11.

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Capítulo 11.

GAVIN

He huido como un cobarde porque no quiero enfrentarme con Lauren, mucho menos siendo domingo tan temprano.
Sé que está enfadada y tal vez decepcionada, pero no tengo ganas ni fuerzas para ser reprendido por mi comportamiento de niño inmaduro e incompetente que sólo busca llamar la atención.

Ayer por la tarde, cuando todos estaban buscándome, yo estaba en un encargo. Tenía que, como siempre, encargarme de un autobús repleto de mercancía cara y llevarlo hasta donde me habían indicado. La verdad es que no tenía idea de lo que estaba haciendo, y no me di cuenta de que casi he asesinado a dos hombres con mis puños y nada más.

Claro que no me fui sin heridas... Y terminé en el hospital gracias a ellas. Además de que me ha dado mucho coraje cuando encontré al idiota de Dean intentando coquetearle a Lauren, agregándole que empezó a cuestionarme sobre lo sucedido en el banco. Eso es algo que yo deseo olvidar, pero aparentemente va a perseguirme hasta el fin de mis tiempos.

No sé a dónde ir: en casa está Halina, esperándome seguramente con una pala, lista para golpearme en la cabeza y enterrarme en el patio trasero. Abandoné a Lauren mientras dormía. Florence no sabe lo que pasó.

Inmediatamente el primer lugar que se me ocurre es la casa de Carla..., pero también la dejé plantada hace un par de días y dudo mucho que quiera recibirme con los brazos abiertos. Aún así, sigo conduciendo hacia allá, ya que después de varias visitas a su vivienda me he aprendido la dirección de memoria.
Ojalá me abra la puerta. 


Ojalá mi mejor amiga no esté odiándome.

[...]

—¿Sabías que están buscándote? —Pregunta mientras acaricia mi cabello y me mira directamente a los ojos. Sus bellos y profundos ojos azules—. Lauren me llamó hace unos minutos, antes de que llegaras.

—Espero que me cubras.

—Claro... ¿Qué fue lo que te pasó? Escuché que te desmayaste en la fiesta de tu hermana.

—Y escuchaste bien: desmayado como toda una princesa. 

—¿Qué pasó? —Cuestiona otra vez.

—Una pelea callejera, es todo. Quisieron quitarme mis pertenencias y claro que no me dejé.

— ¿Y eso te llevó al hospital?

—Dicen que fue una hemorragia, yo digo que es pura mierda. Seguro es una contusión, pero era muy tarde y nadie quería atenderme, me dieron el alta tan pronto como pudieron. 

—Podemos ir nuevamente a que te revisen, ¿no quieres? Yo puedo llevarte.

—Carla, gracias, eres increíble, pero preferiría quedarme aquí contigo... Ya sabes.


Ella sonríe tímidamente y siento una punzada en el cráneo. Es muy linda, demasiado atractiva y tengo unas ganas enormes de besarla.

Me gusta que me escuche y no me esté juzgando, pero es obvio que no va a hacerlo. No tiene idea de qué está sucediendo en mi vida y planeo que se quede en secreto.

Tenemos una sesión acalorada de besos hasta que ella decide detenerse. Nos quedamos tumbados en su cama, en silencio, mirando al cielorraso. Puedo escuchar su respiración entrecortada, recuperando el aliento que hemos perdido segundos atrás.

—Me gustas, Gavin Bogasch. Creo que seremos un buen equipo.

—No vamos a tener una relación por más que también me gustes.

Outlaw.Where stories live. Discover now