Nuevo paso

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-Espera, ¿lo sabe? -Jellal no quiso creérselo.

El abuelo Rob sonrió altivo.

-Y ahora por fin me ves como la amenaza que soy... -Se coloco enfrente de él. –Mira, tipo duro... haber como te lo digo. –Se aclaro la garganta. –Como toques a mi única y más querida nieta, tendremos un problema. –Jellal no se achanto ante la dura y fría mirada que le daba aquel hombre.

-Vaya... al final no eres el típico viejo idiota.

-Pero yo veo que si eres el típico joven rebelde. –Jellal sonrió de lado ante el tono que ponía Rob.

-Chaval, te sobra soberbia y te falta observar. –Le advirtió. –Ahora mismo estás en un juego peligroso. –Se alejó un poco del joven. –Antes he sido bondadoso, Erza confía demasiado pronto en la gente tal y como hacía su madre... pero no haré que se equivoque. –Se giro para mirarlo fijamente. –Eres un buen chico o al menos se que puede haber algo buen en ti, pero no creo que debas seguir siendo amigo de mi pequeña. –Jellal se cruzo de brazos y sonrió de lado.

-Soy peligroso y vivo en un sitio peligroso... pero eso no quiere decir nada.

-Lo suficiente como para saber si Erza estaría segura. –Miró su vestimenta. –No es por nada y menos por dónde vives o como vives.

-Es por el tipo que doy. –Miro entristecido al suelo, sabía que algo así podía pasar pero aunque a ella le diera igual, él sabía que eso le provocaría cierta incomodidad con otras personas. –Nunca sabréis mirar fuera de esto. –Señalo su camiseta. Y salió fuera donde Erza enseguida que lo vio se levantó del sofá.

Al quedarse parado ante la mirada de ella supo que no se rendiría. Aquella mujer le daba algo de esperanza y aun no sabía cómo, pero debía ayudar a aquella hermosa damisela a salir de su horrible castillo para que supiera lo que es vivir. Con nueva sonrisa señalo el sofá y volvió al "despacho" del abuelo de aquella mujer.

-Si lo consigo... Si consigo parecer un hombre de bien.... –Rob le prestó atención a las nuevas energías del chico. –Se casara conmigo.

-No pienso vender a Erza. Primero me convences y luego la convences a ella. –Sonrió. –Acuérdate de no hacerlo al revés.

Jellal asintió y señalo su frente. –Memorizado. –Al girarse vio a Erza caminando por aquel pequeño salón. –Pero seguiré entrando por la ventana. –Susurro y esta vez ella se acercó a él.

-¿Qué pasa? –Preguntó algo nervioso.

-Digamos que me pillo, pero llegamos a un acuerdo. –Erza le miró confusa.

-Erza cariño, hoy tendrás un día algo liado. –Jellal se tiro el pelo un poco hacía atrás.

- Si, pero ya tiene planes. –Erza y Jellal se miraron. –Este es mi acuerdo.

-Veo que lo memorizaste mal. –Ella vio que su abuelo estaba diferente.

Y llego a la conclusión, los gestos y mirada de su abuelo hablaban por si solos.

-¿Te pillo entrando por la ventana? –Miró a Jellal y este solo asintió orgulloso. –Abuelo, perdóname yo...

-Tranquila ya me dio la información necesaria, aunque el vino para saber algo más de ti... -Le interrumpió y Erza miró algo aturdida a Jellal.

-Solo quería saber cómo era tu relación y algunos secretos. –Jellal se coloco bien la camisa. En ese momento la pelirroja recordó el gran deseoso cuerpo que tenia Jellal y se ruborizó un poco.

-Me voy a la habitación. –Dijo escaqueándose, los dos hombres notaron ese cambio y sin olvidar ese sonrojo nuevo que llevaba y que le quedaba tan adorable.

Dos MundosWhere stories live. Discover now