Capítulo 22

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22.

Cuando abrí los ojos me quedé mirando fijamente el techo de la habitación. Estábamos sumergidos en una especie de penumbra, y de no ser por el rayo de luz que entraba desde la esquina de la ventana, en donde la cortina no alcanzaba a cubrir, apenas podría vislumbrar la silueta del cuerpo de Tom que estaba a mí lado.

Podía sentir su respiración profunda y pausada, y busqué su abrazo por debajo de las sábanas para sentir su cuerpo tibio y abrazarlo. 

Él se removió como por instinto, como si supiera que estaba tratando de apegarme más a él pese a que seguía dormido. 

Sin poder evitarlo levanté una de mis manos y le toqué el rostro. Tom reaccionó de inmediato, como si mi tacto le hubiese perturbado el sueño abruptamente. 

Me sentí un tanto culpable, pero sin decir ni una sola palabra le permití estirar sus brazos y bostezar sonoramente antes de abrir sus ojos y observarme.

Su sonrisa no alcanzó a formarse antes de erguirse rápidamente, como si estuviese preocupado por algo sumamente importante.

—¿Qué hora es? —preguntó y noté que buscaba algo debajo de la almohada.

—No sé.

La luz de su celular le iluminó la cara. Estaba con el ceño fruncido, pero apenas consiguió ver la pantalla su semblante se relajó de golpe.

—Pensé que era de mañana —susurró antes de volver a recostarse—. No puedo faltar a clases. 

Quise reír. Debían ser apenas las una de la madrugada.

—Relájate —le aconsejé permitiendo que pasara su brazo por debajo de mi cabeza.

—Hemos dormido todo el día.

—Lo sé.

Tom me miró y su cuerpo de a poco fue relajándose. Sentí como los músculos de su brazo se amoldaban cada vez mejor a mi cuello, hasta que pudo flexionarlo y atraerme con el hacia su rostro.

—Apenas llevas unos días en clases y ya estás preocupado.

—Con más razón —murmuró—. Tengo que ponerme al corriente con todo lo del semestre.

Asentí sin decir nada. No entendía del todo como funcionaban los métodos de estudio en la universidad, y aunque sabía que Tom había llegado un par de semanas atrasado, podía con eso y mucho más. 

Noté que estaba mirándome de reojo. Yo jugueteé un momento con un mechón de su cabello enredado, deseando quedarme así por siempre. 

Cuando no soporté su silencio, levanté levemente la mirada y me encontré con sus ojos. Se veían claramente pese a la oscuridad.

—¿Qué pasa? —Le pregunté. 

Alzó una de sus cejas ante mi nerviosismo, y sacó su mano libre que aún tenía debajo de las mantas para acariciar mi frente.

—Pensé que iríamos al cine —se burló.

Aproveché que no podía notar mi sonrojo para arrastrarme un poco más arriba, tan cerca de su rostro como pude.

—Ya es un poco tarde —dije en voz baja—. ¿Tienes hambre?

Tom asintió, pero apenas hice el intento por levantarme me detuvo.

—Todavía no —suplicó—. Quédate un rato más aquí.

Apretó levemente los labios y con ese simple gesto me convenció. 

Un Juego de amigos.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin