Capítulo 8

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Las suaves piernas de Jin rozaban las caliente se igualmente suaves de Tae, sus torsos estaba desnudos al igual que sus miembros, estaban sudorosos y agitados, pero lo peor, excitados al borde de la locura. SeokJin mantenía cierta linea de límites para que Tae por ningún motivo se sintiera mal, sabia que el menor era delicado y el muy bruto, por lo que trataba de controlarse, sobre todo al besarlo.

Taehyung simplemente estaba al borde de la locura, estaba excitado en su limite y caliente hasta por los pelos, todo su cuerpo ardía ante el tacto de Jin, y que el mayor estuviera sobre el no ayudaba en mucho. Se a encontraba con la a piernas abiertas y totalmente expuesto mientras SeokJin estuviera entre ellas. La lengua de Jin se movía hábil sobre la suya, y si, incluso sentía su lengua arder. Jin había sido demasiado generoso, pero erótico hasta el borde del colapso.

Un leve suspiro salio de los labios de el pelimorado al sentir la lengua de jin barrer su cuerpo, recorriendo desde su miembro hasta su cuello, lentamente, como imaginándose que todo eso que sentía y saboreaba fuera real.

—Jin... Como puedes ser tan lento en las preliminares.

—Admite que te gusta, o si no, no estarías tan caliente como lo estas ahora.

—Joder me encanta, pero entra ya que no voy a poder durar mas.

—A la orden mi amor.

SeokJin cogió un botella de lubricante que tenia escogida en su mesita de noche. Sirvió un poco en sus dedos para luego poner uno en la entrada de Tae, entro con sumo cuidado en el menor, recibiendo suspiros hondos por la ronca voz de el menor.

—Tae, quizá muchas veces te lo hayan dicho, pero tu voz es realmente erótica y sexy.

—No cariño, eres el primero — Contestó este con esa voz ronca con la que Jin casi se corre.

—Pues dame el honor de decirte que todo de ti es sexy.

Y pum un tercer dedo.

—Gracias... Muchas gracias... — Cuando Jin entro con los dedos profundamente en su pasivo, este no pudo evitar gritar cuando Jin toco su punto G. — Si, sigue así por favor.

SeokJin mandó todo a la mierda con la palabras de Taehyung, entró profundamente con su miembro dentro de el menor, recibiendo un gemido de satisfacción por parte de el pelimorado.

—Si, al fin te dignas a ser duro y fuerte.

—Eres raro, pero por eso te amo.

Las estocadas de Jin eran certeras, y profundas cargadas de placer y gemidos, como si el mayor ya fuera experto en el tema, pero eso no importaba, estaban mas concentrados en sentir placer que en el mundo que los rodeaba.

Taehyung movía sus caderas al compás de las fuertes embestidas de el mayor, cosa que le gustaba, pues llegaba mas profundo en el y se sentía mejor. Pronto, su miembro fue envuelto con la gran mano de Jin y comenzado a masajear a una velocidad constante. Sabia lo que significaba; Jin estaba tan al borde como el.

Seokjin término agotado junto a Tae, el orgasmo lo azotó tan fuerte que apenas podía respirar. Taehyung se volteo quedando frente a frente con la cara sudorosa y sonrojada, demonios, Jin se veía bien hasta cuando hacían el amor.

—Que me miras tanto, ¿He?.

—Eres tan hermoso Jin.

—Imagínate tu. —SeokJin alzó su mano y con la yema de el dedo pulgar recorrió zonas específicas de la cara de Tae — Tienes Cejas bonitas, ojos bonitos, pómulos bonitos, nariz bonita, tus labios... Son la octava maravilla de el mundo, y tu mentón... — El castaño se aprovechó de la situación abriéndole un poco la boca a Tae le dio un beso. — Tae creo que me he enamorado.

—¿Y de quien? Si se puede saber.

—De mi reflejo... Sabes me persigue a todos lados que ya le empiezo hasta a tomar cariño...

Jin juraba, que la cara de Tae en ese momento era indescriptible, era un mezcla entre enojo y frustración por haber arruinado ese momento tan lindo. Pero las cosas no se quedaron así, Tae se montó encima de SeokJin tomamdole las mejillas con ambas manos.

—Esta bien, me enamore de ti Jin, me enamore de ese lado narcisista que tienes, de ese lado de ese lado preocupado, de ese lado que se cuida de ti, de ese lado que cuida de los de más y de todas las caras que puedas tener.

Jin le besaba las manos al pelimorado hasta que decidió hablar.

—Eso es amor, con todas sus letras.

Si... Al fin se sentía amado...

Al fin estaba en casa...

¡Fin!

Mi pequeño príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora