Capítulo 14: Recuerdos

Start from the beginning
                                    

— Simba, intenté salvarlo — dije, intentando que no se me quebrara la voz.

— Lian, no te vayas — rogó. — Te necesito.

— No iré a ningún lado — aseguré, algo extrañada por sus palabras.

— Lian, por favor. ¡Quédate!

El león parecía no hacer caso de lo que le decía.

— Simba, estoy aquí.

— ¡Lian! — lloró, pero su voz sonaba extrañamente distorsionada.

Era como si estuviese hablándome a kilómetros de distancia, o como si hubiera una pared entre nosotros que atrofiara el sonido. Su imagen empezó a tornarse borrosa, al igual que el resto de la selva.

Lian.

— ¡Simba! — chillé, cerrando los brazos en torno al cachorro.

Sin embargo, descubrí que el cuerpo de Kopa ya no estaba conmigo, como si se hubiese vaporizado en el aire.

Lian — su voz se alejaba más, como un susurro traído por el viento.

¿Dónde estaba Kopa?

Lian.

La desesperación me invadió. Cerré los ojos con fuerza para no ver la distorsión que empezaba a tomar el paisaje. Oculté mi cabeza bajo mis patas.

Lian.

¿Dónde estaba Simba y por qué continuaba escuchándolo?

Lian.

Error. Esa no era la voz de mi hermano.

Lian.

Abrí los ojos para encontrarme tumbada sobre mi flanco izquierdo en medio de un pastizal, a la sombra de una frondosa acacia. Mi mente tardó apenas décimas de segundo en recordar lo ocurrido el día anterior.

— Lian, Lian — llamaba una voz, misma que reconocí como la de Robert, mientras algo sacudía mi hombro. — Al fin despiertas.

Giré sobre mí para buscar al león. Este se encontraba detrás de mi espalda, acompañado por Palmira, que parecía ser quien había estado sacudiéndome. No había nadie más con nosotros. ¿Cuánto tiempo había estado dormida?

 — Hemos pasado más de diez minutos intentando despertarte — explicó la chica con una sonrisa.

— Ni siquiera las montañas pesan tanto como tu sueño.

— Lo siento — bostecé. — No estoy acostumbrada a dormir tanto, pero han pasado muchas cosas los últimos días.

— Ya lo creo — agregó Robert, torciendo los labios en una media sonrisa de desconcierto.

— En fin, venimos a recogerte para ir a pasear — declaró Palmira. — Aún es temprano, y tenemos algunas horas antes de que salga la partida de caza. Esta vez me toca ir a mí.

— Bien — me levanté para desperezarme. — ¿A dónde iremos?

— A donde sea — la leona se encogió de hombros. — Hay mucho que no conocemos de esta zona — y saltó en dirección al árbol donde habían pasado la noche.

— Creí que a estas alturas, ya conocerían todo el lugar — dije a Robert, quien permaneció a mi lado esperando que estuviese lista para seguirlos.

Lian's StoryWhere stories live. Discover now