Recuerdos lejanos

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Los dos días se hicieron eternos para Jellal lo único que le llegaba a aliviar era subirse al ring y ganar ese combate, si que había salido igualmente para irse a disfrutar pero no hizo nada malo, según Jellal era aburrido pero según Ultear era porque echaba de menos a alguien.

Tras vendarse sus nudillos totalmente rojos por los golpes que tuvo que darla a uno en el ring, se cambio de ropa y fue a su nueva habitación favorita. Era por la tarde casi anocheciendo y ya quería enseñarle a una persona como disfrutar de una noche como aquella, lo mejor es que todo se le ocurrió por el camino. En cuento llego miró que la ventana estaba cerrada pero se fijo que había luz, así que como ya sabía... tenía que forzar el cierre para poder entrar.

Una vez, se desilusiono al no ver a nadie pero dentro vio la bandolera de ella y su escritorio lleno de libros y apuntes, se paró a leer y sonrió.

"Letra un tanto ilegible pero se llega a entender, se nota que son apuntes rápidos..." pensó mientras cogía el libro de matemáticas y se puso a mirar lo que estaba haciendo ahora, cogió los apuntes y se fijo que había uno que fallaba y ella lo sabía ya que lo anoto en rojo. "¡¡Algo Falla!!" sonrió aun más al ver que el problema era fácil de resolver pero la pelirroja tenía problemas, recordó que lo mejor que se le deban cuando el estudiaba, hace tres años eran las matemáticas e historia, en lo demás como era un vago prefería no meterse mucho en la asignatura y aprobarla con un seis.

También recordó que muchos profesores le daban como un pequeño genio, un superdotado pero también el ser más vago, maleducado, buscador de peleas y revoltoso que habían conocido, siempre fue así y para él siempre seria así.

Se acomodo en el asiento y seguia mirando los diversos apuntes que tenia, cambiando de asignaturas, observando que ella era una chica muy inteligente, en su mente solo podía ver que si él fuera el estudiante que debía de ser, el superdotado del colegio que todos quisieron que fuera, ella estaría a su altura y seguro que tendría una gran competencia o incluso estarían todo el rato peleándose por ver quién era el mejor.

Miró el estuche que tenia, varios bolígrafos, lápiz, goma, repasadores.... todo lo necesario para una universitaria, le pareció una tontería, él nunca llego a comprarse uno ya que siempre llevaba un bolígrafo azul en el bolsillo y con eso le bastaba. Pero al ver ese lápiz decidió ayudar a la pelirroja.

Cogió ese lápiz después una hoja que tenia suelta en el cuaderno de ella y escribió la solución del problema que le fallaba incluso le puso una pequeña explicación de cómo lo hizo, después se dio cuenta de que todo era muy recto y pensó que como era todo un caballero era mejor recordárselo con una pequeña nota.

Después de obtener unas risas lo volvió a dejar todo ordenado y se tumbo en la cama a esperar a la pelirroja, observando la habitación se dio cuenta de que ella no paraba de centrarse en los estudios. Muchos libros de texto, varias carpetas con apuntes. Pero se detuvo al ver un álbum, "Recuerdos lejanos" leyó en su mente de pronto sintió como la curiosidad se apoderaba de él.

Con un pequeño saltó se levanto de aquella cama tan cómoda y se dirigió al álbum. Al abrirlo vio que las paginas eran blancas y había fotos, fijo su vista en una Erza muy pequeña, de unos cinco años, cogida por un hombre de pelo rojo un tanto más oscuro que el de la niña, se conmovió al verlos... Pensaba cuando veía toda esa felicidad, que él quería una familia así.

Fue pasando de páginas, vio como ella se convertía en la diosa que era ahora, junto a sus padres. En todas las fotos salía sonriendo muchísimo, vio la casa donde vivía, a su abuelo quien estaba más joven y menos estropeado. Hasta que llego a una página totalmente negra, casi al final del álbum, en ella estaba escrito "Lo que nunca debió pasar. Os echo de menos Papis." Algo en el corazón de Jellal cambio, al ver un coche blanco destrozado contra un árbol y una frase arriba. "Ojala no se hubiera drogado aquel tipo..." a Jellal se le seco la garganta, se fijo en otra foto y eran dos tumbas donde se podía leer el nombre de sus padres y unas rosas rojas con la frase "Os quiero, siempre." Después otra foto donde estaba Erza totalmente destrozada, llorando arrodillada delante de las tumbas y con gente detrás totalmente preocupada. "Me siento sola a veces, pero después recuerdo el apoyo que tuve... pero el hueco que dejasteis estará siempre presente." Después una abrazando a su abuelo, ambos llorando. "Sigo sin entender como fueron capaces de hacernos fotos cuando estábamos así, ojalá papa no hubiera sido famoso. Me duele tanto ver al abuelo llorar" A Jellal se le hacía duro verla así, sin dudarlo paso tres hojas, donde ya se cambio el negro por el gris. Erza no sonreía en las fotos pero en las que sonreía parecía forzado. "No me queda otra que traerte alegría pequeña gatita."

Dos MundosWhere stories live. Discover now