Capítulo 24 (Final)

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Habían regresado a la guarida de los zorros y, luego de que Lydia fuera regañada por su madre por haberse llevado a Stiles en las condiciones que el chico estaba, a la pareja le fue permitido quedarse a solas en la que una vez fue la casa de la familia alfa. Ahora una especie de hotel para las familias mas pequeñas de la manada de zorros. Pero todos los que vivían allí en ese momento se fueron para dejar a los dos nuevos miembros de la familia acostumbrarse a el lugar, pues pasarían mucho tiempo allí mientras aun tuvieran apenas días de nacidos.

La pareja ya había decidido los nombres de los bebés, el pequeño con el ojo derecho marrón y el izquiero verde era Ian, pues a Stiles siempre le había gustado ese nombre por alguna razón. Mientras que el bebé del ojo derecho verde y el izquierdo marrón se llamaba Aaron, el nombre del abuelo materno de Derek.

Stiles se encontraba recostado en la que alguna vez había sido su cama, aquel cuarto había quedado cerrado para que nadie lo usara, solo el joven alfa tenía la llave para entrar allí. Pues en caso de que él en algún momento regresara a la guarida para quedarse tuviera un cuarto propio en el cual dormir. El joven zorro estaba acariciando tranquilamente las pequeñas cabezas de sus hijos, acomodándoles sus cortos cabellos mientras intentaba descansar; pero no podía, estaba preocupado porque en cualquier momento Melissa llegaría para revisar a sus niños y bajo la sola idea de que alguien mas iba a llevarse a sus hijos su zorro gruñía colérico. Derek estaba igual, en el piso de abajo con los brazos cruzados y el ceño fruncido, esperando a que la mujer llegara, su lobo gruñía porque no quería que nadie se acercara a sus cachorros o a su pareja; cuando su hermana menor había nacido nadie le había realizado revisiones a excepción de su madre y su padre, por lo que no entendía la necesidad de que alguien mas viniera a revisar a sus hijos.

— Derek –La voz de Scott lo sacó de sus pensamientos.

El lobo levantó la mirada del suelo y le dedicó una de sus miradas asesinas, pero el chico de rasgos latinos ni se inmutó de esta. Continuando con lo que estaba a punto de decir.

— Tienes que calmarte, Derek –Le aconsejó el mas joven.— Tu olor está poniendonos nerviosos a todos, piensa en lo que le hace a Stiles.

El lobo de ojos verdes estaba a punto de decirle algo, pero se quedó callado pensando en lo que había dicho Scott; él había dejado solo a Stiles y a sus cachorros, lo cual le hizo sentir la peor basura que jamás hubiera pisado aquel bosque. Derek recordaba que cuando era niño su pade casi nunca estaba con él, por lo cual se había criado sin una figura paterna mas que su tío. No quería que a sus hijos le pasara lo mismo.

Finalmente Melissa llegó y se encargó de revisar a ambos bebés, mientras lo hacía no le fue permitido a Derek entrar en el cuarto. Pero eso no impidió que se quedara en el pasillo recostado en la pared y con los brazos cruzados esperando a que la mujer se dignara a salir de allí.

Luego de media hora, la cual fue una verdadera tortura para el lobo, Melissa salió con una expresión extraña. De lastima podría decirse.

— ¿Qué ocurre? –Preguntó Derek.

— Son zorros –Le dijo la mujer.— Los dos niños son zorros.

El pelinegro tardó unos segundos en entender a qué se refería diciendo que sus hijos eran zorros como si fuera algo malo, pero cuando finalmente comprendió frunció el ceño y le pidió de forma no muy amable que se fuera. Entró al cuarto y cerró la puerta, Stiles estaba acostado con ambos niños a su lado; al verlo entrar el joven alfa de los zorros le sonrió mientras le hacía una ceña con la cabeza para que se acercara.

— ¿No son hermosos? –Preguntó acariciandoles el poco cabello que tenían.

— Son perfectos –Dijo Derek sonriendo.

— ¿Melissa ya te lo dijo? –Stiles sonaba serio y preocupado.

— Si –Fue lo único que respondió Derek antes de volver su atención a los bebés.

Al ver que el pelinegro no tenía intenciones de hablar o responderle algo mas, Stiles le alejó a los bebés. Acto que desconcertó al mayor e hizo que soltara un bajo gruñido.

— ¿Qué opinas? –Volvió a hablar el menor.

— ¿Sobre qué?

— Ya sabes de qué hablo Derek –Señaló a los bebés.— Ambos son zorros.

— ¿Y eso tiene algo de malo? ¿¡Tanto te molesta ser un zorro!? –El pelinegro sonaba nolesto.

— No –Respondió subitamente Stiles.— Pero tú eres un lobo y ya de por si que salgas conmigo es malo.

— ¿Acaso ahora me vas a dejar?

Esas palabras le dolieron al ojimiel, pero mas le dolió ver que los ojos verdes como esmeraldas del mayor le miraban seriamente y sin ese brillo vital de siempre ¡Se lo estaba preguntando de verdad! ¿Cómo se le ocurría preguntarle eso en un momento así?

Stiles solo alcanzó a negar con ls cabeza antes de estirar una mano hacia el mayor y acariciarle el rostro. Este no rechazó el tacto, al contrario, descansó su rostro en la mano del menor mientras cerraba los ojos.

— Sabes que te amo ¿Cierto? –Derek asintió.— Entonces no vuelvas a preguntar esas idioteces o te golpeo ¿Entendido?

— Si, señor –Stiles rió.— Amo tu risa.

—Yo te amo a ti.

Ambos se dieron un beso, pues las palabras habían comenzado a ser innecesarias. Luego de esa pequeña muestra de afecto, Derek se recostó junto a su pareja y a sus hijos. Quedandose con ellos en esa misma posición hasta la noche, hora en la que los cuatro se quedaron profundamente dormidos.

Luego del nacimiento de los pequeños y futuros alfa de la manada Stilinski, les siguieron muchos años de prosperidad. Stiles se convirtió en un alfa maduro y llegó incluso a ser mejor que su padre, Derek rechazó cientos de veces que su tío le regresara el puesto como alfa de la manada de lobos. Puesto que no quería pasar ningun momento lejos de su familia.

En las pocas ocasiones que hubo problemas, supieros solucionarlos juntos. Algunos dicen que aun viven y cuidan sus territorios; otros que ambos se fueron a vivir a la ciudad. De cualquier forma esta es una historia de amor que se quedó entre zorros y lobos.

Fin

NOTA DE LA AUTORA:

Bueno gente, hasta aquí ha llegado esta historia. Espero que les haya gustado y que el final sea de vuestro agrado. Tranquilos, guarden las antorchas que haré un pequeño epílogo.

En fin, sin mas que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos bezos y abrazos de alfa para todos. Adiós mi amada y hermosa manada.

Entre Zorros Y Lobos ||STEREK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora