Capítulo 10

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He estado muriendo por decirte todo lo que quieras escuchar, porque eso es lo que soy esta semana.
(...) Estoy mirando desde el closet deseando ser la fricción en tus jeans. ¿No es una locura, como muero por ser él? Soy solo una grieta en tu colchón, pero tú eres sólo una línea en una canción. Siempre estamos durmiendo con la persona equivocada.

~Sugar, we're goin' down/ Fall out boy










A pesar de que había tenido un sueño reparador y era más de las 3:00 pm, me había despertado con un humor fatal. No hacía falta indagar mucho sobre lo que me ponía mal: La respuesta de Mark la noche anterior. Con eso en mente me había decidido a terminar el juego que había comenzado. Tuve la epifanía de que aún si él era un infiel, tal vez era mejor no meterme. Era mejor que la chica no supiera nada. Era mejor trabajar en mi relación con Santi. Si Mark amaba a Miranda, ¿Quién era yo para tratar de separarlos?
Y a pesar de que tenía la respuesta del millón de dólares, algo no se sentía bien... Al menos para mí. Debía de aceptar que me había enamorado, y que era algo imposible de conseguir. Hice mis quehaceres pendientes. Con la visita inesperada de Santi había vaciado mi alacena. Pasamos mucho tiempo picando comida por aquí y por allá.

Llegando al supermercado me encontré con Eileen. Su nombre real era Elan. Era uno de mis mejores amigos en la prepa. Teníamos gustos similares y un humor que congeniaba. Saliendo de preparatoria pasó a ser Eileen, y de no ser porque tomamos rumbos diferentes, seguiríamos como uña y mugre. A veces coincidiamos en el chat y nos pasábamos cotilleando sobre lo que hacían las plásticas del salón. Su grito de alegría me hizo voltear hacia él, ahora ella y nos abrazamos con júbilo dando saltitos emocionadas.

- ¡Isaaaa, tánto tiempo sin verte!
- ¡Eileeen, te extraño tantooo! - Permanecímos abrazadas con enormes sonrisas. En realidad la extrañaba demasiado. - Pero mírate, estás hermosa. Le dije guiándola en una vuelta.
- ¡Lo sé! - Hizo una mueca demostrando su eterna seguridad.
- Tanto sin verte, ¿Qué has hecho?
- Pues déjame te cuento - Hizo ademán de que nos sentáramos en una banca cercana - ¿Recuerdas al chico que te había contado que estaba detrás mío?
- ¿El moreno alto?
- ¡Si, él mísmo! Pues hace cerca de tres meses comenzamos a salir oficialmente. Es un encanto, es un amor... es tan... ¡Oh, creo que estoy enamorada! - Hizo un gesto abanicándose con la mano, dramatizando su momento - Pero dime tú, ¿Como está Santi?, ¿Cuando planean tener desendencia?
- Si, bueno... - Ví su cara transformarse de una sonrisa a preocupación frente a mis ojos bajo esa enorme cascada de hermoso cabello castaño ondulado. Ella me conocía íntimamente. - Digamos que las cosas no están del todo bien por ahora.
- Oh, linda ¿Están bien?
- Si, es sólo que ya sabes... Casi nunca lo veo desde que falleció su padre y tuvo que tomar partido en la empresa que tenía con sus tíos. Él es bueno, pero básicamente ya no está.
- Pero al menos es temporal ¿no? - Me metió un mechón de mi cabello detrás de la oreja.
- Esa es la cosa - Dije, bajando la mirada - No lo sabemos a ciencia cierta. Se acaba de ir hace unos días, y vendrá en un mes más, según él. Pero son sólo suposiciones.
- ¿Y tú lo amas?
- Si, pero... ¿Cómo puedo amarlo, si no está siquiera por una llamada, un mensaje o señales de humo? Que no esté es una mierda, el trabajo lo consume. Adoro que tenga sus metas, y que me incluya en ellas, pero al menos debería llevarme con él.
- Su familia sigue sin ver bien que estén juntos ¿verdad?
- Si.
Para la familia de Santiago, yo era una niña indigna de su apellido. Por ello jamás me había tomado como esposa para no molestar a sus parientes por ahora, sin embargo me tenía en su casa, como si lo fuera.
- Si te quiere hacer su esposa, debería tener las agallas de ir frente a su familia y presentarte como tal. No puede tenerte como su muñequita escondida, cielo. Que te mantenga no quiere decir que puedas ser su juguete, mereces más que eso.
- Pero yo sé que me ama... Es sólo que necesita tiempo y yo se lo estoy dando. A veces lo reprendo, pero no quiero estresarlo más de lo que ya está.
- A pesar de tu inteligencia a veces pecas de tonta, yo en tu lugar ya me hubiera buscado a alguien más. Niña, mírate. Eres hermosa. Puedes encontrar allá afuera un millón de hombres. ¿No te debe al menos eso? Dejaste todo por quedarte con él cuando pudíste recuperar tu lugar como niña de casa, y ahora... estás aquí, sola...- Me acarició la mejilla. Debía mirarla desde abajo, siempre había sido de baja estatura y frente a ella lo era aún más.
- Supongo... Pero no estamos aquí para hablar de mis problemas. Deberíamos de quedar en salir un día de estos.
- ¡Claro! Dame tu número celular. En uno de estos días te marco para que salgamos en grupo y te diviertas un rato, así de una vez te presento a mi novio, te juro que es un sueño...

Confesiones de una catfishWhere stories live. Discover now