Capítulo 19

19.7K 691 8
                                    

19.

No volví a llorar. Ya estaba cansada de derramar más lágrimas por una estupidez. Yo sabía que Tom estaba arrepentido y yo había perdido el control, pero me había hecho daño y todavía no sabía cómo lidiar con ese nuevo sentimiento.

De alguna forma, todavía tenía vergüenza por lo que había hecho. No me arrepentía, pero la mirada retadora de Tom me había hecho sentir acongojada y no sabía de que manera enfrentarlo.

Necesitaba pensar y despejar mi mente.

Yo no podía odiarlo, ni siquiera enojarme mucho tiempo con él. Lo necesitaba a todo momento a mi lado, que me reconfortara, o simplemente me hiciera saber que estaba y siempre estaría conmigo.

Yo ya le había dicho todo lo que sentía, todo lo que pensaba, lo que quería. Sabía que él me correspondía con la misma intensidad, pero como nunca antes había sucedido algo así entre nosotros, no sabía cómo reaccionar, cómo olvidar el tono furioso en su voz.

No era culpa de Tom que Astrid lo quisiera más de la cuenta, no podía acusarlo por lo que yo sentía cuando los veía cerca, aun después de lo que había pasado.

Simplemente destrozaban mi paciencia y mi compostura las actitudes de ella, y el haberse metido entre nosotros de aquella manera, invadiendo nuestra intimidad, había podido conmigo.

Yo me sentía justificada, aunque a los demás no les pareciera bien. Eso no era mi problema.

Mamá había notado que algo sucedía, pero no me había preguntado demasiado después de haberla saludado. Yo había subido directamente a mi habitación.

Ya no me podía fiar de mí, mi conciencia y mi cuerpo actuaban por separado. Al final siempre me traicionaban, y no quería que continuase sucediendo porque cada vez que ocurría, me acordaba de todo lo que había sufrido y llorado con la partida de Tom.

—Mamá, qué haces... —le pregunté cuando entró.

—Es hora de que acomodes un poco tu habitación. Aún no te has llevado ni la mitad de tus cosas.

Me recosté sobre la cama de brazos y piernas estiradas. No tenía ganas de nada, solo deseaba dormir un poco. 

—Lo sé.

Cerré los ojos y respiré hondo, tratando de dormir un poco. Tenía sueño, pero no podía, simplemente tenía la cabeza vuelta loca.

—¿Quieres contarme realmente qué fue lo que sucedió en casa de Tom? 

Tragué saliva, y cuando ella se acomodó me vi acorralada.

Era mi mamá, no me iba a juzgar. Yo sabía que podía confiar en ella, pero aunque era vergonzoso, tenía ganas de contarle.

—Esa chica —murmuré—. Astrid entró en la habitación de Tom sin golpear, así que le partí la nariz.

Diana entrecerró los ojos y respiró hondo.

—Ya veo  —dijo.

—Ella se le quedó mirando —hice una pausa—, y Tom estaba... desnudo. Básicamente salté sobre ella y le arranqué algo de cabello.

—Y luego qué pasó.

—Bill se la llevó abajo y yo discutí con Tom. Estaba muy enojado y me gritó.

—No es para menos —murmuró—. Es su prima.

—Eso no me importa. Yo sé que a ella le gusta Tom —regañé y crucé mis brazos por encima de mi pecho—. No la soporto.

—Pero qué importa lo que ella sienta. —Mamá se encogió de hombros—. Tom te quiere a ti.

—Es lo que dijo él —farfullé—. Gracias por hacerme sentir más culpable.

Un Juego de amigos.Where stories live. Discover now