»50: Juntos: (Capítulo Final)

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- ¡Luke, muévete!-el grito de Michael me desesperó más de lo que debió alertarme. Le miré filoso bajando los lentes de sol para que pudiese sentir lo feroz de mi mirada.

-Te agradezco que mantengas tu boca cerrada, Clifford. -sentencié con fuerza, rechinando los dientes. Vi como Ashton y él hacían muecas de desapruebo.

La verdad es que mi humor era de perros y el hecho de que Calum no hubiese respondido jamás a mi mensaje me estresaba tanto, hasta un punto en el que yo mismo no lograba comprenderme.
Un par de días atrás las clases por fin comenzaron, lo que significaba que mis despertadas a las cinco de la mañana habían vuelto para los lunes, martes y jueves. Los otros días correspondía clases desde las nueve, pero eso no era lo relevante del asunto.

La ausencia de Calum empezaba a afectar de mala manera, mi sensibilidad e irritabilidad eran superiores y mis amigos empezaban a pagar las consecuencias.

- ¿Seguro que todo está bien, Luke?-preguntó Ashton, él iba junto a mi camino al salón de clases, Michael, que sujetaba su mano me miró también. Suspiré con derrota y opté por aclarar mis ideas y contarles lo que realmente sucedía.

-Ni yo sé qué es lo que está sucediendo, sólo estoy muy claro en que lo que hice con Calum antes de venirme de Sídney es el peor error de mi vida. -aclaré.

-Pues yo te lo dije, Luke-dijo Michael, era cierto, por lo que no debía molestarme con él-. Aunque quién sabe, un día de estos podrías llevarte una sorpresa. -agregó, lo miré confundido pero lo dejé pasar pues la clase ya empezaba.

Al final de la estresante jornada educativa, estaba yo, caminando a casa, con un sol de los mil demonios tostando mi piel, por el simple detalle de que papá había olvidado pasar por mí, otra vez.
La verdad es que pude haber tomado un taxi a casa, pero claro siendo yo el gran Luke Hemmings, había dejado la billetera en casa, por lo que caminar era la única opción.

Cuando divisé el balcón del penthouse de mis padres quise llorar de la alegría, sin exageraciones.
Aceleré hasta estar en la recepción del condominio, donde el botones abrió las puertas para mí.

-Buenas tardes, joven Luke. -saludó Garrett, su cabello oscuro, moteado por las canas, lucía igual de impecable que su uniforme verde con negro. Sus dientes amarillos y derechos aparecieron decorando su sonrisa de amabilidad.

-Buenas tardes, Garrett. -respondí. Tomé camino al ascensor y en pocos minutos estuve pisando la sala del penthouse.

Podía ver a papá degustar de su almuerzo a través de la pared de cristal que dividía el lugar, y por supuesto debía ir hasta allá.

- ¡Oye!-exclamé con ironía, sus ojos azules volaron hasta posarse en mí-. En serio te agradezco que no hayas pasado por mí. -le recriminé. La puerta de la cocina se abrió, mis hermanos, Ben y Jack entraron por ella y tras ellos mamá.

-El que tengas que venirte solo, una vez a la semana no te matará, Robert. -dijo papá, sonaba tan despreocupado que hizo mi sangre hervir.

- ¡Es cierto, una vez a la semana, no toda la maldita semana, papá!-con fuerza golpeé el comedor derramando una de las copas de champaña perfectamente servidas y sin importarme los gritos de papá, caminé hasta mi habitación.

...

Había tomado una refrescante ducha y descansaba en el silencio de mi habitación, mientras los sonidos lejanos de los autos hacían más relajante la estancia.

Mirando hacia al blanco techo me pregunté qué estaría haciendo Calum en ese momento, si estaría pensando en mi o tratando de olvidarme.

- ¡Luke, abre la puerta!-el grito de Michael resonó con fuerza por todo el lugar. Pidiendo a toda deidad que pudiese librarme de esta, caminé hasta la puerta.

Un verano en 50 palabras - cakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora