Así, como las cartas de baraja inglesa.

Esto había surgido —hacían ya más de diez años— como una broma hecha por un chico enamorado: la primera disposición del nuevo Rey, fue que tendría una «Reina de Corazones»; la reina resultó ser su novia y, ¿por qué de corazones? Porque, aunque hubiese otra reina en el liceo, era ella quien tenía el corazón del Rey, explicó. Y el año siguiente a ése, la Reina coronada nombró a su novio «Rey de Espadas» y, ¿por qué de espadas? Porque, aunque hubiese otro rey, era su novio con quien ella se iba a la cama, dijo. Una espada, que hiciera alusión al amante.

Había resultado divertido y romántico, así que el año posterior a ése, los organizadores y encargados ya tenían dos coronas extras: las Coronas de Baraja, las cuales, una tenía incrustada una brillante espada, y la otra, un enorme —y ridículo— corazón. Aunque claro, no era una ley: también sucedía que los reyes no coronaban a nadie y las Coronas de baraja se desperdiciaban.

Y el año anterior, cuando Raimondo fue coronado, él eligió a Angelo como su Reina de Corazones.

Reina.

Y ante las insistencias de sus parientes —y amigo—, a Angelo no le había quedado más remedio que subir al escenario y aceptar el femenino título. Entonces Raimondo intentó ponerle en la cabeza su Corona de corazón, pero Angelo le advirtió: "Tócame con ésa mierda y te la meto por el trasero" y aunque lo dijo en voz baja, el micrófono estaba encendido y todos lo escucharon; siguiendo el juego, la Reina coronada —Paola Ariste— hizo lo suyo y comenzó a gastarle bromas a su «rival» —a Angelo—, a quien, al final, también nombró Rey de Espadas, provocando que el Petrelli se ganase varios ofensivos e irritantes sobrenombres alusivos a su calidad de amante de la pareja real.

El Derecho de postulación, para ser Rey o la Reina, era exclusivo para personas con talentos en los deportes, en el arte, para los alumnos con notas sobresalientes, para gente exitosa, o para los que se esforzaban verdaderamente... y Annie no se consideraba nada de eso, ¿acaso era una broma de su prima Lorena?

—A todos les gusta tu sección literaria en el periódico, Annie —le explicó la pelirroja—. Al principio, cuando comenzaron a darte Karma por eso, la realidad es que ignoré los varios votos, pues no quería que me acusaran de beneficiar a mi prima, pero luego el maestro Falcó me señaló que muchos alumnos traían bajo el brazo esos libros que tú recomendabas y que, durante el almuerzo, la biblioteca se llenaba de chicos que buscaban silencio para sentarse a leer.

»Te ganaste el Karma y ahora puedes postularte como Reina de Invierno, ¿qué te parece?

—¡Ah, qué emoción! —festejó Jessica.

En otro momento, Anneliese hubiese celebrado con ellas..., pero no podía.

—Qué bien —fue todo lo que dijo.

Lorena y Jess se miraron entre sí, ¿qué le sucedía a ella? ¿Por qué no estaba dando de saltos, como era de esperarse?

Cuando las clases terminaron, de camino a casa, Angelo orilló el auto —Raffaele no estaba en casa y Matteo nuevamente le había dejado el Audi de su madre (ella, con tal de no ir a buscar a sus hijos cada tarde, al liceo, le había dejado su auto a Matteo para que pudiera transportarlos)—, y le preguntó si todo estaba bien; Annie realmente parecía tener un problema: estaba pensativa, silenciosa, y... lucía triste. Además, hacían días que no comía bien.

—Sí —ella sacudió la cabeza—. No pasa nada. De verdad.

—¿En verdad?

—Sí.

Y aunque él no lo creyó, no insistió más. No le gustaba abrumarla, especialmente cuando era algo de lo que a ella le costaba hablar. Cambió de tema:

Ambrosía ©Where stories live. Discover now