06; El último deseo de una anciana.

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—Lo sé y lo siento tanto.

—No, no es eso. Quiero irme de Beacon Hills.

—¿Q-que?

—No te pediré dinero, intentare conseguir empleo en la clínica junto a Scott y con eso pagare el boleto de avión.

—¿El boleto de avión a dónde?

—Me iré a vivir con mi padre a Nueva York.

—Eso queda muy... lejos.

—Lo sé. Es solo que esta no es la vida que quiero.

—Esto ha sido mi culpa, si tan solo te hubiera prestado más atención en lugar de...

—Esto lo he provocado yo —la tranquilicé.

—¿Cuándo te iras?

—Cuando consiga el dinero.

—Podría pagarte el viaje pero eso solo haría que te marcharas más rápido. ¿Y qué sucede con tu madre? Ella te ha dejado a mi cargo.

—Sí, lo sé. Pero aún está mi padre y creo que también merece que pase algo de tiempo con él.

—Lo siento —salió corriendo de la habitación.

Mi tía no regresó al hospital a visitarme después de aquella noticia, por lo que me vi obligada a llamar a Melissa para pedirle que me diera de alta antes de tiempo.

—¿Me has llamado? —preguntó Melissa.

—Necesito salir de aquí así que, ¿podrías inyectarme algo que lograra que esté de pie en menos de una hora?

—¿Y si alguien se entera? Perdería mi trabajo.

—Nadie se enterara, te lo prometo.

—Bien, ya vuelvo.

En aquel momento no me importaba si al día siguiente lograría moverme, tan solo quería salir de aquel lugar y no regresar nunca más.

—He vuelto —dijo Melissa entrando nuevamente en la habitación.

—¿Qué es eso? —pregunté observando la gran aguja que llevaba en su mano.

—¿Quieres estar de pie antes de media hora? Entonces esto será tu única opción.

»Tan solo te dolerá un poco —extendí mi mano—. No cielo, la aguja se inyecta en tu nuca.

—¿Q-qué? Hazlo.

Melissa hizo caso omiso e inyectó la maldita aguja.

—¿Puedes levantarte? —preguntó.

—Eso creo.

—¿Volverás al instituto?

—Mis amigos aún están allí, nunca debí salir.

—Necesitan un antídoto o por el contrario morirán.

—¿Que antídoto?

—Está en la bodega de los Hale.

Ya que el auto de Lydia se encontraba en el seguro siendo reparado me vi obligada a tomar un taxi. Al llegar allí inmediatamente localice al sheriff, pero al intentar acercarme dos policías no me dejaron avanzar hasta él.

—¡Sheriff!

—Déjenla pasar, la conozco.

—¿Aún siguen dentro?

—Si.

—Necesito entrar allí o por el contrario morirán infectados.

—¿Morir? Entra.

Lydia's cousin | Teen WolfWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu