A Cazar

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El aire en los pulmones de Alec dolía con cada exhalación. Ahí, frente a él estaba de nuevo y Alec no podía moverse.

-Max –Lo llamo. y su cuerpo lo obedeció finalmente al dar un paso hacia el pequeño. Se congelo al ver que Max se alejó dando un paso atrás. -¿Qué sucede? –Pregunto angustiado.

-Tú no eres mi hermano. –Dijo Max acusando a Alec.

-¿Qué estás diciendo? Claro que lo soy. Mírame. Soy tu hermano. Max ven. –Dijo y extendió su mano.

-Mi hermano nunca se comportaría así, mi hermano seria inteligente y les diría a todos los que el demonio le está haciendo.

-Max. –Dijo Alec sacudiendo la cabeza. –No lo encuentran, no pueden salvarme. No puedo hacerles eso.

Max miro a Alec con frialdad. Demasiado duro como para soportarlo.

-Max –Llamo de nuevo Alec y sus rodillas cayeron al suelo. –Por favor, ven –Alec extendió sus brazos hacia su hermano.

Max negó con la cabeza. –¡No! No hasta que me pruebes que eres Alec.

-¿Cómo hago eso? –Dijo Alec con dolor.

-Sálvate. –Exigió Max. –No te dejes vencer.

-No puedo.

-Entonces no eres un Lightwood.

-¡MAX! –Grito Alec mientras miraba como el pequeño se alejaba de él corriendo. Desapareciendo en la oscuridad.

* * * * *

Alec se sentó en su cama de un sobresalto. Su respiración estaba muy agitada, podía sentir su camiseta mojada por el sudor. Era un remolino de emociones, todas girando en su pecho sin dejarlo respirar, angustia, miedo, coraje, confusión, necesitaba sacarlo, necesitaba terminar con ello. Sintió la necesidad de gritar...

-Wow, wow. –Dijo Magnus mirando a Alec. -¿Qué pasa?

Alec se percató de Magnus y se sintió aliviado en un segundo. –Magnus. –Dijo en un suspiro mientras lo tomaba con fuerza del abrigo para acercarlo. –Estas aquí.

Magnus lo abrazo con igual fuerza aun sin salir de su asombro. -¿Qué pasa? –Pregunto al percatarse de la forma en la que temblaba en sus brazos.

-Una pesadilla. –Dijo Alec en el cuello de Magnus. –Max... él...

-Shh –Susurro Magnus en el oído de Alec como si este fuera un niño, mientras acariciaba su cabello –Todo está bien, estas despierto ahora.

El Cazador se aferró a sus brazos por bastante tiempo más.

Alec se separó tan solo un poco para mirar a los increíbles y hermosos ojos de Magnus que lucían preocupados ahora. Y llevó su mano hacia el cuello del brujo, acariciando el costado de su rostro y bajando hasta su hombro. Alec, con Magnus así de cerca no se sentía como un niño para nada.

-Bésame. –Le pidió. –Magnus, bésame.

Magnus perdió el aliento. Se precipitó hacia los labios de su amado. Alec lo tomo con mucha más fuerza, la cercanía que tenían ahora no era suficiente ni tampoco los besos ansiosos y desesperados.

-Magnus. –Dijo Alec haciéndole una petición al brujo, una hermosa e irrefutable petición.

Como si se tratase de un arrebato, Magnus aparto las mantas para abrirse camino dentro, con Alec, quedando sobre su regazo, sus piernas alrededor de Alec, mientras recibía ayuda del chico para deshacerse del abrigo el cual cayó al suelo junto con la camiseta de él.

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