MALDITO MENTIROSO (Suspendida)

Prologo: "El Regreso"

"El Regreso"

La casa estaba tal cual la recordaba, todo estaba intacto, a excepción de una generosa capa de polvo sobre todas las superficies, si mi madre lo viera, se pondría enferma. Algunos muebles habían sido cubiertos por sábanas blancas para evitar que el desuso los dañara, aunque hubiese preferido que se arruinaran a tener que verlos así, me recordaba a las escenas de una película, una muy triste.

Creo que no esperaba que todo se viera tan igual, pero la verdad es que no debería haberme sorprendido, nadie había pisado esta casa en más de dos años.

Cuando mi padre murió, mi madre sintió insoportable continuar la vida aquí, rodeada de recuerdos que le gritaban el nombre de su marido muerto. Ellos habían sido tan unidos que creí que jamás se repondría, nunca pensé que iba a abandonar la casa, donde compartieron casi 25 años, pero me alegra que lo haya hecho, hubiese sido más duro sobrevivir a su ausencia. Ni siquiera se atrevió a sacar sus prendas del closet. Imagino que si aún viviera aquí, todavía estaría el día entero llorando junto a esa fotografía de la boda.

Cuando ocurrió el accidente, yo no estaba aquí, había dejado la casa hacia un año para comenzar la universidad, por más que podría haber asistido a la local, quise irme lejos para tener un poco de independencia, ahora lo único que quisiera es estar cerca de mi familia y saber que eso no va a volver jamás, duele.

Recuerdo ese día como si fuera ayer. Estaba en clases cuando la secretaria del departamentos de alumnos me saco del salón para darme la peor noticia de mi vida, un accidente de tránsito se había llevado a mi padre. Mis piernas se convirtieron en gelatina y caí al piso lentamente sin poder mover ni un musculo. Tome el primer

vuelo disponible para llegar a casa y encontrarme con mi madre absolutamente deshecha y desconsolada.

Unos días después del funeral tuve que regresar a la universidad, después de asegurarme que mamá quedaba en compañía de la tía Grace. No había sido ni remotamente parecido a la primera vez que deje la ciudad, sentía que estaba huyendo del dolor, de la misma forma que lo estoy haciendo ahora al volver aquí, una vez más, huyo del dolor.

El resto del día me dedique a limpiar y ordenar, tratando de tener la cabeza ocupada y que los pensamientos no me consumieran, pero todo intento de distracción era absurdo, los ojos de Chris me seguían a donde quiera que vaya. Una vez él uso esas palabras y nunca les di importancia, pero hoy a pesar de la distancia, sentía que sus ojos me seguían, que se robaban mi paz. Su frese cobraba un sentido diferente a la que él le quiso dar, esta vez su presencia no significaba protección, significaba desconsuelo.

El primer hombre al que amé fue a Chris y a pesar de que dicen que nunca hay que arrepentirse de nuestras decisiones, yo lo hago a menudo, estoy segura de que si pudiera volver el tiempo atrás, intentaria con toda mi inteligencia alejarme de él, de esa forma hoy no estaría en mi pecho este agujero que no deja de crecer.

Las dos semanas que siguieron fueron realmente duras, trataba de mantenerme lo más ocupada posible, pasaba el día completo arreglando la casa, dos años de abandono no se recuperaban de la noche a la mañana. A pesar de ello, la soledad se sentía y mucho, era terriblemente amarga y nada ayudaba demasiado.

A veces encontraba algún objeto que me recordaba a los tiempos felices compartidos en familia y eso parecía estar un millón de años luz atrás, eso me lastimaba.

Las constantes llamadas y mails de Chris eran otro puñal para mi alma. Por más que nunca respondía, ese rechazo no era suficiente para desalentar su insistencia. Moría de ganas por escuchar su voz y a veces lo hacía, con los mensajes en el contestador, solo en momentos donde la debilidad me convencía. Era consciente de que cualquier espacio cedido de mi parte, significaría que otra vez lo dejaría entrar en mi vida y todo este sufrimiento, los días ganados luchando contra la tentación de hablarle, serian en vano, solo obtendría una dosis más de su veneno. Jamás iba a volver lo que teníamos, no podía perdonarlo, ni aunque hubiese querido hacerlo. Había un solo final posible para esta historia y sin duda alguna era el olvido.

De a poco comencé a frecuentar a mis viejos amigos, al principio se mostraron curiosos por saber cuál había sido el motivo de mi regreso, pero eso me lo reservaba y daba respuestas superficiales. Supongo que nadie las creía, pero se limitaban a fingir que lo hacían.

Normalmente trataba de ocultar mis emociones frente a la gente, siempre tuve la convicción de que las personas se aburres cuando les cuentas tus problemas, no me sentía cómoda abriéndome con cualquiera, por eso procuraba no hacerlo. Además el orgullo era lo que me mantenía en pie y entera, me aferraba a eso con todas mis fuerzas.

La única persona con la que realmente me sentía en confianza era con Eva, mi mejor amiga de toda la vida. A pesar del tiempo y la distancia, nada había cambiado entre nosotras. Con ella podría abrirme y sacar toda la mierda de adentro, pero trataba de no hacerlo, lo único que ganaba cuando hablaba de ciertos temas era una tristeza profunda y ya estaba cansada de sentirme así.

Yo le había contado la historia con lujo de detalles, lo que me había dejado tres días completos de extremo pesar, recordar los detalles, dolía. Eva comprendía lo que me costaba superar a Chris, así que no

preguntaba mucho, por el contrario, procuraba sacarme de estas cuatro paredes y hacer que me divirtiera.

Faltaban unos meses para el inicio de un nuevo semestre de universidad, había dejado uno a medio terminar, pero ya no soportaba quedarme en ese lugar y decidí huir hacia mi antigua casa. Tenía tiempo para pensar en cómo iba a continuar con mi carrera, no quería abandonarla pero tampoco estaba lista para recomenzar tan pronto.

Eva había hecho todas las averiguaciones para que pudiera retomar en la universidad local, las materias que ya tenía probadas serian contempladas y eso me dejaría unos dos años más de estudios para terminar y graduarme. La idea era alentadora, no solo por continuar con lo que había elegido hacer, sino porque ella y varios de mis amigos asisten a la universidad, no me sentiría sola, ni una recién llegada.

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