta labios neutro, mi cabello como siempre ha sido rebelde, solo lo seque y aplique un poco de crema anti frizz, me mire al espejo y bueno no podía hacer milagros, pero si me veía mejor de lo que normalmente lucia. Para ese entonces podía sentir mis manos que no dejaban de sudar y mi corazón de quererse salir de mi pecho.

Trate de mantenerme ocupada en algo mientras llegaba Dylan, acomode de nuevo toda mi ropa en orden en mi armario, para amenorar mis nervios, tome una camisa y sentí que el alma se me caí a los pies, era la camisa del equipo de Yemaya.

Dios mi hermano.

Hoy también sería su décimo octavo cumpleaños, esta vez sí sentí mi corazón en mi garganta, me derrumbe en el suelo de mi cuarto sintiendo caer en un abismo donde la música se escuchaba ya muy lejos y una lágrima corrió por mi mejilla, escuche unos pasos en el pasillo aunque no hice mucho caso, ya que estaba demasiada ensimismada en mis recuerdos.

-Pececito ¿ya estas lista? No tarda en...- mamá no termino la frase, entro en mi cuarto y miro lo que estaba sosteniendo y después me miro a mi.

-Ner, ¿Qué pasa bebé?- pregunto mamá mientras caminaba hacia a mí y dándose cuenta que lloraba.

-Yemaya...- es todo lo que pude articular, mi garganta se sentía como si un millón de agujas tuvieran cabida en ella.

-Oh bebe, ven aquí- me abrazo y me acurruque en el pecho de mamá, me recordaba cuando era pequeña, cuando me caía siempre corría a los brazos de mamá y me reconfortaba su aroma.

-Lo extraño mucho mamá- dije entre hipos, lagrimas y un poco de moco. 

-Yo también bebe, pero no estés triste bebé, este día disfrútalo como si él estuviera aquí, a tu hermano le hubiera gustado mucho eso- me dijo mamá mientras acariciaba mi cabello, mis hipos empezaron a disminuir pero no mi tristeza.

-No puedo- dije apenas audible solo para nosotras.

-Si puedes pececito, cuando lo extrañes solo busca en tu corazón y ahí estará, jamás nadie podrá quitarte eso- mamá tenía razón, podría olvidar tantas cosas pero jamás su sonrisa y la alegría de nuestra infancia.

Me tranquilice mientras mamá me seguía abrazando.

-Anda pececito, límpiate esas lagrimas que ya casi llega Dylan y no querrás hacerlo esperar- mamá me dio un beso en la frente mientras se levantaba y dejaba mi cuarto. Solo asentí y empecé a limpiarme las lágrimas o la inundación que había caído por mis mejillas, fui al baño a arreglar el desastre y trate de recobrar la compostura.

NERISSA: EL LLAMADOWhere stories live. Discover now