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Capítulo 3

Me desperté entre sudores fríos, había tenido una pesadilla. Puta película, joder.

Salí de la cama y corrí hacia la puerta, no estaba muy segura de lo que iba a hacer, pero me niego a dormir sola.

Así que fui a la habitación de los padres de Sergio y entré.
Me acerqué a la cama y le moví un poco.

— Sergio. —susurré. Él se movió lo suficiente para que yo viese que dormía sin camiseta.

Me sonrojé, menos mal que estaba oscuro.

— Sergio. —volví a llamarle ya que no se despertaba. Esta vez sí dio efecto ya que abrió los ojos.

— ¿Sofía? ¿Qué pasa? —preguntó restregándose los ojos.

— Es que... tengo... miedo. —dije algo avergonzada. — No quiero dormir sola, ¿puedo quedarme aquí? —pregunté con tono inocente.

— Claro. —dijo y quitó las sabanas para que yo pudiese entrar y tumbarme.

— Gracias. —le dije ya tapada. Él me puso un brazo encima y me dio las buenas noches.

Tuve otra pesadilla, sueño erótico, mejor dicho.

Estábamos Sergio y yo en el salón de mi casa cuando de repente Sergio me besa.
Yo le seguí el beso que se subió de tono. Ya sabéis a lo que me refiero. Me puso contra la pared mientras me besaba y me miró a los ojos. Metió sus manos debajo de mi camiseta acariciándome la espalda y pronunció unas palabras:

"Siempre quise hacer esto."

En ese momento me desperté. Que sueño más... raro. Dios mío, había tenido un sueño erótico con mi mejor amigo.

Miré a Sergio y al parecer él también estaba soñando. Me pregunté que estaría soñando, hasta que vi algo.

Como era verano sólo nos tapabamos con una simple sabana y vi el efecto que ese sueño  estaba causando al cuerpo de Sergio.

Era un sueño parecido al mío ya que el "amigito" de Sergio estaba despierto. Y ya sabéis a lo que me refiero con "amigito".

No sé en qué estaba pensando, pero tenía curiosidad. Al final acabé durmiéndome, pero malamente recordando mi sueño y la imagen de Sergio.


Al día siguiente cuando me desperté estaba sola en la cama. Me levanté y bajé abajo. No había nadie en el salón, fui a la cocina y lo vi.

Estaba ahí de espaldas, sin camiseta, solo con unos pantalones de deporte flojos, dios mio. Me muero, enserio. Con lo del sueño de anoche no puedo verle con otros ojos.

Intenté aparentar normalidad y entré en la cocina.

— Hola. —saludé y él se dio la vuelta con una sonrisa.

— Buenos días, Sof. —se volvió a girar y yo me posicione a su lado.

Terminamos de desayunar y nos fuimos a vestir. Yo me puse mi ropa del día anterior.

Ya eran las 18.35 de la tarde, Sergio y yo habíamos pasado todo el día juntos, jugamos al fútbol en el jardín, fuimos a comprar helados, ya que era verano, nos reímos... una tarde perfecta.

Llegamos a aquella plaza donde habíamos quedado y nos sentamos a esperar. A los 10 minutos sus padres y sus hermanos aparecieron. Nos acercamos a saludarlos.

— Hola. —saludé son una sonrisa.

— ¡Sofía! —gritó Mirian, la hermana de Sergio. — Que guapa estás. —dijo dándome un abrazo.

— Gracias, tu también. —le dije.

— Hola, Sofi.—me saludó René, su otro hermano.

— Hola, René. —sonreí.

Sergio saludó a sus hermanos y yo saludé a su padre y a su madre.

— Hola, Sofía. —le di dos besos a su madre y un apretón de manos a su padre.

— Hijo. —le dijo su padre a Sergio. — Tenemos que hablar.

— No he hecho nada. —se defendió y levantó las manos.

— Tranquilo, cariño, no es de eso. —le dijo su madre.

— Bueno, yo me tengo que ir, ha sido un placer volver a veros. Adiós. —me despedí de ellos.

Le dí un abrazo a Sergio y me acerqué a su oído.

— Luego me cuentas. —le susurré y él asintió.

Mejores Amigos. Sergio RamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora