Capítulo 18: Demonio

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Capítulo 18:
Demonio

La pesadilla del bosque asaltó mi mente toda la noche

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La pesadilla del bosque asaltó mi mente toda la noche. Pero en ningún momento apareció un lobo. Siempre está ese hombre al que no le puedo ver el rostro. Esa cabaña, el forcejeo y la puerta siendo abierta. Sigo levantándome con el corazón desbocado y con el terror acariciándome la piel.

Anastasia duerme plácidamente en la cama contigua después de haber pasado largas horas en la noche mortificándose por Ronald. Lo han enviado a una especie de misión fuera de la academia. Con todo lo que ha pasado ella está un poco paranoica.

Son las cuatro y media de la mañana y no logro conciliar el sueño nuevamente. Ya llevo un par de minutos dando vueltas en la cama sin saber qué hacer, sin querer pensar. A través del cristal de la ventana solo puedo ver oscuridad. Una oscuridad que se refleja en mi cabeza. Abandono la cama para ir a ver a través del cristal, pero me sobresalto cuando algo se impacta contra la ventada. Han arrojado una piedra, luego una segunda vez. Anastasia se mueve sobre su cama. Me apresuro a abrir la ventana antes de que quien sea el que lanza las piedras la despierte.

Me lleno de asombro al ver a Sandra y Gabriel.

—¿Qué están haciendo? —me aseguro de que mi voz no sea tan fuerte como para despertar a Anastasia.

—Necesitamos hablar —murmura Sandra—. Es importante.

—Un momento, ya bajo —respondo, pero antes de que me aleje de la ventana Gabriel dice que salte por la ventana, que él me atrapará. Aun así, me doy vuelta y busco lo más silenciosamente posible algo de ropa para cambiarme. En menos de cinco minutos he conseguido colocarme un pantalón y mis botas negras, encima de la franelilla para dormir me coloco una camisa de cuadros. Regreso a la ventana, Gabriel se muestra impaciente.

—Más te vale que no me dejes caer —digo. Paso las piernas por el borde la ventana y me dejo caer. Me aferro a Gabriel en el momento en que me atrapa en el aire. Me deja sobre el suelo con cuidado e inmediatamente me hacen caminar. Un chico se encuentra parado en el techo de donde se encuentra mi dormitorio, nos sigue con la mirada. Sandra le hace una señal.

Antes de que pueda preguntar, ella me explica: él es Daniel, el mismo chico que hablaba con Paula en el sendero que conecta con las áreas de entrenamiento. Es parte de la seguridad de la academia, un chico de 21 años. Un argel.

Nuestros pasos nos llevan a la pequeña plaza de la academia. No alcanzo a ver a nadie que nos observe.

—¿Qué ocurre? —pregunto en el momento en que nos detenemos.

Es muy raro que ellos dos me hayan ido a buscar, sobre todo por las dudas de Sandra hacia él. Gabriel se sienta en una de las bancas, se ve un poco preocupado. Algo que me sorprende.

—Enviaron a un equipo a la ciudad —dice Sandra.

—¿El mismo grupo donde está Ronald? —Dios, que las malas vibras de Anastasia no se hagan realidad.

Renacer. Luz de Medianoche (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora