Capítulo 2

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Regla no 1.- Tienes que divertirte, pero cuando termines, sé la primera en correr.
Regla no. 2.- No te apegues a alguien que puedas perder.
Regla no. 3.- Guarda tu corazón en la mejilla, pero nunca en la manga, a menos que quieras probar el fracaso.
Regla no. 4-. Debes lucir pura. Un beso y despedirlo en la puerta, dejándolo deseando más.
Esto es cómo ser una rompecorazones. A los chicos les gusta un poco de peligro.
Los dejaremos enamorarse de una extraña, una jugadora. Cántandoles un «Te amo» (Al menos creo que lo hago).

~How to be a heartbreaker/ Marina and the diamonds








Miré mi teléfono: eran las 12:31pm. Fantástico, era tardísimo.

Me deslicé por la cocina y tomé un cereal. Mi cabeza daba vueltas, necesitaba dormir aunque sea un poco más. Revisé las notificaciones de mi celular. En la cuenta verdadera nada nuevo, solo likes por las estupideces que compartía. Al abrir el navegador con la falsa, tenía nuevos mensajes "hola, hermosa", "¿Quién eres?", "Da like a mi publicación sobre...".
Y al fondo del listado, como escondiéndose de mi mirada, un mensaje que provocó un inesperado vuelco en mi vientre.

"Espero que tengas un buen despertar. Perdona si fuí molesto de alguna manera. Ten un lindo día. Me encantó platicar contigo"

- M

Rodé los ojos mientras me organizaba mentalmente sobre las tareas que tenía pendientes y le dejaba en visto. Encendí la música de mi reproductor, subí el volumen y me olvidé de todo por un momento. Hacer los quehaceres del hogar en verdad era un hobby para mi y la música sólo los hacía mejor. "Why am i the one" de FUN sonaba en mis auriculares. No pasó ni media hora y recibí una notificación de mensaje:

- Bueno, al parecer me dejaste en visto.
- Uhmn disculpa, pero creí que al recibir un mensaje, era opcional el responder.
- Whoa, chica ruda. Alguien no durmió lo suficiente.
- Supongo que si. Tenía a un maniaco haciéndome plática a altas horas de la madrugada.
- Debiste de mandarlo al cuerno, es un delito molestar a una chica tan guapa.

Rodé los ojos de nuevo, era fácil hacerlo ante sus comentarios halagadores.

Las personas suelen alabar demasiado a los agraciados físicamente. Digo, yo no estaba mal, pero tampoco era Scarlett. Había notado ese comportamiento hipócrita con mi hermana menor desde siempre.
Nadie te sentía como una maravilla de persona si no te veías hermoso incluso al caminar. Yo era la mayor, la inteligente; ella la menor por dos años, la guapa. Eso era todo. Tenía que competir siempre por un poco de atención, que ella recibiría sin esfuerzo y hasta dormida. No importaba si usábamos ropa con un estilo similar o ella escuchara la misma música que yo, solo se veía "genial" si era ella quien tarareaba la misma canción como seguramente yo había hecho antes por los pasillos de la preparatoria.

- Bueno, gracias. Lo tomaré en cuenta por si vuelve a suceder.
- ¿Cómo ha estado tu día?
- Regular, gracias.
- ¿Porqué noto que estás enfadada conmigo?
- Estás delirando.
- No lo creo, ¿Estás bien?

«Solo me enojo por la injusticia de la puta gente hipócrita»

- Si, descuida.
- Oye, ¿Te puedo pedir un favor?
- Depende.

Me mandó una fotografía de una camisa negra psicodélica y un pantalón negro sobre la que parecía ser su cama. De muy mal gusto, debía de agregar. Solo a la gente fachosa le gustaba ese estilo "metalero descuidado". Recordaba vagamente verlo pasar por los pasillos de la prepa con unos suéteres negros con capucha puesta en pleno sol. Jajaja, no había cambiado ni un poco.

- ¿Vas a un funeral?
- Bueno, te iba a preguntar si se veía bien.
- Depende de la ocasión.

No podía decirle directamente que su sentido del estilo podría darle vergüenza a un vago. Su ropero debía gritar por auxilio.

Confesiones de una catfishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora