Capítulo 29. Intento.

3.3K 201 32
                                    

-CLARKE- 

Lexa y yo salimos de la habitación. Nos dirigimos a una sala en la que había una mesa redonda, llena de fruta y diferentes tipos de platos preparados -Que buena pinta- dije mirando a la mesa y luego a Lexa. Ésta me dedicó una leve sonrisa.

Nos sentamos una al lado de la otra, pero no cerca. Vino un hombre, supongo que fuera sirviente -En unos minutos les traerán los platos y cubiertos para que puedan empezar con su comida -Lexa lo miró extrañada y me volvió a mirar a mi. -Permítame servirle la copa, Heda- dijo el chico extendiendo la mano para servir la copa de Lexa. Lo hizo y Lexa cogió la copa. -Pruébalo- le ordenó al chico -¿Perdone?- recriminó el chico a Lexa - ¡Que lo pruebes!- repitió levantándose y extendiéndole la copa al chico. El chico no se movió. Me miró a mi, luego a ella.

-Eh dicho ¡Que lo pruebes!- repitió Lexa. La vena de su cuello empezaba a hacerse notar. Lexa le tiró la copa al chico encima -¡Arrestadlo!- dijo calmadamente. Los guardas intentaron coger al chico por los brazos, éste se resistió -¡No! ¡No!- Lexa lo miraba sin pestañear. Lo dejaron inconsciente con un golpe en la cabeza. Yo no sabía que hacer, no dejaba de mirar a Lexa y como se llevaban al chico.

-¿Veneno?- pregunté. Cogí el vino y lo olisqueé, nada. Pero su color... Era extraño. Titus entró corriendo en la habitación -Heda, no sé como ha podido pasar- Lexa giró sobre sus pies y se dirigió al hombre. -¿No, Titus? ¿Seguro que no lo sabes?- preguntó irónica caminando hacia el. Éste bajó la mirada. "¿Que has hecho Titus?" pensé. Lexa se paró a escasos centímetros de él, frente a frente. -Alza tu rostro- le ordenó Lexa. No vaciló. La miró fijamente a los ojos. -¿Después de todos estos años?- preguntó Lexa seriamente. Él solo se limitó a mirarla. 

-¡Guardias!- en unos segundos, otra pareja de guardias entró por la puerta. Yo me resignaba a observar todo desde mi posición. -Lleváoslo- éstos se miraron entre sí -Una celda aislada- continuó Lexa. Los guardias asintieron, cogieron del brazo al sacerdote, el se zafó -Iré por mi propio pie...- giró y salió por la puerta, acompañado por los guardias. La puerta se cerró.

-¿Estás bien?- pregunté. Lexa seguía en la misma posición en la que estaba cuando se llevaron a Titus. No se movió. Fui a dónde ella. Puse la mano sobre su hombro -No me toques- dijo entre dientes. No entendía nada. Retiré mi mano suavemente. -Lexa, por favor- susurré a sus espaldas. -Vete a Arcadia- "¿Que narices está pasando?" -¡¿Que?!- sólo pude decir eso. Me puse delante de ella, tenía la mirada perdida. -No me pienso ir- alzó su vista, sus pupilas estaban totalmente dilatadas -Que te vayas...- susurró sin a penas abrir la boca. Negué -No me pienso ir- ni siquiera pestañeaba -¿Eres una espía?-comenzó a preguntarme, negué violentamente -¿Cómo puedes pensar eso después de todo?- no sabía que estaba pasando por su cabeza -Lexa, yo no soy ninguna espía- le dije calmadamente, intenté tomar una de sus manos, pero ella la apartó -¿Desde cuando llevas dándoles información Clarke?- volvió a preguntar -No me lo puedo creer- me alejaba lentamente de ella, negaba con mi cabeza. Paré. Nos mirábamos fijamente a los ojos. -Quiero que te vayas Clarke, no puedes quedarte aqui... No puedes seguir pasándoles información, no puedo permitirlo-reí -¿Y por qué no me encarcelas Lexa? ¿Por qué no me matas?- retiró la mirada de la mia y cogió aire -Por que te quiero... Y yo no sé que pensar de nadie... No puedo fiarme de nadie, Clarke- el gesto de mi cara cambió, sentía pena de ella. 

-¿Y en quien vas a confiar?- pregunté con un hilo de voz -¿Por qué ahora piensas que yo soy la espía? ¡Titus lo era! Pero yo... yo no Lexa. ¡Échame si quieres! ¡Encarcélame! Pero te darás cuenta de que estás equivocada... - di media vuelta, salía de la habitación cuando Lexa por fin habló -No lo sé Clarke...- se derrumbó, comenzó a llorar. Volví para mirarla, su cara estaba hundida en sus manos, estaba temblando. Me acerqué a ella. Acaricié sus brazos suavemente. -Yo... JAMÁS te traicionaría Lexa- le dije enfatizando la palabra, nuestras miradas volvieron a conectarse. Una lágrima se deslizó por su mejilla. -¿De verdad quieres que me vaya?- negó lentamente con la cabeza. -Hagamos justicia con esto Lexa- suspiró -¿Cómo sé que realmente hay espías a mi favor en las calles? ¿Cómo puedo saber que mis guardias no han sido sobornados para matarme mientras duermo?- ahora negaba yo -No lo sé, pero no puedes matarlos a todos...- tomé una de sus manos y la acaricié con mi pulgar. -Debo ejecutarlos... no sin antes interrogarles- dijo Lexa. Asentí -Te acompañaré en eso- media sonrisa se dibujó en su cara, pero su mirada seguía triste. Debía matar a su maestro, a su mentor, la persona que la había visto y enseñado a crecer.

-LEXA-

No sabía muy bien que hacer, era algo que jamás habría imaginado que podría llegar a suceder. En cuanto vi a ese chico sabía que algo no iba bien. No lo había visto jamás, y con todo el ajetreo de los días anteriores con las amenazas de muerte dejé claro que nadie entraba o salía... ¿Por qué cambiar el personal que yo misma había empleado? Mi intuición me decía que algo no iba bien. Por eso le ordené que probara el vino... Ni siquiera se lo acercó a la boca. Primero Gustus, ahora Titus junto al chico. Sabía que la alianza, ya no sólo política, con Skaikru no era bien recibida por la mayoría de Clanes. Pero yo era la comandante, yo debía hacer lo que creía mejor para mi pueblo, aunque ellos no lo valoraran debidamente.

Clarke estaba mirándome, tratando de hacerme razonar un idea tonta que había tenido, ¿Clarke, espía? Todo empezó cuando la conocí, cuando ellos bajaron del cielo. Era ilógico que ella fuera una espía, pero debía ponerlo en duda. Debía hacerlo. Pero no quería. Quería estar con ella, querría que todo fuera diferente, poder llevar una vida de gente corriente... Desearía no ser comandante. Pero eso lo eligió mi sangre, no yo. Me entrenaron desde pequeña, pensé que era lo único para lo que servía. Desearía poder irme lejos con ella, y que todo me diera igual. Pero eso era imposible... ¿O no? Cogí las manos de Clarke -¿Y si reniego de ser comandante? ¿Y si abdico?- los ojos de Clarke se abrieron como platos -¿Está permitido hacer eso?- torcí mi cabeza -No del todo. Es complicado...- la rubia suspiró. -Ellos pasarán la noche en el calabozo, mañana serán interrogados y torturados. Pasado serán ejecutados ante el pueblo de Polis- dije fríamente. 

Salí de la habitación y me dirigí a mis aposentos. Me puse el camisón y me metí en la cama. Tras unos minutos Clarke apareció e hizo lo mismo. Pero no era como todas las noches. Esta vez el espacio que había entre las dos era abismal. Estaba pensando en "traicionar" a mi pueblo por amor. Estaba pensando en dejarles tirados por amor. Una comandante jamás haría eso. Pero yo no era una comandante cualquiera, yo era Heda Lexa. 

Nota: Hola a todos! Creo que el empalagosismo se me ha ido de las manos. Llevaba tiempo pensándolo. Pero necesito saber vuestra opinión. Sabemos que Clarke se hizo más dura con Lexa... Y también sabemos que Lexa se "ablandó" con Clarke. Aquí va mi pregunta ¿Queréis que la historia muestre una Lexa tierna de puertas a dentro con Clarke o que vuelva la comandante fría y calculadora de antes? ¡Comentadme por favor!

PD: Tengo un cacao de fanfics impresionante!

Claudia GB


HEDA.Where stories live. Discover now