- ¿Qué demonios haces aquí, Michael?-le pregunté, él lucía agitado y algo (muy) emocionado.
-Vamos al centro comercial, mis padres recargaron mis tarjetas de crédito y pienso gastar la mitad del dinero en ropa y la otra en zapatos-dijo con sobresalto y yo sólo pude maldecir por mi mala suerte, aunque eso era mejor a estar acostado en mi cama recordando a Calum, definitivamente lo era-. Ponte algo decente, pero ya.
...
Después de haber recorrido todas las malditas tiendas, Michael decidió hacer una parada en el nuevo café de la parte superior.
-La crítica ama el café frío de este lugar, así que debo probarlo-habló él, parecía estar sufriendo de un ataque de adrenalina por exceso de azúcar en el sistema. Realmente daba miedo-. Voy por los café y unas donas, no te muevas.
-No pensaba hacerlo, tranquilo. -respondí, el caminó hasta la barra mientras yo iba por una de las mesas en la parte exterior.
Una vez pude sentarme a descansar, tomé mi celular para jugar un poco.
Los minutos empezaron a pasar y Michael no regresaba, comenzaba a creer que Michael se ocultaba en algún lugar mientras devoraba las donas que me hice ilusión de probar.
Entonces el tiempo empezó a correr con rapidez, los primeros cinco minutos de espera se transformaron en quince y para ese momento estaba más que hambriento.
Y bueno, un poco preocupado por Michael.
- ¿Café frío y donas de chocolate para ti?-me helé de inmediato en mi sitio. Era su voz que sonaba a mis espaldas. Pero eso era imposible-. Bonito. -intentando calmar mis nervios di la vuelta de espacio. Tenía miedo de encontrarlo otra vez, de que fuese él y yo me quedara sin poder hacer algo. Tenía bastante miedo, en general, pero un pequeño pálpito esperanzador me hacía querer verle la cara a aquel sujeto detrás de mí.
Resultó que si era él después de todo, aunque no era quien llevaba mi orden, el mesero estaba a un lado, con cara de fastidio; aun así no atiné a hacer otra cosa que quedar en una incómoda posición en aquella silla.
- ¿Calum?-hablé con la voz fallando. Él sonrió con calma, rascó tras su cuello y elevó los hombros con los brazos abiertos como diciendo "¿quién más, sino?". De inmediato salté a sus brazos, buscando calor y paz en ellos.
Él me envolvió fuerte entre sus brazos y aspiró fuerte de mi cabello, como si mi olor le hiciera sentir real ese momento, justo como yo lo hacía.
- ¿Por qué nunca dejaste que te dijera que yo también estudio en Perth?-preguntó a mi oído, me sentí tan idiota en ese mismo momento que quise ser invisible o algo parecido-. Las últimas semanas sin ti han sido horribles, bonito. -comentó, pude notar la tristeza en su voz lo que oprimió mi pecho de culpabilidad. Le miré a los ojos con sensibilidad, a pesar del brillo acuoso en ellos, su sonrisa era amplia, cálida y hermosa como siempre.
Me separé de él pero tomé sus manos entre las mías. Con un movimiento de cabeza le invité a tomar asiento en la mesa, así lo hicimos y el mesero pudo, finalmente, dejar el pedido, retirándose de allí con maldiciones saliendo por su boca.
-Calum, realmente lo siento-dije con la cabeza gacha. Suspiré con fuerza, mientras sostenía sus manos sobre la mesa-. Hasta ahora me doy cuenta de que fui tan injusto todo este tiempo; creyendo que hacía lo mejor para ambos, resultó que sólo pensaba en mí y en no salir lastimado, y todo para causarte este dolor al final. -agregué, las esquinas de mis ojos empezaban a arder, quería llorar, retroceder en el tiempo y abofetearme por no darme cuenta de lo que realmente pasaba todo este tiempo.
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Un verano en 50 palabras - cake
FanfictionLuke nos cuenta, a través de notas personales, cómo conoce a Calum, su repentino amor de verano. Describe cómo el romance surge de forma lenta entre ambos, pero que sin embargo no es suficiente como para detener el mar de inseguridades en el que el...
»50: Juntos: (Capítulo Final)
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