'Dᴇsᴇʀᴛᴇᴅ' «BertholdtxLectora»

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Esa dolencia en su pecho, no podía compararse con su deplorable estado físico, dolido, fatigado. Mas por lo esencial que por estupideces emocionales poco relevantes desde que aquello, desde que su vida; su único ligue a la humanidad desapareció, detrás de una fachada exhausta de brillantes orbes (color).


—¿Cómo esta?—Preguntó con esa voz tan indeleble; de espaldas a él.

El joven tardo en responder pero solo lo suficiente como para dejarlo inhalar una buena cantidad de aire; tan solo percibida por él. —Apenas vivo.

Ella; la mujer de pie frente a la orilla de aquel acantilado; de un  curso fluvial donde, por causa de un fuerte desnivel del  cauce, el agua caía verticalmente por efecto de la gravedad.Únicamente se enderezó.

—Reiner, pereció ante la humanidad, sucumbió ante ella. 

Humanidad—Murmuró la joven para visualizar su mano. Las cicatrices sobre su piel provocaron en ella un temblor; mas por resentimiento que por temor. —Prácticamente fuimos eso.

—No—Negó inmediatamente el alto varón de cabello negro. —Nosotros jamás seremos eso—Aseguró, genuinamente enfadado por esa comparación.

La mujer rió tan suave como breve.—Estás tan convencido de eso que te tiemblan las manos al decirlo— Dijo haciendo evidente ese titubear que descendía desde sus hombros. —De eso venimos, eso fuimos.— Involuntariamente luego de ese voltear, él levantó su vista al rememorar por la sagaz visión de las heridas en el cuello de la chica, mismas que se extendían hasta su brazo izquierdo, pecho y espalda.

—Sucedió...—Apenas susurró frunciendo su ceño al recordar aquel riguroso e intolerable entrenamiento por el cual, algunas vez debieron pasar.

—Antes de ingerir esa porquería—Soltó la joven sintiendo dentro de su garganta una amarga sensación por casi degradarse a recordar. —No regenera...—Se detuvo para mirar al piso; dolida, casi resignada. —Si no fue después de eso.

El hombre deshizo ese hostil semblante para sumergirse en su culpa y dudoso se acercó.—Lo siento debí...

—Debimos hacer muchas cosas—Intervino ella antes retroceder y girar nuevamente. —Pero elegir nunca fue una de ellas. —Reiner...—Nombró. —¿Él Perdió la razón?

El varón de alta pero atlética constitución lo pensó por escasos segundos y constestó—Podría decirse que su mente se fracturó.—Dijo, al notar que tal respuesta no parecía ser la correcta continuó.—Él... no sabía en cuál realidad quería vivir, ni en cuál tenía que hacerlo.

Al final lo culminó en un acto suicida, que salió mal. Quizás involuntariamente mal.— Le respondió.

—¿Qué dices? ¿Cuando escapar así es lo mejor?

—Dime algo— Interrumpió la joven. —¿Tu también has perdido la razón?—Ante su silencio, ella formulo una vez más su pregunta —¿Has dudado en hacer lo que te dicen que hagas?

—Claro que no—Esta vez, inmediato respondió.—Somos guerreros, solo eso.

Ella rió. —¿Por qué es de ese modo?

—Así es, no debemos buscar una explicación

—¡Merecemos una!—Gritó esta vez una vacilación en su control la hizo perderlo. Respiró algo alterada pero lo consiguió; se tranquilizo.

El hombre por su parte la entendió.

—Solo quiero saber ¿Por qué?—Cuestionó como si él lo supiera; como si él tuviera que contestarle. —¿Por qué se me encomendó vivir así, morir así?—Pero solo el silencio consoló inútilmente su pesar. Este perduró al menos unos minutos de apesadumbrado analizar. Hasta que ella habló de nuevo. —Tal vez, Reiner es el más cuerdo de todos.—Pausó ante ese atónito semblante mezclado entre el desconcierto y la hostilidad. Recargo ambos brazos en su pecho y se abrazo así misma, buscando calmar esas involuntarias ganas de dejarse caer, sin consideración. —Nadie debe vivir así, nadie lo merece. —Caminó hacia él con esa mueca en su femenina faz, repleta de cansancio y breve desesperanza.

SNK/AOTxLectora «Pack»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora