Se hizo de Noche

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-Iré a por un pijama de mi abuelo. –Erza quería escaquearse de esa habitación, se estaba poniendo nerviosa tras escuchar la última frase que le dio el tatuado. De alguna forma ese dato la puso demasiado nerviosa y la sonrisa orgullosa de aquel chico aun le ponía más nervios y extrañamente contenta.

-Vas a huir, ¿ya? –Miró el reloj que había en la pared. –Aún es pronto.

-SI... -Nerviosa salió de la habitación y escucho como él aguantaba la risa. –idiota... -chasqueo la lengua y fue a ver si había algo en la secadora para Jellal.

De mientras Jellal estaba enfrente de la ventana de rodillas y alzando las manos.

-Grand Chariot, eres mi nuevo dios. Te adorare durante toda mi vida. –Al levantarse aprovecho para celebrarlo con unos pequeños saltitos y un nuevo baile, de esa forma también se quitaba los nervios. –SI, SI. –Seguía igual hasta que escucho la puerta y a una pelirroja que acto seguido después de quedarse mirando aguantando la risa, volvió a salir de la habitación.

-Puedes entrar. –Con un leve rubor y intentando parecer lo más macho posible invito a que entrara de nuevo.

-¿seguro? –Abrió un poco la puerta. –Si quieres seguir bailando y eso, puedo esperar fuera.

-Quieres entrar, solo estaba celebrando una cosa. –Dijo dándole la espalda.

-¿Qué cosa? –Jellal se rascó la nuca y Erza le miraba divertida.

-Pues... -Se giro para mirarla. –La cama, siempre me ha parecido muy cómoda y pues... eso, que me apetecía dormir en ella... -No sabía muy bien que decir y resoplo dándose por vencido pero en Erza bueno, su inocencia lo dio por válido.

-Pues la verdad es que si, incluso de lo cómoda que es me cuesta dormir a veces. –Jellal se sorprendió al ver que una excusa tan poco trabajada se daba por válida. Acabo enternecido por su inocencia. –De todas formas ponte esto, es de mi abuelo pero creo que te servirá de todas formas. –Se lo entrego pero el tatuado tenía ganas de otra cosa.

-Erza... verás... es que tengo una mala costumbre. –Ella lo miro confusa. –Duermo en calzoncillos, me molesta mucho la ropa. –Agacho la cabeza. –Perdona pero no puedo aceptarlo. –Jellal sonrió orgulloso y es que en verdad parte de eso era verdad, pero no le molestaba dormir con ropa, al elevar la cabeza vio como Erza se ruborizaba.

-Creo que entonces debería dormir en el sofá, no quiero serte molestia. –Jellal la detuvo.

-Gata, quien te ha dicho que seas molestia... además no voy a permitir eso. –Se puso serio y Erza sabia que tenia las de perder.

-Bueno... ya veremos cómo lo hacemos para dormir. –"Puede que yo no duerma esta noche...." Entonces al pensar eso le vino por sorpresa imágenes de las historias que leía. "...Frena..."

-Sí, ya lo veremos. –Jellal cerró los ojos para volver a agradecerle a Grand Chariot todo lo que estaba pasando.

-¿pasa algo? –Preguntó un poco preocupada por la expresión de Jellal -¿te duele algo? -Justo abrió los ojos y empezó a tocarse la espalda.

-Tengo un poco la espalda hecha polvo y de vez en cuando me da molestia pero todo bien. –Según sus pensamientos y su plan de preocupar a Erza para que le hiciera un masaje y luego él a ella, iba en un buen comienzo. Ella se lo pensó un poco pero cayó en la trampa, dejo a un lado el pijama de su abuelo y señalo la cama.

-Túmbate bocabajo, te haré un masaje. –Jellal le sonrió de forma seductora. –solo quiero ayudarte, no pienses mal. –Listo, el plan de Jellal iba perfecto. Se hizo un poco el indignado.

Dos MundosWhere stories live. Discover now