XI

135 20 11
                                    

Me despierto. La luz se aleja de mí, poco a poco. Miro a mi alrededor y comienzo a distinguir los rasgos propios de una habitación de hospital. Estoy tumbanda en una cama. Veo algún aparato médico a los lados. Siento un collarín que aprisiona mi cuello dolorido. Un foco me ilumina desde arriba. Evito mirarlo directamente. Los médicos se desentendieron de mí, ya que mi habitación está vacía. Me incorporo. Por suerte no estoy sujeta a ningún aparato de esos. Salgo de esta habitación, nada me retiene aquí.
Estoy en una zona que no conozco. Camino un poco hasta que me encuentro con un pasillo que me resulta familiar y al mismo tiempo desconocido.
"Azul" Suena en mi mente.
Me giro. Lo reconozco. Es el pasillo con el que soñé. Al final, tienen que estar las celdas. Me acerco hasta ahí y giro el pomo de la puerta. Afirmativo, ahí están las celdas, aunque he entrado por una puerta que no ví en mi estacia aquí.
Me acerco a la que fue mía. Atraen mi atención los mensajes que Aben escribió en la pared y... ¿Morgan? Claro, por su comportamiento le devolvieron a la celda. Está tumbado. Quieto.
Decido irme de ahí. No quiero estar aquí cuando despierte. Trato de volver por donde vine, caminando con máximo sigilo.
- Te he oído- dice Morgan.
Me quedó quieta. Dejo de respirar, como si eso cambiase algo.
Se levanta y se acerca a los barrotes.
- Azul.
No le respondo. Prefiero no decir nada. Él ve mi collarín.
- Lo siento- me dice al recordar quién tiene la culpa de que lleve collarín-. Soy así- hace una pausa-, y solo puedo aceptarme. Llevo luchando contra mí mismo demasiado tiempo, sin apenas conseguir resultado. Llegas tú, y me cambias por completo. Me gusta como soy cuando estoy contigo. Y no quise que te fueras. Y ahora... ahora ya te he perdido- habla analizand la situación. Sin hacer apenas pausas- lo siento-- Empieza a llorar un poco.
Esta es su tercera personalidad, aquella que odia a la primera.
- Lo entiendo pero no quiero volver a verte- sale de mi boca inconscientemente.
- Eso suponía- dice, y baja la mirada para que no le vea llorar. Me quedo pensativa. Me divertí con él. Dice que conmigo logra comportarse diferente. Quizá no tenga tantas ganas de dejar de hablarle.
- ¿Y dices que cuando estás conmigo te sientes bien?
- Sí, no quiero perderte pero entiendo que no haya otra opción- dice apenado- estoy condenado a vivir rechazándome a mismo.
- No quiero que vivas así- ¿qué estoy diciendo?-. Pero tampoco quiero que me trates como me trataste antes- digo señalando el collarín.
- Hagamos un trato, cuando esté en ese estado recuérdame que quien estaba ganando la pelea eras tú y se me pasará- me dice animándose un poco.
-Me parece buena idea, y cuando te pongas triste, te recuerdo que sigo a tu lado- Okay, estas loca Azul. No hables en tercera persona... Vale.
- entonces ¿trato?- me pregunta.
- Sí, trato- respondo.
Extiende una mano, y yo le tiendo la mía. Se juntan. La suya es cálida y la mía está congelada.
Nos soltamos lentamente.
- ¿Cuanto tiempo te queda?- le pregunto antes de irme.
- Cinco días, es la segunda vez que vengo aquí. A la tercera me quedo en celda para siempre.
- Te esperaré en el banco o en el bosque. ¿Sí?
- Vale.
Me voy por la otra puerta. Llego a la puerta que crucé la otra vez y vuelvo al jardín. No hay nadie, es la hora de cenar. Me dirijo a mi habitación, no tengo hambre. En realidad, Morgan tenía peores heridas que yo y no me disculpé. No sé porqué le dejé acercarse de nuevo a mí. Bueno en realidad sí, pero es algo tan extraño que no lo admitiré nunca. Cuando llego a mi habitación me encuentro un dibujo: yo y Morgan, de espaldas, mirando por la ventana al patio. Giro el dibujo "Os vi y no me gustó nada. Aléjate de él". ¿Qué? ¿Quién estaría interesada en Morgan? Estoy demasiado cansada lo pensaré mañana. Lo guardo, y me derrumbo sobre mi colchón. Antes de dormir recuerdo un agudo dolor en el costado.

AzulWhere stories live. Discover now