Séptima Parte

57 10 7
                                    


Hola, algo nuevo, un saludo de mi parte. Creo que estoy de buen humor así que trataré de que lo que diga en éste segmento sea más feliz de lo que vengo escribiendo hasta ahora.

Bien, ya conté casi todo sobre el comienzo de mi adolescencia, creo que es tiempo de hablar de cuando las cosas iban en un curso más positivo.

Te contaré un vago recuerdo que tengo, ya que (como sabes) no todo en mi vida es rosa o violeta o cualquier color que no sea negro, ¿Okay?

Bien, recuerdo que los chicos y yo nos reunimos en la casa de Matthew, un amigo de Frank. En fin, él es un par de años mayor, en ese entonces él tenía 23; Frank, Andy y yo 19, casi pisando los 20 mientras que Joe y Patrick aún tenían 14.

Nos reunimos a charlar un rato, ya sabes, para contar sobre chismes, ver juego de gemelas y comer helado mientras ahogabamos nuestras penas. Bueno, en realidad no. Más bien fue para beber cervezas mientras Joe y Patrick nos observaban haciendo estupideses, hablar sobre la sociedad de mierda y sobre las calenturas de los chicos (Ya que yo no podría decir la mía... sería terrorífico)

Matthew tuvo la gran idea de ir a comprar más bebidas junto con Frank y Andy. Joe no quiso que fueran solos porque ya ambos estaban algo alcoholisados y podían hacer una estupides pasada de tono y yo, en cambio, decidí quedarme en su casa porque tampoco quería ocasionar problemas, ya me conocía. Y a Patrick se le ocurrió la genial idea de quedarse para vigilar que no destrozara la casa (Esa es una de las cosas que luego te contaré) o que haga una idiotes.

Yo seguí bebiendo un par de cervezas que habiando quedado mientras estaba sentado en la mesa y Patrick en el sofá, mirando la televisión.

No podía parar de observar su nuca, ya que estaba detras de él y conforme pasaron los minutos él notó mi mirada en su cuello y volteó avergonzado con sus mejillas coloradas y cara sorprendida para decirme que deje de observarlo.

No pasaron ni dos minutos cuando volvió a repetir la acción pero esta vez caminé tambaleandome hasta él y lo tomé de las mejillas para depositar un casto beso en sus labios. Él se convirtió en un tomate y sonrió avergonzado y nervioso, yo lo había puesto de aquella forma.

Luego, me senté a su lado y lo observé de perfil, como su nariz era tan pequeña y sus pestañas tan largas, como era tan perfecto.

Recuerdo haberle susurrado un "Eres perfecto, Patrick" recibiendo un sonrojo por su parte y luego un empujonsito con su hombro. Me acerqué nuevamente y besé su mejilla, corriendo lentamente mis besos hasta llegar a la comisura de sus labios, donde me detuve porque estaba ebrio, era idiota (Lo soy) pero no podía aprovecharme de un niño.

Recuerdo que comenze a llorar y a decirle que lo quería mucho, recibiendo por su parte un abrazo. Y luego, lo que marcó mi vida para siempre. Él me tomó de las mejillas, me miró fijamente a los ojos derritiendome con su mirada y lenta e inexpertamente apoyo sus labios contra los míos, callando mi llanto y las estupideses que decía en ése momento.

Su beso era tan dulce y delicado que no merecía ser yo quien los estubiera provando porque, ¡Por dios! Es perfecto y yo soy (y siempre lo fui) un asco hacia todas las personas a mi alrededor.

Lentamente abrí mis labios y los movi tan lento como pude, sin que me lo haya dicho antes, sabía que era su primera vez por esa razón decidí no presipitarme. No con Patrick.

Él se separó de mí sonrojado y me pidió disculpas diciendo que no sabía hacerlo. Pero como el estúpido de mierda que me vuelvo cuando estoy ebrio, tomé sus mejillas y lo bese una vez más, tan lento como antes sólo que aquella vez le fui indicando los pasos, como tenía que mover sus labios y como disfrutar aquello que nos hace tan idiotas.

Lentamente nos separamos por falta de aire y antes de hacerlo me permití morder con dulzura su labio inferior, sin lastimarlos. Ambos nos miramos con una sonrisa y un sonrojo por parte de Patrick. Sentí como mi estómago se llenaba de mariposas que revoloteaban dentro de mí, éso o tenía ganas de vomitar. La cuestión es que fue tan mágico como hermoso.

Y volvimos a hacerlo un par de veces más hasta que oímos las voces de Frank y Matthew riéndo y las de Joe y Andy tratando de callarlos. Nos separamos y seguimos con lo nuestro, como si nada hubiese pasado. Pero, yo fui el primero..

Yo le enseñé a besar tan bien como lo hace.

Yo fui su primer beso.

Y espero haber sido su primer amor.

-Pete Wentz.

Bruised and Scarred  |Peterick|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin