MALDITO MENTIROSO (Suspendida)

Capitulo 16: "Decisiones Difíciles"

Capitulo 16

"Decisiones Difíciles"

Me besó con delicadeza y pasión mientras acariciaba el costado de mi cuerpo, comenzó por mis costillas y terminó en el muslo. Levantó mi remera suavemente y deslizó sus manos por mi piel desnuda hasta mis pechos. Los masajeó cuidadosamente, disfrutando cada centímetro de ellos, sin despegar sus labios de los míos.

Coloqué mis brazos alrededor de su cuello, permitiendo que mis manos viajaran por su espalda.

Abrió mis piernas y se acomodó entre ellas, apoyando su erección sobre mi sexo, empujando con sutileza. Me llevó los brazos sobre mi cabeza y se deshizo de mi camiseta en un movimiento fugaz.

Poco a poco su respiración se hizo más y más irregular, el fuego de sus besos se hizo cada vez más ardiente, quemándome lentamente. Estaba punto de sacarme la ropa interior, cuando nuestra charla de la tarde volvió a mi mente, haciendo que el fuego se convirtiera en hielo en un segundo. Recobré mi sentido y la racionalidad me decía que me detuviera, que no sucumbiera a sus encantos. Tenía que poner un límite, tenía que frenarlo aunque fuera en contra de mis instintos.

-no Liam, detente – le dije poniendo mis manos en su pecho – lo siento, no puedo.

Sus ojos se abrieron de par en par y sin preguntar salió de arriba mío.

Rebusqué mi remera entre las sabanas, pero antes de que pudiera encontrarla él me envolvió en sus brazos.

-tranquila nena, todo está bien.

-no, nada está bien – dije zafándome.

Encendí mi lámpara de noche y di con mi camiseta, colocándola de prisa.

-por favor Hannah, perdóname. No lo pude evitar, estoy aquí contigo y se nubla la mente, no puedo pensar, dejé que el deseo se apoderara de mi voluntad.

Me sentía terrible, agitada, avergonzada y vulnerable.

-Liam, no podemos seguir con esto. No puedo estar contigo después....después de lo de hoy.

-Hannah, no digas eso. Sé que quieres esto tanto como yo, no me alejes de ti.

-no, no quiero esto como tú. No quiero que mezclemos las cosas, me odiaría en la mañana si tuviera sexo contigo.

-¿Por qué? – preguntó con tono agudo.

-porque eres mi amigo y quiero que sigamos siéndolo. No puedo arruinar esto y siendo sincera, una amistad es lo único que nos puede mantener juntos. No puedo darte nada más, lo siento.

Agachó su cabeza y sujetó la punta de su nariz con el dedo índice y pulgar.

-es mi culpa, no debí pasarme de la raya. Tienes razón, todo el tiempo me pides que me comporte y yo soy un idiota que no deja de insistir. Lo siento, pero me cuesta horrores tenerte cerca y no intentar tocarte, por más que trato de mantener la compostura, me es inevitable – dijo con extremo pesar en sus ojos.

Esto era demasiado para los dos, no podíamos continuar así. No había posibilidad de estar juntos, eso lo sabía, nunca iba a poder dejar pasar lo de Gina, saldría a la luz en los mejores momentos, atormentándome, tampoco podía hacer mi voluntad y mantener una amistad que a él lo hacía sufrir, porque si lo que en este momento había en sus ojos no era sufrimiento, estaba muy cerca de serlo.

-¿eres consciente de que hay que ponerle un límite a esto? – pregunté con la voz apagada.

Me miró sin saber que decir.