IX

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Una intensa luz me despierta ¿el sol? No. Son las luces del pasillo, que acaban de encender. Me levanto. Voy hasta la puerta. La abro y me acerco a la ventana. Voy arrastrando los pies, sigo adormilada. Ojalá hubiese sido la luz natural la que me despertó, pero hoy es un día nublado.

Me dirijo al comedor. Un pasillo, la sala común casi vacía y muchas personas que, como polillas que acuden a la luz, van al comedor; es el panorama que me encuentro al girar al doblar la esquina de mi pasillo.

Cuando llego, alguien me saluda a lo lejos. Es Sara, me acerco a ella y así adelanto puestos. Seguro que alguien protestará, pero me da igual y no me giro para comprobarlo.

– Buenos días asesina– canturrea, como si eso fuese un mote cariñoso. Lo odio.

La miro a los ojos.

– No me llames así– digo tratando que mi voz suene amenazante.

– Okay, no lo volveré a hacer– me dice arrepentida.

Parece que mi tono amenazante funcionó.

– Mejor– respondo secamente.

Nos quedamos calladas. Nos sirven la comida, y elegimos una mesa para sentarnos. Bueno, la elige ella. Yo la sigo. Nos sentamos.

– Gracias por el dibujo– digo rompiendo el silencio– es muy bonito y un detalle por tu parte.

– De nada– Sonríe al ver que no hay tensiones negativas entre nosotras–. Era lo que estaba dibujando aquel día que nos conocimos. No sabía que cara ponerle a la chica del banco, y cuando te vi, supe que eras tú.

Lo recuerdo. Cuando sólo quería saber lo que estaba dibujando y me ignoró. Quizá fue ella, la chica que Suzy vio entrando en mi cuarto aquel día.

No hablamos mucho más durante el desayuno. Vuelvo a mi habitación. Encuentro a Suzy encaramada al techo cual lagartija.

– ¿Qué pasa preciosa?– pregunto un poco preocupada.

"Vi a un chico" murmura con miedo.

– No pasa nada pequeña, yo te protejo– le digo mientras que le tiendo la mano para que baje.

Ella la toma, y baja.

– ¿Me acompañas a dar una vuelta por el recinto? Hay una parte que no conozco muy bien– le sugiero.

"Vale, yo ya me sé todos los recovecos... menos esa parte... ya sabes" me dice, como queriendo evitar una palabra.

– Sí, el ala muerta. Tranquila que no quiero ir ahí.

"Bien" dice alegrándose como una niña pequeña "¿y por donde quieres ir?"

–Um...– me levanto salgo a la sala común y en vez de tomar el pasillo enfrente, que me lleva al patio, tomo el de la izquierda. No recuerdo lo que hay por aquí.

"Por aquí hay otro pasillo que comunica con el ala de los hombres, pero esta parte está bastante abandonada, no sé porque"

– Que curioso, Sara no me dijo nada.

"¡Te hiciste una amiga! ¡Que rápido! ¡Qué bien!"

– Si bueno, amiga... podría llamarla así.

Sonríe mientras adelante a la intersección que veo al fondo. Vuelve junto a mí.

"Es por la derecha. No mires a la izquierda, hay algunas chicas... tocándose..."

– Gracias pequeña, lo tendré en cuenta– La verdad es que no tengo nada de ganas de verlas. Ir con Suzy es muy útil.

Giro a la derecha como me dijo Suzy, y me encuentro un pasillo bastante limpio. Sorprendentemente limpio. Camino hasta el final. Ahí me encuentro un pasillo con una luz diferente, blanca y con un parpadeo casi imperceptible. Una puerta ocultada con tablas de madera es lo que veo en el lateral izquierdo. Me acerco a esta puerta que me resulta tan misteriosa.

AzulWhere stories live. Discover now