Capítulo XXVIII: Vigésima octava aparición

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La oscuridad a veces es agradable. La ignorancia es la tranquilidad del subconsciente. Nuestra mente se encuentra tranquila cuando no somos conscientes de los problemas que acontecen a nuestro alrededor.

Sin embargo, cuando despertamos y nuestro cerebro comienza a trabajar de nuevo, la realidad nos abofetea sin pensarlo dos veces. Justo esto último fue lo que le pasó a la joven Nozomi.

Un aire frío había congelado gran parte de su rostro. El dolor de sus mejillas provocado por esta infernal temperatura la había devuelto momentáneamente a la realidad. Luchó para levantar la cabeza de donde estaba apoyada, pero le pesaba demasiado. Un dolor punzante le atravesó la sien nublándole la vista. Lo único que llegó a reconocer antes de volver a la oscuridad que tanto la aclamaba fue que estaba siendo cargada por alguien, que se encontraba recostada sobre el pecho de un chico.

<<No. Nadie va a entrar a ver a la humana>>

<<Pero Teddy quiere conocerla>>

<<He dicho que no>>

Unas voces se escuchaban dialogar en la oscura sala de estar de una antigua casa en medio del bosque. Las voces eran casi inaudibles.

<<¿Cómo se te ocurre traerla aquí? Ella puede descubrirlo todo>>.

Con este último comentario, Nozomi abrió los ojos. Parpadeó varias veces para acostumbrarse a la oscuridad que la envolvía. Un pinchazo de dolor  le recorrió la sien de nuevo. Llevó su mano ahí donde le palpitaba con fuerza y notó un vendaje en una zona de su cabeza. Lo palpó con su mano y un dolor eléctrico le golpeó la zona. Tenía una herida.

De pronto, los recuerdos del momento antes de desmayarse volvieron a su mente. Asustada, observó la habitación donde se encontraba, no pudiendo reconocer nada. Su corazón golpeaba con más rapidez su pecho por momentos. ¿Dónde se encontraba? Se deshizo de las mantas que tenía encima y vio que aún vestía su ropa. La sentía algo húmeda debido a la lluvia y el frío, así que dedujo que no había pasado demasiado tiempo desde que llegó allí.

Se levantó rápidamente de la cama, buscando desesperadamente su abrigo, en donde debería seguir su teléfono móvil. No se atrevía a salir de allí, no sabía con qué podía encontrarse. El miedo la invadió.

-Deberías haber seguido en la cama-comentó una voz masculina a su espalda. Nozomi se paralizó. Le era extrañamente familiar- El golpe que te diste no es gran cosa, pero la conmoción aún puede afectarte-Nozomi se giró en el momento en que aquella persona decía estas palabras y quedó totalmente sorprendida. No esperaba encontrarse con él en aquellas circunstancias.

-Reiji-murmuró la joven.

El chico removía con una cuchara el líquido dentro de una taza humeante. Encaró una ceja cuando la oyó decir su nombre.

-El mismo- hizo una pausa. La joven aún intentaba encajar los hechos- tómate esto. Es para el dolor, no lleva nada extraño- le ofreció la taza que hace unos segundos estaba removiendo. Nozomi la aceptó.

-¿Dónde estoy?- logró preguntar al final mientras husmeaba el contenido de aquella taza. Reiji se recolocó las gafas, dirigiéndole una mirada como si se tratase de un bicho raro.

-¿No ves lo obvio?-Nozomi se mordió el labio.

Era cierto, había preguntado algo totalmente obvio si se encuentra en una habitación con Reiji mientras este le ofrece una taza de algún mejunje extraño.

-¿Dónde está Ayato?-preguntó la joven volviendo sus recuerdos a horas antes. Recordó el momento en que Ruki se abalanzó sobre este. Su pecho se contrajo- ¿Dónde está Ruki?- La mirada de Reiji se endureció cuando escuchó este último nombre.

Diabolik lovers: La manzana de la discordiaWhere stories live. Discover now