Mi corazón latió a mil.

Mi plan era decirle al chofer que me lleve a un lugar cercano a la casa de Emily. Yo sabía que mi hermano era capaz de entrar conmigo, solo para verificar. Además, ¿cómo explicaría que me viera con Emily? Sabía que mi hermano era consciente de que mentía puesto que siempre había odiado los eventos de caridad, pero decirle la verdad... no era buena opción. Él no era homofóbico como mis padres, pero no sabía si estaba a favor por una cuestión de derechos humanos o por ser inteligente y saber aceptar la igualdad. Otro punto era de que muchos aceptan a los homosexuales fuera de sus familias, no dentro, los pueden tener como mejores amigos pero no como hijos o hermanos.

Me senté en el copitloto del auto y mi hermano me miraba con una sonrisa.

-¿La dirección?

-Miguel... creo que es mucha molestia, tienes que estudiar y puedo tomar un taxi- intenté librarme de él.

-La dirección- dijo riendo- ¿sabías que eres pésima mintiendo?

-¿Qué?

-No sabes mentir y mamá no se da cuenta porque está demasiado metida en su vida. Así que dame la dirección, yo te llevo y recojo. No diré nada.

No sabía si decirle la verdad. Tenía miedo de que me viers con Emily y que le dijera a mis padres. Pero temía más dejar plantada a Emily. Así que le di la dirección y rogué para que Emily no estuviera afuera de su casa.

Desgraciadamente, lo estaba.

Miguel no dijo nada. Tampoco mostró alguna emoción. Pero cuando Emily me abrió la puerta, mi mundo se detuvo.

-Hola Miguel- ella lo saludó con una sonrisa

-Emily - respondió mi hermano con naturalidad - la recojo aquí en tres horas, ¿está bien?

-Sí, gracias por traerla.

Mi hermano se fue y estaba en shock. ¿Ellos se conocían? Eso era obvio pero no entendía nada. ¿Dónde?¿Cómo? ¿Emily sabía que él era mi hermano cuando me conoció?

-Respira, no te desmayes damisela- dijo Emily tomando mi mano.

-¿De dónde se conocen?

-Él asistió a un curso en mi universidad y yo, casualmente, estaba ahí. Nos llevamos bien y a veces hablamos.

-Mierda- solté sin siquiera pensarlo

-¿Mi bella damisela ha dicho una grosería? No lo puedo creer- ella se burló y yo solo me quedé en silencio - ven, vamos para que puedas pensar un poco.

Me guió a su casa, la cual era pequeña comparada a la mía pero muy acogedora y cálida. Habían muchas fotografías de la familia y adornos de diferentes culturas. Se sentía extraño estar en su casa. Sentí que invadía su vida familiar y que al mismo tiempo, era ella quien me dejaba invadirla.

-Estás hermosa- dijo en mi odio y yo me estremecí por su cercanía.

A causa de lo ocurrido, no había podido fijarme en lo que traía puesto. Emily, rompiendo con los estereotipos, tenia puesto un smoking negro. Su cabello suelto y lacio atado y un poco de maquillaje (lo cual me calmó)

Estaba perfecta. Se veia tan ella y me daba celos, la facilidad que ella tenía para expresarse como ella era.

-Tú también- le dije después de sonrojarme.

-Tu hermano no dirá nada- me aseguró

-No lo creo

Ella dudó un poco y tomo mis manos entre las suyas.

-Yo le pedí permiso para salir contigo

-¿Qué?¿Por qué?

-Porque para cortejar a una dama, se pide permiso al padre pero en tu caso, lo hice con tu hermano- ella lo dijo como si fuera algo normal y no lo era.

-Hace unos siglos, sí. No había necesidad de eso.

-Lo sé, solo que tú eres diferente. Siento que debo tratarte como una princesa- Ella unió nuestras frentes y sus ojos grises me miraron con intensidad- eres única y hermosa

-Emily, eres demasiado dulce- mis labios estaban cerca a los suyos y quería besarla pero no lo hice porque ella se separó de mí y me miró por un buen tiempo. Yo sólo la observé. Estaba hermosa y era demasiado auténtica - ¿Sabes que te van a mirar mal?

-Sí. Va a ser la envidia por estar con la chica más hermosa de todas.

-Emily... no es eso

-Estoy en contra de la esteretipación de la ropa. Creo que la ropa es universal, un hombre puede usar vestido y seguir siendo hombre, y una mujer usar traje y seguir siendo mujer. La masculinidad o feminidad no depende de la ropa ¿o sí?

Ella sonrió y me guió a la puerta. Caminamos unas pocas cuadras antes de llegar al museo. Emily entrelazó nuestros dedos y me mantuvo muy cerca a ella.

En el lugar habían muchas personas vestidas elegantemente y agradecí mentalmente a Helena por la sugerencia de usar vestido. Como era de esperar, nosotras recibíamos mucha atención pero no importó, tenia que acostumbrarme a esto . Quería hacerlo puesto que en mi mente estaba la idea de una relación con Emily.

Vimos casi todos los objetos. Eran monedas de oro, artilugios, espadas, escudos e incluso textiles. Era realmente hermoso y lo mejor era de que Emily sabía la historia del barco y me la iba contando al oído, como si fuera un secreto que me estaba revelando con recelo.

-A veces desearía estar en otra época, años anteriores sólo para saber qué se sentía vivir sin tecnología, sin televisión, sin absurdas ideas de ser delgadas, altas y rubias; sin religión que nos limite. Ya sabes, vivir en la antigua Grecia o Roma- ella hablaba con los ojos iluminados, como si fuera su anhelo escapar a otra historia.

-Ahora es feo ¿no? Cómo vivimos y cómo nos hacen vivir- le comenté lo poco que podía decir.

-No tanto- me miró a los ojos y se acercó para besar mi frente - Junto a ti, no.

-Señoritas - un hombre pequeño de traje nos habló, interrumpiendo nuestro momento - Algunos de nuestros invitados se sienten incómodos por su relación - nos miró de pies a cabeza, haciéndome sentir humillada - les agradecería que mantengan la compustura

-¿Disculpa? - Emily usó un tono de voz que hizo que me estremeciera completamente - No lo haremos, soy tan libre como cualquiera de ellos

-Sólo les informo de la incomodidad de los demás. No queremos problemas pero si no pueden comportarse, tendrán que retirarse.

Emily rió. Se rió tan fuerte que todos giraron a vernos. Y al vernos, veían nuestras manos entrelazadas. Muchos murmuraban entre sí, otros nos señalaban y se reían de nosotras. ¿Qué hacíamos mal?

-Clara- su voz me regresó a la realidad y giré a verla - este hombre me dice que nos tenemos que ir pero no estoy segura de eso ¿Qué dices tú?

Sus ojos grises me miraban con tristeza. Sabía que se sentía mal por lo que estabamos pasando, pero no era su culpa, ni la mía, era culpa del mundo. Sonreí por la idea estupida que cruzaba por mi mente, y pensé "Qué mierda, igual me van a juzgar".

Solté su mano y ella se asustó por un segundo. Tome su rostro entre mis manos y lo acerqué a mí. Ella dijo mi nombre antes de que la besara y sonrío levemente. Escuché muchos murmullos que sólo me impulsaron a besarla con más fuerza.

Sus manos estaban en mi cintura y sus labios sobre los míos, haciéndome sentir segura, en el lugar correcto, haciendo lo correcto. Cuando besé a otras chicas, sentía un beso incompleto como si les faltara algo esencial; sin embargo, con Emily, sentí que todo era perfecto.

Cuando nos separamos ella tomó mi mano y salimos de aquel lugar. No miré hacia atrás para ver a los demás, solo miraba a Emily, quien tenía una sonrisa en el rostro. Y me confirmé, que su sonrisa, era lo más hermoso que había visto en el mundo.

Solo diré que aún te amoWhere stories live. Discover now