Me duele mi alma, me duele el corazón.

Diosaaa

Es como volver a revivir el peor día de mi vida, es como volver a escuchar que ya no buscarían más a mi hermano. Y ahora qué sé que está vivo...

Es tan frustrante y aterrorizante el saber que no puedo alejarlo de esa mujer, que soy tan inservible.

-Lo escuche... Dylan... lo escuche- Dije cuando al fin pude hablar, estaba divagando, ya que todos estos pensamientos y todos estos diferentes escenarios desalentadores de lo que le estuviera sucediendo a mi hermano me estaban abrumando. Cada segundo que pasaba estaba más horrorizada

-Tranquila nena- Dylan seguía acariciándome la espalda y abrazándome tan fuerte, como si pensara que en cualquier momento fuera a salir corriendo o romperme en mil pedazos.

-No... no... Dylan... el sufre... lo escuche...Yemaya... tengo que... -tengo que hacer algo. No puedo estar aquí más tiempo.

¡Perdiendo el tiempo!

Tengo que ir por él.

No.

Necesito ir por él.

No sé cuánto tiempo estuve abrazada a Dylan. Aferrada a él como mi salvavidas. Pero me tranquilice y el me trajo una pastilla, dijo que era para los nervios.

Y sí, creo que funciono porque no recuerdo en qué momento se fue o siquiera cuando cerré los ojos.

Y nuevamente estoy aquí sola en mi habitación.

Ayudo un poco la siesta aunque no del todo, me deslizo fuera de las sabanas y hago todo lo posible por verme normal. Aun estando en la regadera no podía dejar de pensar en mi sueño y sobre todo en crear un plan de ataque, porque eso es lo que era.

Una misión de rescate.

Al bajar las escaleras encuentro todo muy silencioso, aunque no sé qué esperaba, ya que no hemos estado por mucho tiempo aquí. Busco en la cocina y solo encuentro a unas cuantas personas del servicio, lo noto por el uniforme ya que se paree al que usaba el muchacho que nos recibió y también el hecho de que al entrar me saludaron como si fuera la reina de Inglaterra o una de esas cosas raras.

Sigo buscando y veo la puerta del despacho de mi padre entreabierta y decido por ir a preguntarle si de casualidad sabe de donde están todos.

Pero al acercarme más a la puerta empiezo a escuchar voces y al vislumbrar por el pequeño espacio que quedo abierto de la puerta, veo a mamá al lado de papá y enfrente de ellos esta Dylan y un chico que no reconozco pero que está armado con una versión más pequeña de la que papá tenía cuando me emboscaron, junto más hombres que al parecen son parte de la seguridad.

-Nereo necesitamos hacer algo, esto simplemente es inconcebible...- mamá parece escandalizada por algo, es raro escucharla tan exaltada, ella siempre es la calma en cualquier situación. No termina de hablar cuando papá la interrumpe

-Lo sé. Lo sé, estamos haciendo todo lo posible por apaciguar la situación-papá tiene el ceño fruncido y mira en su escritorio algunos documentos y algo que parece ser un mapa

-Señor...Nereo, no creo que esto se trate de apaciguar, esto se trata de cortar de raíz el problema...- Dice Dylan. ¿problema? ¡que rayos!

- ¿De qué problema están hablando?- digo mientras entro a la habitación.

Mi padre me mira con sorpresa. Bueno no solo el, si no todos los que están en el despacho de papá.

-Y bien ¿Qué problema papá? - lo lamento ya en este momento estoy casi colorada del enojo, porque parece ser que todo mundo cree que soy débil o que no puedo lidiar con nada. Diosa, ya estoy empezando a cansarme de esta maldita situación, oh y agrégale a toda esta preciosísima ecuación el hecho de que soñé con mi hermano y ni siquiera en sueños puedo rescatarlo.

NERISSA: EL LLAMADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora