Capítulo 4

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Quédate por esta noche. Si es que quieres, puedo mostrarte de lo que los sueños están hechos.
He estado esperando tanto tiempo, no me imagino estando en cualquier lugar, excepto aquí. ¿Como me pudiste haber escogido, honestamente? Porque yo podría cantarte una canción, pero no creo que las palabras puedan expresar tu belleza.
(...) Ellos dicen que el amor es por siempre. Tu 'por siempre' es todo lo que necesito. Por favor, quédate tanto tiempo como necesites. No te puedo prometer que las cosas no se descompondrán, pero sí te juro que nunca te abandonaré. Por favor, quédate por siempre conmigo.

~James Dean & Audrey hepburn/ Sleeping with sirens













De nuevo me levantaba a las 2:00 pm y ya tenía 10 mensajes de Mark deseándome un buen día; los dejé en visto y me dirigí a la cocina.
Desde que habíamos comenzado a hablar había cambiado mi horario completamente.
Sonreí ante la vibración de mi celular con un nuevo inbox suyo.
Comenzó a sonar mi celular con mi tono de 'Blank space'. Su nombre apareció en mi pantalla y de pronto caí en cuenta de que no le había dejado en claro que ya no quería que habláramos más por teléfono. Se sentía peligroso de cierta manera, sin embargo sentí curiosidad y contesté.
- ¿Diga?
- Hola, pensé que estabas ignorándome.
- Si, bueno no me diste oportunidad de hacerlo... Acabo de levantarme.
- Creí que estabas acostumbrada a desvelarte.
- A desvelarme si, a no reponer mi sueño durante el día no. No estoy hecha de cartón como ciertas personas...
Escuché de fondo agua cayendo, y su voz sonaba con un poco de eco... ¿De dónde demonios me estaba llamando?
- Gracias por eso, ¿Eh?
- Mark, ¿En dónde estás?
- Estoy dándome un baño, en un rato entro a trabajar, sólo quería vigilar que estuviéramos bien después de lo de anoche...
El sonido de un chorro de agua chisporroteando sobre el piso.
- ¿Lo de anoche?
De golpe cerró la ducha, toda interferencia había sido eliminada de su voz. Sonaba algo molesto.
- Haz como si no hubiera pasado nada, pero no es como si me fuera a olvidar simplemente de que tuvimos un momento íntimo, coqueteaste conmigo.
¡Había olvidado ese detalle! ¿Ahora qué? Piensa, piensa, piensa...
- Ah, ¿Eso? No creas que fué un coqueteo en serio, yo tiendo a coquetear todo el tiempo, no creas que fué algo especial, no eres mi tipo, Mark...
De nuevo el sonido de agua comenzó a chapotear en el auricular.
- No soy tu tipo... ¿Qué tipo de persona soy, a tu modo de verme?
Era momento de seguir con la manera de rellenar los espacios vacíos en mi personaje.
Había pensado anteriormente que los tipos "santurrones" como él podrían morir por la damicela en desgracia. Es la naturaleza de los príncipes azules, ¿No?
Bueno, pues yo iba a retorcer un poco ese concepto de "damicela".

- Escucha, Mark, eres un tipo muy tierno, tienes una gran conversación, eres agradable de muchas maneras, pero el problema aquí especialmente es que yo no soy buena para ti, no sabes el tipo de persona que soy.
Silencio de nuevo.
- Entonces házmelo saber, déjame conocerte. Si después de eso crees que no aporto nada a tu vida o yo pienso eso de ti, cortemos comunicación.
Mierda, el iba de nuevo con eso, no esperaba que lo hiciera.
- ¿Sabes? no estoy en este mundo para complacerte a ti o a nadie. Me gusta hacer lo que quiero, cuando quiero. En cuanto a tipos como tú, conozco lo suficiente como para saber que eres el tipo bueno de la escuela, con algunas admiradoras, pero no demasiadas. Con la chica del cuadro de honor linda y delicada, a pesar de tu facha de 'rudo' eres más suave que un gatito, crees en el amor a primera vista y el amor eterno, cosas así. Yo soy más bien el tipo de chica que prohibirías a tu novia acercarse: algo fiestera, problemática, con poco respeto por la autoridad y bastante promiscua. Créeme, te estoy haciendo un favor a ti y a los de tu especie al alejarme.
Silencio de nuevo. Esperé que mi pequeño discurso improvisado hubiera tenido al menos uno de dos efectos: 1) Provocar algo de protección de parte suya, ya que de cierta manera era una marginada y 2) Detener su cerebro con la frase "bastante promiscua".
Había lanzado el anzuelo. Era hora de ver si seguía en marcha mi plan, o lo dejaba morir. Un suspiro.
- Entonces... ¿Crees que soy así de 'Bueno'? Creo que me estás juzgando bastante adelantado. - Un silencio de parte de ambos, hasta que retomó la palabra - Tienes razón, no necesito gente así en mi vida. Tengo que irme a trabajar, Scarlett. Nos vemos.

Me colgó. Maldición, tal vez me había adelantado.
Mi cara de incredulidad no desapareció en lo que parecían siglos. Tal vez estaba juzgándolo antes de darle una oportunidad y no era nada de lo que había estado pensando.

Durante horas repasé lo que había pasado, creí que había sido lo suficientemente inteligente para poder controlar a 'Don Príncipe'. Bien, me había salido el tiro por la culata. Tal vez había herido su ego por tratar de alejarme en vez de caer a sus pies. Salí a dar un paseo por el parque cerca de mi casa, por más que le daba vueltas al asunto, no sabía qué había hecho mal. Tal vez había malinterpretado todo desde el principio, tal vez le daba pánico lo que le había dicho. Repasé miles de teorías en mi cabeza al ritmo de KSHMR y caminando como si no hubiera un mañana. Tenía que aceptar que lo que sea que estuviera pasando, me comenzaba a afectar, se estaba metiendo dentro de mi sistema y debía pararlo, yo no era lo que él pensaba, y nunca lo sería.

Pasé al mini-super de regreso a casa. Habían sido horas de caminata errante, eran las 8:45 pm cuando salí de mis compras. Había comprado un montón de cosas que no debía de haber comprado, llevaba las manos llenas, iba a ser un horrible viaje de regreso. Ni siquiera había terminado de salir del súper, cuando se rompió una bolsa. Genial, a la mierda, mi dia había sido jodido aún más. Recogía mis víveres cuando una lata rodó más allá de mi mano, un tipo la alcanzó y alcé la mirada. Bueno, probablemente era el día más jodido de mi vida.
- ¡Isabelle, tiempo de no verte!
- ¡Ah, hola! ¿Qué cuentas?
- Pues no mucho en realidad, estoy en mi horario de trabajo.
- Oh, umm, y tu trabajas en...
- Reparto entregas del negocio de mi Madre, es una carnicería. Vengo y surto algunos pedidos y cosas así.
Repasé de arriba hacia abajo su metro ochenta y nueve. Debajo de una gorra azúl se asomaba su cabello castaño oscuro y su cara decorada con una ligera sonrisa despreocupada.
- Bueno, creí que seguirías estudiando.
- Si, es una larga historia.
Sonreí y tomé la lata que me ofrecía. Me preparé para irme. Hice ademán de seguir mi camino con una sonrisa incómoda y apuntó de levantar la mano para despedirme.
- Justo buscaba un lugar para cenar, muero de hambre... ¿Vives por aquí, cierto? Deberías de recomendarme un lugar, estoy harto de comer chatarra.
- Pues es algo tarde, pero podrías ir a la pizzería cerca de mi casa.
- Pizza no es algo muy saludable, pero es mejor que sopas instantáneas. Oye, ¿Necesitas ayuda con eso? Se vé que vas bastante cargada, podría llevarte después de que me acompañes a cenar.
- Sinceramente creo que si, sólo vine a caminar y como tonta olvidé que cuando vengo a comprar algo de despensa, necesitaré más que sólo mis brazos para cargarla de regreso a casa.
De alguna cosa río tranquilamente y me abrió la puerta de su gran camioneta hasta que estuve en el asiento del copiloto, cerrándola detrás de mi suavemente. Puso los víveres en la cabina de atrás y encendió la marcha.
- Típico de ti, siempre tan impulsiva...
- Ya no lo soy tanto, creo... Tiene mucho tiempo que no soy como me recuerdan.
- Ha pasado mucho tiempo, ¿No? No te veo hace tres años. Recuerdo cuando escuchábamos música en los jardines de la escuela y nos recomendábamos artistas.
Encendió su estéreo y algo suave de Circa survive sonó de fondo. No pude evitar mover los dedos al ritmo de "I felt free".
- Es cierto. Oye, ¿Cómo está tu chica?
- Pues atravesamos algunos problemas, ¿Sabes? Lo de siempre... Es frustrante, quisiera saber lo que pasa por su mente cerrada. Pero dime ¿Qué has hecho tú desde que saliste de la prepa? Supe que habías trabajado en el centro, ¿Aún sigues ahí?
- Pues no realmente. por el momento sólo estoy... Considerando algunas opciones.
- Jaja, basura.
- Si, sonó del asco, ¿cierto?. Oh Mira, es ahí la pizzería, puedo caminar desde aquí, mi casa queda a una cuadra.
- No, por supuesto que no, no podría dejarte ir por allí a estas horas, es algo tarde y está muy oscuro. En serio, acompáñame a cenar y te llevo a tu casa. Vamos, habrás cambiado, pero debe quedar algo de la "tú" que conocí que amaba la pizza y las salidas en grupo... a menos que tengas algo más que hacer.
Me dejé convencer, después de todo, hacía tiempo que no interactuaba con nadie de esta manera. Era bueno, al menos por ahora.
- De acuerdo. Te acompaño.
Ordenamos y pasamos rápido las horas platicando de cosas tontas, de música, la gente que conocíamos en común, lo que había sido de mi generación, y lo que habíamos hecho nosotros. Cuando miró la hora rió y dijo que se la había pasado muy bien, que probablemente se iba a meter en problemas si no apresuraba su paso. Llegamos a casa y dejamos las compras. Metió sus manos en sus bolsillos en un tierno gesto de timidez.
- Deberíamos de seguir en contacto, tienes una gran platica. Me sentí bien de volverte a ver.
- De acuerdo, algún día salgamos con algunos ex compañeros, sería buena idea.
Sonreí, por primera vez cómoda.
- Bien, sigamos en contacto. Te tengo en Fb, hagamos un evento o no lo sé. Nos pondremos de acuerdo, ¿Si? Fue bueno hablar contigo, me hiciste la noche. Cuidate, nos vemos.
Nos dimos un breve abrazo y salió del pórtico. Subió a la camioneta y tocó su bocina. Lo despedí con la mano y reprimí un suspiro.
- Nos vemos, Mark.

Confesiones de una catfishWhere stories live. Discover now