Tenia Que Ser Una De Las Doce [Justin Bieber&Tn]

«NO PIENSO PASAR UN SÓLO DÍA MÁS SIN TI»

  —Mamá.
Pattie deja el delantal sobre la mesa y camina hasta la entrada. Justin venia radiante, con un vivaz tono rojizo en las mejillas. Su madre no pudo más que sonreír.
—Alguien tuvo un buen día.
Justin se acerca a ella sonriendo, levantándola por la cintura, haciéndola girar en el aire. Segundos más tarde, él la deposita cuidadosamente de vuelta al suelo.
—Fue por mucho el mejor día. La pasamos riquísimo en el lago. Era un lugar muy bello.
—Bueno, eso me hace feliz ¿Y ___________?
—La he dejado en su casa. Sus padres nos invitaron a cenar. Le avisé a papá de camino. Por suerte lo agarré desocupado esta noche.
—Ah, eso es grandioso. Ya es hora de conocer a los padres de la chica que trae girando a mi hijo.
Él sonríe, total y absolutamente enamorado.
—Ellos también quieren conocerte.
—¿A qué hora es la cena?
—Mm, es dentro de una hora.
—Oh, no puede ser. Tengo que darme un baño y arreglarme, todo a la carrera. Debiste avisarme antes.
—Pero si como quiera te ves muy guapa.
Ella sonríe, feliz, al borde de las lágrimas.
—Hubo un tiempo en el que creí haber perdido a mi hijo, al niño dulce y caballeroso.
Justin hace una mueca.
—Lo sé, lamento haberme comportado así —le da un beso en la mejilla—. Te quiero muchísimo.
—Yo a ti, Justin —se seca las lágrimas—. Bueno, ve a ponerte guapo. Yo iré a darme un baño y esas cosas.
Él le sonríe, subiendo las escaleras rapidísimo. Saca el móvil del bolsillo y marca su número.
—Hola —canturrea energética.
—Ya hablé con mamá —se desploma en la cama—. Sólo llamo para avisar que estaremos allí dentro de una hora.
—Mm. Qué rico, porque ya te echo de menos.
Justin sonríe embobado.
—Yo igual. Pero ya sabes lo que te dije. Nos casaremos algún día. Oh, y pobre de ti, porque no voy a dejar que salgas de la cama.
La chica suelta una risita histérica, sofocada.
—Siempre consigues que se me vaya el aire.
—Me gusta, me gusta.
—Bah.
—Oye, ¿qué te parece si nos casamos cuando tengas dieciocho?
Silencio.
—Justin, ¿te volviste loco?
—No, claro que no. Mira, honestamente no me gusta llegar a casa y no dormir contigo. Me siento muy solo.
—Justin, pero...
—Oye. No pienso pasar un sólo día más sin ti, me muero. Somos compatibles en todas las formas. Por favor, __________, tu cuerpo y el mío encajan como dos piezas de rompecabezas hechas con el mayor cuidado. Te amo, uf, no tienes idea de cuánto.
—Justin, yo también, pero las personas se casan a los dieciocho porque hay un bebé de por medio.
—O porque están locos el uno por el otro. Yo estoy loco de amor por ti, condenado demonio. Muero por compartir mi cama contigo. Joder, incluso quiero llenarte el vientre de niños.
La chica vuelve a soltar una risita histérica.
—Justin, sigo teniendo diecisiete años.
—Niña, no vas a tenerlos para siempre. Por favor, por favor, dime que vas a casarte conmigo. Te lo suplico. Piénsatelo. Te amo. TE JURO QUE TE AMO, ___________. Te juro que adopto la abstinencia hasta la boda si me dices que sí.
—Oh, Justin, es muy complicado.
—Te dejo que lo pienses. Piénsatelo. Ya eres mi mujer. Sólo falta que seas mi esposa. Y te lo juro, no voy a parar hasta que lo seas. Piénsatelo, mi amor. Por favor.