—Bueno... La verdad es que duele un poco. —Musité atravesando el jardín.

—Tú siempre quitándole importancia al dolor. —Rio con algo de ironía, llamando al timbre.

Clara abrió la puerta llevándose las manos a la boca al vernos, y es que era un verdadero shock encontrarse con su nueva nieta por primera vez. Llenó la cara de besos a su hija que arrugó la nariz, apretando sus mejillas con fuerza para luego abrazarla. Y a mí no dijo nada, simplemente me abrazó incluso más fuerte que a Lauren, cogiendo mis mejillas para poder mirarme bien.

—¿Estás bien? ¿Todo bien? —Asentí con una gran sonrisa, bajando la mirada hacia la pequeña Lucy que bostezaba en la sillita.

—Todo bien.

Entramos en casa y se escuchaban voces en el salón, algunas risas, mientras, Clara me ayudaba a avanzar poco a poco, paso a paso hasta aparecer en el salón donde Mike y Taylor hablaban.

—¡Madre mía! ¿¡Ya estás aquí!? —Mike se levantó rápido sonriendo de medio lado, aproximándose hasta nosotras.

Nos abrazó, y a mí se me quedó mirando un momento con una sonrisa antes de envolverme entre sus manos de una forma reconfortante, casi como si fuese Lauren. Luego se agachó sobre la sillita de Lucy y la cogió, aunque la pequeña se resistió un poco al principio haciendo muecas y amenazando con llorar, pero al final acabó abriendo los ojos en los brazos de Mike.

—Wow, es igual que Lauren cuando nació.

Justo cuando estuve frente al sofá, Chris apareció con Maia a su lado. Me senté en el sofá y ella se percató en que era yo, así que comenzó a correr desde el jardín hasta mí.

—¡Mami! —La abracé cuando llegó a mis brazos, notándola incluso más pequeña que cuando me fui y es que para mí seguía siendo aquél bebé de hacía seis años.

—Ay, cielo, te echaba tanto de menos. —Susurré sentándola en mi regazo apretando los labios para contener las lágrimas que iban a salir en poco tiempo. —¿Me has echado de menos? Porque yo me he acordado de ti todos los días. —Comencé a darle besos por la cara algo sonoros, haciéndola reír, justo como Clara hacía con Lauren.

—Te eché mucho.. De menos. —Terminó de decir jugando con mi mano, mirándome luego con una sonrisa.

—¿De verdad? —Maia asintió apretando mis dedos entre sus manitas, justo como hacía cuando simplemente era un bebé, y eso me daba aún más ganas de llorar.

—No llores mami, te quiero. —Se abrazó a mi cuello dándome un beso en la mejilla, pero eso hacía que mis hormonas incluso se revolucionasen más.

—Ven, dame un beso. —Me quité las lágrimas con los dedos y me incliné, dándole un pequeño besito a la pequeña. —Muá.

Lauren se sentó a nuestro lado en el sofá y apoyó la cabeza en mi pecho mirando a Maia, que se echó encima de Lauren abrazando su cabeza, luego le dio un tímido beso en la frente.

—Te quiero Mai. ¿Quieres conocer a tu hermanita? —La pequeña asintió algo recelosa, pero yo la abracé mientras Lauren iba en busca de Lucy.

—Sí. —Asintió sin dejar de acariciar mi mano.

Lauren se sentó de nuevo a nuestro lado con Lucy en brazos y giró su cuerpo hasta quedar frente a Maia que se inclinó para mirar a su hermana pequeña. La observó durante un momento con los labios entreabiertos, y luego me miró a mí algo perpleja.

—¿Estaba en tu tripa?

—Ajá. —Puso un dedo en mi vientre y luego alzó la cabeza para mirar a Lucy en los brazos de Lauren. —¿No le vas a dar un besito? —Maia asintió lentamente, inclinándose para dejar un beso en la cabeza de Lucy, encogiéndose luego en mi regazo.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now