—No me iré —dije convencida. ¿Qué se creía? ¿Qué vendría y me llevaría de nuevo?

—Necesitamos vovler, Ollie, no podemos quedarnos aquí —fue hasta la cocina y tomó el último trago de jugo que me quedaba—. Por favor, no me la hagas difícil y junta tus cosas.

—La respuesta es y seguirá siendo no —vociferé mirándolo seriamente, él suspiró—. Ni siquiera me estás dando explicaciones. Las cuales merezco.

—Es muy complicado, Ollie —se sienta en la isla de la cocina frente a mí, junta sus manos sobre la mesada y me mira negando—. Jamás lo entenderías, ni siquiera lo creerías. Me dirás que estoy demente.

—Pruébame —no quería hablar de más, pero pensé que él quizás sabía sobre lo sobrenatural, lo cual sería raro, porque toda la vida me ha dicho que eran estupideces—. Soy tu hermana, puedes confiar en mí.

Él suspiró pesadamente.

—No me vas a creer —entrecerré los ojos. ¿Será?

Estaba conteniendo las ganas de largarle todo de una vez pero me abstuve.

—Ya dime, no tenemos todo el día —trato de convencerlo.

—Bien, bien —volvió a suspirar, mientras frotaba la cara con sus manos—. Verás, hace mucho tiempo, en la antigua Grecia...

—Ve al grano.

—¿Alguna vez te has preguntado si los lobos se pueden convertir en....? —rápidamente lo callé y lo miré un poco sorprendida.

Él lo sabe todo.

—¿Qué? ¿Qué te pasó? —dice preocupado y nervioso a la vez.

—No me digas que tú también... —el miedo se apoderó de mí y empecé a sentir frío. ¿Por qué tenía miedo? Se supone que no debería sentirme así.

—Yo también... ¿Qué? —empecé a oler, tratando de descifrar algún olor de lobo, olor canino, algo, pero nada.

—¿Crees en los hombres lobo? —él tomó por sorpresa mi pregunta. Ahora empecé escuchar sus latidos palpitando aún más rápido.

—¿Cómo lo sabes? ¿Has visto a uno? —me preguntó Logan. Yo tenía la mirada perdida, tratando de asimilar todo el asunto.

—Soy uno —digo apenas audible un poco avergonzada—. Yo... soy uno de ellos —susurré.

—¿Cómo...? —él se quedó pensativo unos segundos—. No me digas que...

—¡Deja de cortar las oraciones! —Recalqué molesta.

—¿Eres...? ¿Eso? Necesito que me lo digas, Liv —me mira a los ojos.

—Sí, me mordieron en el bosque, el mismo día que tú saliste del hotel en México. Creo que lo que me mordió me trajo hasta aquí, no estoy muy segura, no tengo manera de saberlo —le digo mientras trato de recordar aquel día—. Y ¿Tú? ¿Qué eres?

—Mira, es una muy larga historia. No soy un hombre lobo, en realidad sí, pero de otra especie rara.

—Paráxeni. ¿Eres un paráxeni? —le pregunto.

—Sí, pero... ¡Diablos, mi cabeza va a estallar! —dice. Lo miro confundida—. Liv, yo también soy un Paráxeni. Pero los únicos de esta especie soy yo. Lo era papá también, pero murió. Somos los únicos en América de esta especie.

—Papá... ¿qué? —Puntualicé al escuchar las palabras de mi hermano. ¿Pero murió? ¿Papá murió?

Logan me miró arrepentido de lo dicho y se golpeó el mismo por haberlo dicho.

SHE WOLF ¹ | Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora