v e i n t e

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Capítulo 20




Atención: este capítulo está dotado de contenido sexual que puede afectar a la sensibilidad del individuo. Se recomienda que no sea leído por menores de 18 años, pero teniendo en cuenta que lo escribe una chica de 14, esta recomendación es una estupidez. Así que si quieres disfruta de este capítulo hot. ⚡
Sof

Me volvió a besar y el beso se profundizó. Se volvió salvaje y lleno de pasión.

Nos levantamos del sofá y mientras nos seguíamos besando subimos las escaleras del piso hasta llegar a mi habitación.

Una vez allí nuestros labios se despegaron y le quité la camisa a Sergio, dejando ver sus tatuajes y sus definidos músculos. Dios, eso me ponía mucho.

El quitó mi camiseta y la tiró por algún lugar de la habitación.

Me tiró a la cama y me volvió a besar mientras sus manos bajaban hasta mi short. Desabrochó éste y con mi ayuda me lo quitó.

Yo llevé mis manos a su pantalón e hice lo mismo que él con el mío.

Se tumbó encima mía y pude notar su gran erección, lo que me hizo gemir.

Mi coleta ya no era una coleta, la goma se había perdido y mi cabello estaba suelto.

Nuestras lenguas jugaban entre ellas. Era una sensación que ya había experimentado, pero con Sergio el placer se triplicaba.

Sus manos fueron a parar a mi espalda, desabrochó mi sujetador y lo tiró en el mismo sitio que mi camiseta.

Los tocó, chupó y manoseo.

Sus manos bajaron más, hasta llegar a mis bragas. Me las quitó y las tiró al mismo sitio que mi camiseta y sujetador.

Me besó en los labios y fue bajando. Pasó por mi cuello, en el que dejó un chupetón, por mis senos, por mi vientre hasta llegar a mi zona íntima.

Sin ninguna barrera que se lo impidiera, dio un beso húmedo en mi clítoris. Eso hizo que soltase un gemido de puro placer.

Pasó su lengua por mi entrada varias veces y se detenía en el clítoris dando suaves caricias.

Su lengua entró en mi y gemí su nombre. Hundió más la lengua y era como estar en el cielo. No sabía que podía llegar tan hondo.

— Sergio... — gemí más fuerte al ver que su lengua seguía entrando y saliendo.

Mis manos se posicionaron en su cabeza. Presioné su cabeza para impedirle levantarse e intensificar el placer.

Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando para. Mi cabeza se levanta instintivamente y el también lo hace.

— ¿Por qué paras? — le pregunté de mala gana.

— Quiero que llegues al orgasmo cuando esté dentro de ti — me dijo al oído.

Su voz sonaba ronca, dios, me encantaba.

Me volvió a besar y hundió su boca en mi cuello. Llevé mis manos a su espalda y enrolle mis piernas en su cadera, notando su erección presionar en mi entrada. Él antes de nada se puso protección y volvimos a la misma posición de antes. Lo quería ya.

— Sergio, házmelo ya, por favor — le dije suplicándole.

— Tus deseos son órdenes — susurró en mi oído y entró en mí.
Gemí en su oído al sentirle dentro.

Él se movía suave, iba lento. Adoraba esa sensación, era suya y él era mío.

— Más rápido — le pedí cerrando mis ojos y echando mi cabeza hacia atrás.

Él hizo lo que le pedí y aumentó la velocidad de sus embestidas.

Nuestras respiraciones alteradas se mezclaban con nuestros gemidos y jadeos, llenando el silencio de la casa.

— Ya... ya llego... — le dije jadeando de placer.

Dio dos embestidas más y llegué al clímax gimiendo su nombre por todo lo alto.

Él tardó un poco más que yo, entró y salió tres veces más y noté como se descargaba dentro del preservativo.

Su cara estaba hundida en mi cuello y notaba su respiración agitada, que poco a poco se iba relajando.

Se levantó de encima mía y se tumbó a mi lado. Cogió mi mano y la entrelazó con la suya.

Giré mi cabeza y le miré a los ojos. Él hizo lo mismo y una sonrisa picaresca salió de sus labios, haciendo que a mi también me saliera.

Permanecimos un tiempo en silencio hasta que él habló.

— ¿Sabes? Desde que cumplí los 16 años he soñado con hacerte esto, pero tenías 14 años y eso me echaba para atrás — dijo riendo.

Yo reí también y me acerqué más a él.

— Te quiero, Sof — me dijo mirando al techo.

— Yo también te quiero, Sergio — le contesté incorporándome y besando sus labios.

Él me siguió el beso y se puso encima mía otra vez.

Y lo volvimos a hacer. Estuvimos toda la noche dándonos amor y placer.






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Mejores Amigos. Sergio RamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora