—Mami. —Alargó su manita para rozar mi mejilla, pero yo di un beso en la palma de su mano.

—¿Quieres comer con mamá y conmigo? ¿Sí? —Maia asintió, y la cogí en brazos con cuidado para que se fuese despertando un poco. —Vaya, qué tiritas más chulas. —Comenté en voz baja, y ella asintió un poco con una leve sonrisa.

—Me las puso mamá. —Movió las piernecitas un poco, aunque no dejaba de estar enganchada a mi cuello. Levanté la mirada hacia Lauren, que sonreía con la mirada puesta en la comida que estaba preparando.

—¿Quieres ir a la piscina mientras mamá hace de comer? —Al decir eso, Lauren se dio la vuelta con el ceño fruncido, abriendo los brazos con el cuchillo en la mano.

—¡Oye! Yo también quería. —Negué con el dedo acercándome a ella con Maia en brazos, que se reía al ver que yo no dejaba ir a la piscina a Lauren. La solté en el suelo y me puse de cuclillas delante de la pequeña.

—Ve a ponerte el bañador, ¿vale? —Asintió con los ojos abiertos y las manos juntas, dándose la vuelta para salir corriendo hacia la piscina. Una vez solas, me levanté poniendo las manos encima de su camisa.

—¿Vas a hacer el almuerzo, por fi? —Pedí en forma de pregunta, haciendo un puchero. Ladeé la cabeza para mirarla, y ya sabía que no tenía que decir nada más, sólo darle un beso en los labios tan suave que al separarse siguiese con los ojos cerrados buscando más.

—Está bien. —Suspiró dándose por vencida, girándose para seguir cortando tomate en la tabla de madera. —Pero esta me la debes.

—¿Cómo que deberte? Voy a tener a tu segundo hijo. —Lauren sonrió un poco negando, mordiéndose el labio inferior mientras miraba la tabla.

—Eso... Eso es chantaje, chantaje del sucio. —Me encogí de hombros con una sonrisa, girándome para acercarme al pie de las escaleras, donde Maia bajaba con el bañador a medio poner, porque sólo había metido las piernas, y además, mal.

—Mai... —Negué, acercándome a ella, poniéndome de rodillas.

—No sé ponerlo, mami. —Lo saqué, le di la vuelta y volví a ponérselo, quedándome mirando cómo salía al jardín.

—Maia, a la piscina pequeña, ¿me oyes? —La pequeña asintió mientras se colaba por el hueco del ventanal hacia el jardín. —Échale un vistazo, mientras voy a cambiarme.

*

Lauren's POV

Miami por las mañanas era algo digno de admirar. Aún el sol no había salido, sino que el cielo estaba algo gris, cubierto por la bruma de las mañanas, pero no era como en Portland, aquí no hacía frío. Miami era calor a todas horas.

—¿No quieres ir al cole conmigo? ¿Mmh? —Dije girando el volante, levantando la mirada para ver a Maia en su sillita, con cara de sueño acurrucada y mirándome con el ceño fruncido. —Pues hoy tengo una sorpresita. —Maia abrió un poco más los ojos, justo en el momento en que paramos en la puerta del colegio.

Tuve que cogerla en brazos porque estaba absolutamente dormida, después del día anterior en la piscina, aún no se había recuperado. Cogí su pequeña mochila con una mano, y caminé hacia las verjas que separaban el exterior del patio del colegio, pero al contrario de los padres que se quedaban fuera, yo entré con ella al colegio.

—Mami, ¿vienes conmigo? —Asentí sonriendo, dejándola en el suelo.

—Algo parecido. Ve a tu clase, ¿vale? Ahora nos vemos. —Le di un beso en la mejilla, acariciándola luego para que ella saliese corriendo hasta llegar a la fila donde estaba su clase.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now