El comienzo de Esa Noche

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Los días pasaron y las cosas pintaban igual.

Jellal seguía colándose por la ventana que daba a la habitación de Erza.

Erza seguía recibiendo encantada a ese boxeador que le hacía sonrojar en ciertos momentos.

-Y por fin he llegado. –Jellal entró por aquella ventana sorprendiendo a Erza que guardaba sus gafas. –Algún día tendrás que dejártelas puestas, eres hermosa con ellas y sin ellas.

-Pero de mientras prefiero recibirte bien. –Se levanto de su silla y se dejo abrazar por aquellos fuertes brazos. –Veo que esta vez no está herido. –Rieron ambos.

-Ey, que seas mi enfermera privada no quiere decir que siempre que venga me tengas que curar, aunque ya lo haces con solo mirarme. –La pelirroja alzó una ceja.

-¿Qué quieres? –Sonrió de lado. –Vienes demasiado romántico. - El boxeador se acomodó el pelo. –Que sepas que tengo un examen mañana, debo estudiar...

-Pervertida. –Con un tono socarrón dejo a la mujer sin habla mientras se avergonzaba. –Quería invitarte a una fiesta, esta será un poco más fuertes que las anteriores. –Como siempre cierta curiosidad salía a la luz.

- ¿Que quieres decir con fuerte? –Jellal sonrió tras su inocencia.

-Pues que no habrá sólo alcohol... sino... otras sustancias... -Sabia perfectamente que era justo el tema que no debía de haber dicho. –Tranquila, en ningún momento he dicho que se tuvieran que consumir, solo he dicho que gente llevará. Tu no, sólo agua. –Sabía que podía haberle gustado su condición pero necesitaría más. – Además es la típica que te hará libre.

-Jellal, ¿por qué quieres que vaya? –Se alejo un poco. –Siempre hablas de libertad pero luego cuando lo veo roza otros extremos.

Jellal entendió pero también quería que ella viera, que sintiera que era divertirse sin preocuparse por lo que puede llegar a ocurrir al día siguiente.

-Sabes que Ultear se pondrá pesada si no vas... -Conectaron sus miradas aunque era estaba pensativa. –Quiero que vayas para que sepas lo que es divertirte sin esperar nada a cambio, quiero que salgas de tu aburrido mundo para que veas cómo es otro mundo. –Le acarició la mejilla. –Vamos, pásate al lado oscuro... -Y tras su mejor sonrisa seductora más un guiño de ojo, Erza no podía decirle que no.

No le gustaba eso de irse de fiesta pero sí que llegaba a divertirse.

-Eres... -Antes de acabar su frase prefirió morderse el labio para aguantar las ganas de besarle y de decirle algo inapropiado. - ¿Por qué siempre te sales con la tuya? –Desconectó su mirada y se dio por vencida.

En estos casos el Gran conquistador Jellal Fernandez siempre le ganaba la pelea.

-Cariño, créeme. –Hizo que la mirara. –Será fantástico, tocara un grupo y todo. –Le besó la mejilla.

-Pues espero que no me guste. –Jellal se sorprendió. –Los guitarristas me vuelen loca. –Sin más con la cabeza señalo a su librería donde tenía varios discos donde se destacaban muchos solos de guitarra como el de Jimmy Page. –Tendría mucha competencia con uno.

-Pues tendré que aprender a tocar la guitarra, escucharé la canción de Nothing Else Matters –Sonrió como un tonto enamorado al ver como los ojos de su novia se iluminaban solamente de decir la canción, incluso legó a quedar tan derrotado por la mirada de Erza que tuvo que sentarse.

-Uy, pues si eres capaz de hacerlo soy tuya para siempre. –Se sentó encima de él y comenzó a besarle.

-Espera. –Aunque le dolió se separo. -¿antes no eras mía para siempre? –Ella puso los ojos en blanco.

Dos MundosWhere stories live. Discover now