Capítulo 12.4

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ADVERTENCIA: CONTENIDO EXPLÍCITO, CAPÍTULO LARGO. 


-Océano dormirá con África esta noche, entra, tenemos la habitación para nosotros solos - abrí la puerta despacio.

Después de cenar, llegamos a la universidad en la que había una fiesta como cada viernes por la noche.

Me pareció buena idea que nuestra primera vez fuese así, juntos.

Así que bebimos unos cuantos vasos, bailamos y nos divertimos.

Jesse me dijo que no sabía bailar, pero yo le contesté que para bailar no era obligatorio ver, que los mejores bailarines sólo cierran los ojos y sienten.

Me costó una semana entera convencer a la madre de Jesse para que le dejase acudir a una fiesta, entendía su preocupación, pero él acababa de cumplir diecinueve, era un adolescente y debía divertirse.

Jesse no estaba borracho, pero sí contento, sus mejillas estaban un poco rojas junto con sus orejas.

Retiré la guitarra de Jesse de nuestro camino y la coloqué en la silla - Túmbate- señalé la cama y él se sentó despacio - ¿Tú sabes? - murmuré - Dicen que la lencería de encaje es sexy, roja, blanca, azul, negra... Yo prefiero lo negra, definitivamente- él tragó saliva - El encaje es una especie de estampado , normalmente son flores, estas suelen ser semitransparentes, y dejan ver el cuerpo, no dan mucho espacio a la imaginación... son como redecillas unidas en un dibujo, ¿Quieres ver?

-Yo no puedo ver- susurró con la voz temblorosa.

-Podemos arreglar eso- asentí despacio bajando la cremallera de mi vestido y dejándolo caer al suelo, me acerqué a él y puse su mano sobre mi vientre.

-Esto es piel - dijo seguro.

-Tal vez si bajases hacia el sur...- murmuré y él se puso rojo.

Rodé los ojos y bajé su mano hasta la tirita de ropa interior - Toca, siente- susurré en su oído y él tragó saliva.

Repasó el estampado con el dedo índice de debajo de mi ombligo - Muy bonitas...- dijo apartando la mano y yo apreté mis labios y junté mis cejas.

-¿Puedo ver yo tú ropa interior?- fingí desinterés y él se tensó para asentir.

Se desvistió poco a poco y le ayudé con los zapatos, me reí al ver un boxer de estrellitas amarillas y fondo azul oscuro - ¿Qué?

-Las estrellitas que esconden tu rarito son amarillas.

-¿Mi rarito?- frunció el ceño.

-Sí, ya sabes, lo que está entre tus piernas - él se rió.

-¡Yo tengo un rarón no un rarito! - dijo orgulloso y yo me reí.

-Sí... ¿estás seguro?, ¿Lo puedo ver?- me insinué y él tiró las gafas al suelo para asentir.

Él negó un par de veces para concienciarse y tiró de mi brazo para que cayese encima de él sobre mi cama, sonreí - Tranquilo- murmuré y él rió.

Apartó la última prenda que quedaba en su cuerpo - ¿Todo bien...?- preguntó dudoso.

-Todo amarillo -asentí y él sonrió despacio.

-Yo no tengo.. uhh... preservativo, sería muy raro pedir a mamá que comprase eso.

-Tranquilo, esto estaba planeado, además, Océano tiene los cajones a rebosar de ellos- él se rió y yo sonreí - ¿Cuál crees que es tu talla?- intenté sonar natural y él se frotó la cara con las manos avergonzado.

Zack, ¿Tú me quieres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora