Capítulo 13: Dormilones

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Haberme despertado viendo a Allison resplandeciente con aquella extraña pero majestuosa pluma en manos, sonriendo al haber logrado su cometido es una imagen que atesorare en mí.

No todas las mañanas tienes una maravillosa vista.

Luego de habernos comido las frutas Alli busca un recipiente con algo verde y pastoso...

¿¡Que diablos es eso!?

Mete un dedo en aquella pasta y la acerca a mi rostro, por instinto me aparto con cara de asco. Ella empieza a reírse.

—Oh vamos, no me digas que no sabes que es— niego con la cabeza.

—Solo es un poco de pepino...

Me tranquilizo.

—Con cebolla, ajo y vinagre— culmina.

Me tenso.

—Es delicioso, mira— mete el dedo en su boca, probando aquella locura.

No respondo.

—¿Sabes? Me han dado unas incontenibles ganas de besarte.

Oh mierda.

—Ven acá, amor— dice.

Más mierda.

¿Como podría alejarme con ella llamadome de esa forma? ¡Por primera vez!

Inseguro pero decidido me acerco a ella y estampó rápidamente nuestros labios, esperando aquel extraño banquete de sabores.

Pero soy recibido por el pepino un tanto... ¿agridulce?

Ella sonríe aun besándonos.

—Solo es pepino con piel de abeja y un poco de limón— susurra en mis labios.

¡Santa mierda!
He sido engañado se nuevo.

—Estas me las pagarás, princesita.

La sujeto de la cintura y la poso sobre la cama con el recipiente aún de por medio, Allí mantiene sus ojos cerrados y sus manos en mi agarre, me apoyo con una mano sobre la cama y con la otra busco aquella mezcla, al conseguirla la tomo y coloco sobre la mesita de noche, introduzco cuatro dedos, me separo de Allison aun en la misma posición y paso mi mamo embarrada por su frente y cabello.

Acabo de entrar a un área de alerta roja.

Abre los ojos al instante y me mira mal.

—Te quiero princesa— trato de calmarla.

Ella copia mi hazaña y en pocos segundos mi cabello es verde.

—Te quiero amor— trata de calmarme.

Y lo logra con solo una palabra.
Soy su amor.

La ayudo a incorporarse y me enseña la forma de aplicar la pasta, tomo mas entre mis dedos y se la aplico de forma circular sobre sus pómulos y luego el resto de su cara y ella me imita.

Al tener la mascarilla echada lavamos nuestras manos, colocamos la alarma para dentro de veinte minutos, nos acostamos y colocamos las rodajas de pepino en nuestros ojos.

Alli busca mi mano y la toma con suavidad.

—Siempre quise hacer esto con un hombre— ríe —se que es raro, pero me divierte sacarte de tu zona de confort.

—Gracias por volverme bello— le respondo entre carcajadas.

Trascurrido el tiempo nos tomamos las necesarias fotografías de recuerdo, lavamos nuestra cara con agua fría y Allison esparce por nuestro rostro algún tipo de crema.

—Oh que suavesito— exclama mi princesa masajeando mi pómulo de arriba a abajo.

—Oh que suavesito— la imito tocando sus labios.

Ella se ruboriza.

Allison me a dicho algo sobre unas pequeñas crías de oso que ya estarán en publico en el zoológico y en definitiva, hacia allá nos dirigimos pero antes pasaremos a buscar a Lucy a la cual Alli apenas acaba de decirle que mañana se va.

Mañana.
Solo un día.

Al estar todo dentro de la camioneta, su amiga empieza una larga reprimenda que al finalizar se convierte en abrazos estranguladores hacia Allison.

Llegamos al zoológico y mi princesa, podría decir que por inercia, se a dirigido automáticamente al área de los osos.

Una gran osa negra se pasea por los alrededores de la imitación de una cueva con dos ositos jugando entre sus patas, ella toma uno y lo lleva dentro y repite el proceso con el faltante.

—¡Joder osa, no seas egoísta!— le grita Allison como si pudiera entenderla.

—¡Saca a esas bolas de pelo, AHORA!— la sigue Lucy.

—Señora osa, ¿podría sacar a sus hijos para que estas adorables mujeres los observen?— digo burlandome de las chicas.

Ellas me miran mal y juntos empezamos a reír.

Tras realizar un largo recorrido por en zoológico estamos agotados y sudados, mi princesa tiene sus mejillas rojas y sus pasos son cada vez mas lentos.

Me coloco a espaldas de ella y flexiono mis rodillas quedando de su tamaño.

—Vamos sube— la animo —soy tu oso escolta.

Ella sigue dudando.

—Demonios Allison si no te subes tú lo hago yo— exclama Lucy.

Antes de darme cuenta ya la tenia sobre mi espalda.

Caminamos hasta las afueras del zoológico, compramos agua y para cuando llegamos a la camioneta ya nos habíamos recuperado.

De regreso estaciono en un pequeño restaurante venezolano (para sorpresa de las chicas), Lucy baja rápidamente con brillo en sus ojos, Allison lo hace mas tímido casi apenada.

—Vamos princesa, relajate— le digo sonriente y ella asiente.

Nos sentamos y pedimos, poco después llega un camarero con la comida, le agradecemos y empezamos a comer. Todos pedimos pabellón según Alli es una comida típica, consiste en arroz, carne esmechada, plátano frito y caraotas (grano), totalmente delicioso.

Ya a las afueras del edificio número 7, donde vive Allison, se encuentra Lucy diciéndole todo tipo de cosas que debe traerle de Venezuela, eso, si mal no escuche incluye a un venezolano.

Lucy se va caminando excusándose de que debe salir antes de llegar a casa.

En el departamento de Alli ambos nos turnamos para ducharnos, son alrededor de las cinco de la tarde por lo que decidimos ver películas hasta entrada las diez de la noche. Wow, que rápido pasa el tiempo.

Mi princesa esta dormida a mi lado, tomo el cobertor y nos arropo.

Ella de espaldas a mi cuerpo pero cerca de mi, paso mi brazo por su cintura hasta posarla en su abdomen y dejo que su esencia me embriague.

Estoy obsesionado de su aroma, de su piel, de sus movimientos serenos al dormir, de ella.

Mi amada bella durmiente.

Crónicas de una chica simpleWhere stories live. Discover now