Capítulo VII: Séptima confluencia

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-Es tu culpa, Chichinashi-Afirmó el chico mientras caminaba con sus manos en los bolsillos junto con Nozomi.

Esta puso los ojos en blanco y apresuró el paso.

-Oye, Chichinashi, ¿no sabes que es de mala educación huir de Su Majestad?-Dijo éste mientras imitaba el paso de la chica.

-¡Que no me llames así!- La chica supo que había perdido cuando el joven ensanchó su sonrisa mirándola- Tengo un nombre-Dijo sin mirarle.

-Nakamura Nozomi-Soltó el joven provocando que esta se parase en seco y le mirase extrañada. El chico supo por qué lo miraba así y le respondió antes de que formulase la obvia pregunta: todos hablaban de la chica nueva que no iba a clase.

-Pues ya que sabes mi nombre úsalo- Dijo ésta comenzando a andar de nuevo. El chico la imitó.

-Chi-chi-na-shi-Aventó el chico burlón. Nozomi puso los ojos en blanco. Decidió ignorarlo- ¿Sabes que vas en dirección contraria?

-¡Es tu culpa! Solo haces distraerme.

-¿Acaso sabes dónde está el despacho de ese inútil?-La joven lo miró extrañada y negó con la cabeza- Sígueme, Su Majestad te guiará-Dijo agarrándola de la mano y llevándola por uno de los tantos pasillos. Escaleras arriba.

-Oye...-La chica dejó la frase en el aire. ¡No le había preguntado el nombre!

-Ayato-Contestó el chico mientras tiraba de ella hacia otro pasillo.

-Ayato, ¿no te llevas bien con el profesor?

-¿Ese? Es un...-Lo dejó en el aire. Nunca acabó su frase pues se encontraron con el susodicho por el camino.

Nozomi lo examinó con detenimiento, iba elegantemente vestido. Llevaba varios libros bajo el brazo. Tenía el cabello elegantemente arreglado. Le sonaba de algo. Siguió observándolo tratando de descubrir dónde lo había visto. El profesor le dirigió una mirada de desprecio a la chica. Ahí lo reconoció: Era el chico que irrumpió en la tienda de manualidades días atrás. Sin embargo, ahora tenía una apariencia más formal.

-¿A dónde ibais?-Inquirió seriamente mientras los asesinaba con la mirada.

-A su despacho-Contestó la joven.

El profesor clavó sus ojos en ella. No eran negros como creyó verlos en la tienda aquel día sino del color del cielo, de un cielo tormentoso. Nozomi se estremeció.

-No es por ahí-dijo el profesor dirigiendo la mirada a las manos de los jóvenes que seguían unidas- ¿No es una falta de respeto mostrar tanta confianza entre vosotros delante de su tutor?

Ayato chasqueó la lengua en señal de molestia y le dirigió una mirada de odio. Había algo entre ellos que no cuadraba. Le soltó con desprecio la mano a la chica.

-¿Y a ti qué?-Respondió.

-Oye, Ayato...-Intentó decir la joven pero el chico dio media vuelta molesto y se fue por donde había venido.

Nozomi se mordió el labio nerviosa. Estaba sola con aquel señor que la miraba fríamente. Había cierta tensión en el ambiente.

-Se la está jugando demasiado y solo ha empezado nuevamente el curso- Dijo casi para sí el profesor, luego pasó al lado de la chica provocando que esta se girase- Tú, a mi despacho. Sígueme- Aventó y Nozomi le siguió manteniendo la distancia sin decir nada.

¡El primer día y ya le había llamado la atención en clase y había sido llamada al despacho de su tutor! <<Vaya ejemplo a seguir estás dando, Nozomi>> Se dijo a sí misma.

Ayato, aquel chico solo hacía meterla en situaciones complicadas y en problemas. Decidió que debía mantenerse alejada de él. Además lo veía como alguien totalmente fuera de lugar: ¡Era tan infantil, narcisista e impulsivo! Todo lo contrario a ella.

La chica no advirtió que el tutor se había parado y chocó contra su espalda. Este la volvió a mirar con odio y abrió la puerta de su despacho. Nozomi se tambaleó hacia atrás evitando la caída y se sonrojó de nuevo. << ¿Es que aquí nadie tiene modales?>>Se preguntó a sí misma.

El despacho del profesor estaba repleto de estantes y estantes de libros de todas clases. La mesa del propietario presidía el centro de la habitación. La chica se fijó en la mesa: estaba totalmente cubierta de papeles. Un libro azul le llamó la atención. Era del azul de los ojos de él.

-Tú-Dijo captando la mirada de Nozomi-Siéntate.

La joven no tardó en hacer lo que le ordenó y se sentó justo enfrente de él. El joven suspiró. Parecía cansado.

-Por lo de las clases...-Empezó la chica intentando buscar una excusa que la salvase pero no tenía ninguna.

-Actúa como una adulta y déjate de pequeñeces. Pronto entrarás al mundo laboral, ¿pretendes comportarte así en tu futuro trabajo?- Le reprimió el profesor. La chica comenzó a juguetear con las manos.

-No volverá a pasar- Se excusó ella intentando mirarle a los ojos. Se estaba mordiendo tanto el labio que casi parecía sangrarle.

-Aléjate de Ayato, Nakamura- La chica se extrañó. ¿Era una orden o un consejo? No supo cómo tomarse eso- Necesito que me rellenes un par de papeles de nuevo ingreso y de las asignaturas que cursarás- Dijo aquel chico sacando un par de fotocopias de un montón de su mesa, provocando que el libro azul cayese junto a Nozomi.

La chica fue a recogerlo pero el tutor lo aventó rápidamente. Esta se volvió a morder el labio y desvió su mirada. No entendía por qué se sentía tan incómoda con este hombre.

Minutos más tarde terminó de rellenar los papeles y se lo entregó al profesor.

-Si ya has terminado, vete-Escupió el joven con desprecio.

-Gracias profesor...-No volvió a terminar la frase pues no sabía el nombre del profesor.

-Ruki, Mukami Ruki- Dijo en una mirada de soslayo.

Diabolik lovers: La manzana de la discordiaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon