Capítulo XXVI: Vigésima sexta llamada

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La joven recordó a su profesor sacándola de la consulta tras las preguntas de esta mientras él afirmaba que ella ya se encontraba en perfecto estado para volver a su vida con normalidad, sin necesidad de entrometerse en conversaciones de adultos. Mientras, Nozomi farfullaba por su brusquedad repentina.
Sin embargo, podía ver cierta preocupación en la mirada de este. No insistió. Sabía que no debía hacerlo, ya que probablemente le saldría con otra de sus ingeniosas evasivas respuestas.

Inesperadamente, se detuvo a medio camino de la puerta de salida de la universidad. Se ofreció a acompañarla a casa.

Nozomi se había negado lo suficiente como para que su profesor se diera por vencido y la dejase ir con cierta preocupación. No confiaba en que estuviera completamente recuperada.

La forma en la que Ruki la vio correr por el pasillo le preocupó demasiado. La chica tenía la mirada ida, y justo después de encontrarse con él se había desmayado. Todo aquello tenía una respuesta que no quería aceptar, y que pronto le pasaría factura.

-No creo que hubiera sido correcto- dijo la joven tras una pequeña pausa después de que destellos del día aparecieran por su mente.

-¿Porque eres mi alumna?

-Porque ya le he creado demasiados problemas.

-Ya sabía que me los darías desde la primera vez que te conocí- Nozomi torció el gesto. No sabía cómo tomarse aquello.

-¿No cree que es muy sospechoso que un profesor llame a su alumna a estas horas de la noche? Además está hablándome muy informalmente.

-Entonces espero que nadie me vea aquí ahora- comentó de forma burlona el joven. Nozomi pudo imaginar la sonrisa, que rara vez veía por su parte, en su rostro. Rápidamente, trató de encajar aquel comentario en la situación.

-¿Qué quiere decir con aquí?- preguntó la joven haciendo énfasis en la última palabra.

Escuchó la risa divertida por el altavoz de su móvil y seguidamente el timbre de su casa sonó un par de veces. Nozomi frunció el ceño mientras dirigía su mirada hacia la puerta. El corazón comenzó a acelerársele. Se levantó lentamente, sin hacer ruido. Llevaba aún la manta enrollada en su cuerpo de manera muy descuidada y mantenía el teléfono en su oído. Ni siquiera escuchaba la respiración de su profesor al otro lado del teléfono. Todo la estaba inquietando demasiado.

Una vez enfrente de la puerta, se armó de valor y la abrió. Allí estaba. Mantenía su teléfono móvil en el oído derecho y la observaba con diversión. La joven sintió cómo algo en su pecho se alarmaba.

-¿No piensas dejarme entrar?- dijo el profesor divertido por el micrófono de su teléfono, resonando en el oído de la joven. Allí donde mantenía el suyo.

La mano que mantenía el teléfono en su oído bajó aun con este agarrado hasta quedarse a un lado del costado. Parpadeó varias veces hasta hacerse a un lado de la puerta para dejarle entrar. Su cerebro no aceptaba la situación en la que se encontraba y en aquel momento estaba actuando por puro impulso. Le costó unos segundos volver en sí. Momento en el que el profesor pasó por su lado mirándola de soslayo con media sonrisa en el rostro.

-¡¿Pero qué hace aquí?!- Logró decir la joven una vez éste estuvo dentro.

-Venía a ver cómo estabas- contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

-Le he dicho por teléfono que estaba bien. No tenía por qué venir hasta aquí.

-Ya estaba aquí cuando te llamé.

De nuevo, silencio. La joven se había dado cuenta de que estaba usando un tono demasiado agresivo contra su profesor. Sin embrago, era en parte e inconscientemente, para esconder el nervioso estado en el que se encontraba. Una vez respiró varias veces, centró su vista en su visitante que se mantenía apoyado sobre el respaldo del sofá: iba más informalmente vestido que de costumbre. Incluso su pelo estaba más revuelto que de costumbre. Aquel aspecto le hacía parecer unos años más joven. El chico observó a Nozomi y ésta desvió instintivamente la mirada. Estaba nerviosa. Él lo había percibido en el momento en que la vio abrir la puerta. En cierto modo, era normal. Su profesor estaba en casa de su alumna casi a la hora de cenar, presentándose sin previo aviso. Y todo se debía a que no podía dejarla sola.

-Si ha venido para saber si me encuentro bien, ya puede irse. Estoy perfectamente. Estaba leyendo y usted me ha interrumpido. Estaba en un momento muy interesante de la historia.

Su profesor desvió su mirada al libro que acababa de coger la joven y que balanceaba de un lado para otro a centímetros de su cara para volver a posarla sobre ella. Sonrió con burla.

-Ya veo. La Historia de la química debe tenerla ensimismada. Quizás haya llegado ya al momento en el que un gas noble salva a la princesa de la torre.

De nuevo cambiaba de registro. Sin embargo, esta vez era más que intencionado pues se estaba burlando claramente de ella. Justo cuando la joven iba a replicar, el chico la interrumpió.

-¿Has cenado?- Nozomi negó con la cabeza- Pues te ofrezco una cita.

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Hey! ¿Qué tal todo? ¡He vuelto! Aunque en realidad nunca me fui. Simplemente estuve muy liada con las clases y proyectos de la universidad por lo que se me hizo muy difícil buscar un hueco para continuar la historia. Pronto -relativamente- subiré el siguiente capítulo que tengo casi acabado ya. Espero que la espera no se os haya hecho demasiado eterna y siento mucho haberos hecho esperar. Prometo no desaparecer tanto tiempo la próxima vez y traeros capítulos más interesantes a partir de ahora y más seguidamente.

¡Muchas gracias por seguir ahí! Vielen vielen vielen Dank! Tschüss~

PD. ¿Qué os está pareciendo la historia hasta ahora? Me gustaría que me dieseis opiniones o que comentéis lo que sea que queráis. Me gusta saber qué piensan sobre lo que escribo quienes me leen Ü.

Atte: Nana

Diabolik lovers: La manzana de la discordiaWhere stories live. Discover now