Magnus Bane

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-De pie, chicos se hace tarde. -La voz de la Señora Carter se colaba por las escaleras hasta la habitación donde se encontraban Gwen y Alec, estos se movieron tan solo un poco en protesta, pero no se levantaron.

-No tengo ningún inconveniente en subir por ustedes jovencitos y meterlos yo misma a la ducha.

Gwen salió de la cama en un salto haciendo que el cobertor descubriera parte de Alec. Lo observo por un momento pero este no se movió. -¿Qué esperas? Levántate, -Exigió su prima.

Alec tomo el cobertor y lo subió para cubrirse de nuevo, ahora hasta tapar incluso su rostro. -No tengo problemas en la idea de que me bañen. -Dijo el chico desde debajo de las mantas. -He tenido interesantes sueños con una bella chica y una súper bañera en la que...

-Pero la que subirá a bañarte es tu madre ¿Eso no lo hace...

Alec dejo la cama de un salto. -Increíblemente aterrador.

El chico salió de la habitación, su pelo negro en diferentes direcciones, vistiendo un holgado pantalón pijama y una camiseta gris con negros en las mangas, se dirigió de inmediato a su propia habitación.

-Y no te demores. -Dijo Gwen desde el pasillo a su primo. -Un baño y algo simple, vas a la universidad no a un desfile de modas.

-Por ello tengo que verme bien, nunca sabes a quien conocerás ahí. -Dijo el chico sin dejar de avanzar.

-Pues no voy a esperarte.

Alec asomo su cabeza al pasillo y sacudió su mano con intención, ya que de ella colgaban unas llaves, las cuales resonaron fuertemente. -Yo tengo el trasporte, ¿Recuerdas?

Gwen entro a su habitación y azoto la puerta tras ella, Alec hizo lo mismo pero sin azotamientos de puertas y con una sonrisa triunfante.

* * * * *

Alec siempre había pensado que conducir en los suburbios siempre había sido mucho más sencillo que conducir entre las calles transitadas de Manhattan. Los primeros semestres de universidad ambos habían asistido a la Universidad de Nueva York, pero hace un semestre sus padres habían decidido que una universidad privada, cerca de su hogar, era mucho más conveniente, a Alec le encanto la idea de inmediato, las universidades privadas iban mucho mas con su personalidad, mientras que Gwen se sentía como en un aparador, en donde los padre podían presumir a sus hijos y decir lo brillantes que eran. Imagine Dragons se escuchaba en el estéreo del auto, Gwen movía su cabeza sutilmente con la música mientras estudiaba sus propios apuntes.

-¿Cómo vas con eso? -Pregunto Alec.

-Nada bien. -Confeso la chica.

-No tienes que hacerlo, si tu no... si no quieres hacerlo.

-Lo hare, es lo menos que puedo hacer.

-Nada de eso Gwen, nadie puede obligarte a nada, y el que se atreva tendrá que enfrentarse a mi muy retorcido rencor.

Eso saco una sonrisa de Gwen. Suspiro y miro a su primo. -Nadie me obliga, -Dijo -En verdad quiero hacerlo, solo, quisiera que sonara un poco mejor...

-Lo harás bien. -Conforto Alec a su prima.

El pequeño Corolla de color negro brillante, que desde luego era del último modelo, se detuvo en un semáforo, un par de chicas pasaron frente de ellos, atrapando la mirada de Alec, él era impresionante desde el punto de vista femenino, tenia increíbles ojos azules y como si necesitara un poco más, la manera de vestir lo hacía lucir una mitad mas de llamativo. Las chicas se hablaron en secretos y sonrieron al chico, levantando su mano para que este las saludara, Alec lo hizo y ellas se movieron coquetas en un infantil triunfo. Alec y Gwen se miraron y rieron al mismo tiempo.

Te EncontrareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora