Capítulo 4

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Houdini // Capítulo 4


[Corregido 1/2]


Furiosa y sin ánimo, es como me siento. Aquí, sentada enfrente de la puerta del edificio, viendo como caen las gotas de cristal al suelo. La piel de gallina y los dientes me tiemblan. Me pregunto: ¿puedo estar peor? Yo soy un claro ejemplo de algo, de algo que claramente termina mal. He empezado mi día con rayos de sol y con sonrisas por todos lados. Sin embargo, todo lo que comienza bien, casi siempre termina mal. Como yo en este momento. El cielo se ha puesto negro de un momento a otro y en lo que parecen segundos, los flashes de los relámpagos golpean mi cara iluminándola.

Me maldigo yo misma. Me maldigo por no traerme un paraguas y por no haber hecho caso al pronóstico de la tele.

Antes de que se me apague el móvil, puedo mandarle un mensaje a Mona. Algo tan corto como que necesito su ayuda. La mando un mensaje con mi localización y seguramente me ha contestado algo, pero se apaga tan rápidamente que no me da tiempo ni ha contestar o a leer su mensaje. Seguro que se ha puesto en alerta. Su instinto la ha dicho que estoy en apuros y ya viene en camino. Sin embargo, cuando ya llevo más de una hora aquí escondida se van las esperanzas de ser rescatada.

La gente sale del edificio, y también entra. Me miran con cara extraña y me preguntan amigablemente si quiero entrar, pero yo niego con la cabeza. Siento que si abro la boca me congelo. No puedo estar peor, con la camisa de manga corta que llevo y los tacones que me ha recomendado Mona esta mañana puedo sentirme agotada, pero me estresa pensar en eso.

El edificio en el que estoy es nada más y nada menos que el de Harry Styles. No he visto su cara, e incluso no sé si lo he visto pasar. No me atrevo a preguntar a los vecinos que pasan con sus paraguas. Si esta la dirección mal voy a quejarme a la universidad. Pero para estar segura de ello, vendré mañana.

Cuando ya me estoy dando por vencida; cuando siento que mis tacones estan calados, veo el coche de Mona aparecer por el fondo de la carretera. Atravesando cada gotita pequeña de cristal que cae del cielo y atravesando los flashes de las nubes. Viene con el capote subido y puedo ver como saca la mano por la ventanilla para saludarme. La miro mal por unos segundos, e incluso me permito pensar en matarla. Sin embargo, niego con la cabeza y corro con los tacones calados hasta arriba de agua, sintiendo mi cuerpo temblar por cada paso.

—Te mataría ahora mismo— es lo primero que digo cuando llego a la puerta del coche.

—No tendrías quien te llevara— sonríe burlona y me hace un gesto con la mano para que suba al choche.

—Hubiera llamado un taxi o algo sino venias— asiente burlona y niega con la cabeza.

—¿No se te ocurren cosas mejores?— pregunta—¿Llevas dinero incluso?

—Puede— me cruzo de brazos y miro por la ventana.

—No te enfades— niega con la cabeza y me da con la mano libre—. Estaba hablando con Dylan.

—¿El paciente?— pregunto. Al menos una de nosotras dos ha tenido suerte.

—Sí, es majo— se encoge de hombros mientras mira la carretera—. Le he preguntado cosas básicas y él no ha contestado mal ni nada, parecía que le agradaba mi presencia allí.

—Seguramente le has caído bien.

—Puede— vuelve a encogerse de hombros.

Nos quedamos unos minutos en silencio, oyendo como las gotas de cristal caen en la ventana y como el motor hace su trabajo para arrancar. El coche de Mona no es nada moderno, pero, por suerte, tiene uno. Ella rogó mucho a sus padres por uno y ellos se negaron todo el tiempo. Pero cuando se mudó, consiguió este coche de segunda mano a un buen precio.

HOUDINI | Harry StylesWhere stories live. Discover now