22 - Mi Slender favorito 1/2

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El corazón de ese chaval palpitaba tan fuerte que sentía que saldría de su pecho. Sus manos temblaban y las piernas también pero eso no le impidió correr. Tenía una cara entre feliz y que no se lo podía creer. Soltó la mano de Cath y mientras se iba le gritó que lo esperara, que se había olvidado de algo importante ¡Y vaya que era importante!

Corrió sin saber qué podría pasar cuando se encontrara detrás de la iglesia. Se encontró con una salida, abrió la puerta y era el lugar equivocado. Desesperado buscó otro lugar y era el indicado. Cuando salió de la iglesia se encontró con el jardín trasero que era tan hermoso como el delantero.

Miró a su alrededor desesperado por ver ese rostro y no lo encontró, solo vio su cabello moviéndose al son de la leve brisa. Sonrió y casi sintió que s ecaía al suelo pero se contuvo. Empezó a caminar hacia ella preguntándose qué quería decirle. Cualquier cosa que fuera, viniendo de ella, la aceptaría.

La tenía frente a él tan real y hermosa como siempre se vio. Rubius se paró a su lado mirando a la misma dirección.

- Espero no haber tardado tanto – musitó inclinándose un poco hacia ella y volvió a su posición.

_____ se mantuvo en silencio por unos segundos – Quería hablar contigo – bajó su mirada.

- ¿Necesita spreguntarme algo? ¿Saber más cosas sobre ti? – le preguntó porque podría ser una posibilidad. Rubius era el que más le hablaba del pasado y tal vez necesitaba respuestas.

Ella se volteó hacia él y entrecerró los ojos - ¿En serio creías que yo también estaba enamorada de ti?- le preguntó con la burla en sus labios.

Eso para Rubén fue como un golpe muy bajo, demasiado bajo. Abrió sus labios tratando de decir algo pero nada salió de allí. Miró a algún lado del jardín como si pudiera encontrar respuestas allí pero fue inútil. Se obligó a tranquilizarse.

- En rea...

- ¿Eres gilipollas?- agregó e hizo una pausa esperando su reacción.

- Esto era para...humillarme- afirmó totalmente decepcionado. Su mundo cayó nuevamente a sus pies y quiso llorar. En vez de eso se dio media vuelta y dio un paso para comenzar a caminar hacia dentro de la iglesia.

- Mi Slender favorito – musitó en un cantito haciéndolo parar de inmediato –Realmente eres gilipollas si creías que esto se iba a quedar así- y eso fue suficiente para que volteara a verla.

- ¿Cómo....

- ¡Porque de alguna manera teníamos que estar juntos! Y me pusiste las cosas muy complicadas- sonrió cuando una lágrima se cayó de su ojo – Así que no me quedó otra opción que recordar todo- finalizó abrazándose a sí misma.

Rubius abrió los ojos de par en par, sus labios entreabiertos no podían decir nada. Sus ojos recientemente amenazados con las lágrimas volvían a cristalizarse. Sentía que todo su mundo que había caído, ahora resurgía entre la niebla.

Hay veces en las que no podemos demostrar nada con palabras, simplemente porque no queremos o no podemos. En estas situaciones no hay otra opción que demostrarlo de alguna otra manera y eso hizo Rubius. Se abalanzó contra _____ en un fuerte abrazo deseando no soltarla nunca más. Ella lo apretó contra su cuerpo con necesidad de tenerlo cerca, de sentir su olor, de poder tocarlo. Cerró sus ojos sintiéndose tranquila, sintiéndose ella misma.

- Dime que no es una broma – susurró Rubius sobre su cabeza. Apretó sus ojos con fuerza deseando que la respuesta sea que no.

_____ se separó levemente de él y lo miró fijamente a los ojos. Bajó a sus labios y musitó: - Déjame demostrarte que no es una broma-

Cambio de Roles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora