Capitulo 11: "La pregunta es tonta"

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Entramos a un pequeño restaurante de comida y Ash eligió por mi un plato llamado Curry, que según él es una comida popular en india. Y la verdad, esta riquísimo. Delicioso, pollo al curry. Ash ya iba por el segundo plato devorándolo como si no existiera nada en el mundo salvo su plato.

-Me encanta, esta buenísimo- dijo con la boca llena y no pude evitar reír. Toda la salsa se le había derramado en la cara y parecía un niño de 5 años comiendo salsa por primera vez.

Bebí un poco de coca-cola y volví a mirarle divertida.

Por fin sacó su cabeza del plato y empezó a limpiarse con la servilleta.

-Nadie podría ganarte comiendo- dije con gracia.

Él se dedico a sonreírme brillante.

-La comida de la Tierra me encanta- contestó.

Su respuesta me confundió y le miré alzando las cejas. Él en seguida entendió mi confusión.

-Me refiero a la Tierra india. Sus comidas son lo más- sonrió medio lado- nos vamos?- dijo nervioso.

Asentí confundida. Dejo dinero sobre la mesa y salimos caminando hacia el coche. La luna ya estaba puesta blanca y brillante, no pude evitar sentirme mal pensando en Key y Jake encerrados en el sótano muertos de dolor. El frío traspasaba mi huesos con facilidad. Que hora sería? Las once de la noche? Los puestos ya estaban cerrando, algunos aún seguían abiertos. Llegamos al coche y me adentré en el calor que desprendía. Alargué mis mangas para tapar mis manos y cerré la cremallera hasta el cuello.

-Tienes frío?- pregunto el chico de pelo castaño al otro lado. 

La noche encima de él le hacía ver hermoso e alto como las estrellas, malo como el infierno pero esta tan bien que rompe mis expectativas. Su rostro bien figurado podría ser un retrato hermoso de dibujo. Sus ojos verdes me miraban y en ellos podía ver una capa de sombras cubriéndolos. Parecía un dibujo precioso sacada de un libro, un ángel hermoso caído del cielo. No tenía ningún defecto que le hiciera feo.

-La pregunta es tonta- soltó una carcajada.

Se sacó la chaqueta y me la tendió. Contemple lo que me tendía y luego a él perpleja.

-Cúbrete- dude un instante pero en seguida la cogí, tenía demasiado frío.

Se acomodo en su asiento piloto y miró al frente. Seguí su mirada y inspiré aire dejandole entrar por mis pulmones hasta salir por la boca. Puse mi espalda en el respaldo. Su chaqueta parecía una manta suave y caliente. Su olor a perfume hombre me hacía respirar mejor.

Me había dicho que esta noche sabría más de Ash a parte de su nombre pero maldita sea, odio mi manía de quedarme en blanco como una hoja en situaciones incomodas.

-Viniste desde lejos?-pregunté.

-Muy lejos- sentía sus palabras o eso me pareció mientras sostenía su mirada en frente al igual que yo.

-Y donde es ese "lejos"?

-No me creerías si te lo dijera.

-A estas horas ya nada me sorprende- resoplé.

Sentí como esbozaba una leve sonrisa.

-De Rusia.

Volteó a verle alzando una ceja.

-Pensaba que dirías del Cielo o del planeta Marte...- era obvio que no esperaba una respuesta lógica.

Se limito a sonreír y yo hice una mueca de fastidio.

-Y no tienes hermanos?- haré el juego de preguntas con él, a lo mejor sacó algo interesante.  

En fin, él es... interesante.

-Si tengo- respondió.

-Déjame adivinar dos hermanos contándote a ti tres- dije en su tono de voz con la mano en mi barbilla.

Volteo a mirarme divertido y luego volvió su vista al cristal.

-Somos quince- dijo escondiendo su hermosa sonrisa.

Mi mandíbula cayó y le miré con los ojos muy abiertos.

-Quince?- repetí- como...?

-Es una larga historia- dijo con voz cansada.

Resulta que yo no estoy cansada Mr. Ash.

-Pues cuéntamela para dormir- mi voz era como la de una niña pequeña rogando un cuento para dormir con los morros a fuera.

Por su sonrisa peculiar me di cuenta que no me la iba a contar en ese momento, tal vez otro día.

-Y todos vivís juntos?- pregunte en un susurro casi inaudible.

-No, cada uno vive por su cuenta- contesta.

Mmmm 14 hermanos por el mundo esparcidos, me pregunto se son tan hermosos como él...

De verdad que te importa eso Kels? Me avergüenzo de ser tu consciente.

-Y tu? Vives solo?- busqué su mirada y me le dio.

Enfocó sus ojos en mi.

-Completamente solo- la voz tenía ese tono seductor o burlándose de si mismo.

Su mirada y su sonrisa pícara me ponían nerviosa e causaba mi sangre arder en mis venas.

-Nos vamos?- desvié su mirada.

-Ya acabaste tu juego de preguntas?- giré como la exorcista mi cuello y mi hueso soltó un click de dolor, esto me pasará factura mañana.

Como supo lo que yo pensaba? Lo que yo le quería hacer y lo que le estaba haciendo? Le miraba confusa y perpleja con las cejas alzadas. Iba a responder algo cuando la respuesta se esfumo como la grava de su coche cuando arrancó. 

Una sonrisa de superioridad tironeaba su boca.

Llegamos a mi portal, en todo el camino no intercambie ninguna palabras más con Ash por lo que no estaba nada feliz, quería saber más de él. Pero el qué? Intento llegar a algo en particular? Supongo que después de lo de Aaron ya me es difícil confiar tan rápido.

-Estuvo genial la noche, gracias- agradecí.

El viento soplaba y él no parecía sentir ni la mínima ola de viento a pesar de llevar una camiseta corta. Su chaqueta aún la sujetaba en mis hombros. Se paro enfrente mía mirándome con ojos de halcón serio y maligno.

Ash tiró de mi, que choqué con su pecho. La tela de su camiseta era suave. y él olía su jabón y champú. Mi corazón comenzaba a latir fuerte. Era alto, por lo que tenía que subir la cabeza para mirarlo, congelada por el frío en mi sitio. Su cuerpo contra el mío me transmitía calor. Podía oír mi respiración, tan superficial como la marea. Sé lo que quiere hacer y estaba deseando que lo hiciera antes de cambiar de idea. Él primer beso intercambiado con él no significo mucho pero si me hizo desear un segundo. Sus labios eran gruesos y cálidos. Al besarle sentía la Tierra arder alrededor era como besar hierro caliente, quemaba. Algo en él destacaba.

-Sabes lo que me suelo decir a mi mismo?- su voz era ronca y dura, sonaba malo.

-El qué?- pregunte curiosa.

Me apretó más a él.

A lo mejor lo hace porque tiene frío y no quiero devolverle su chaqueta o abrazándome se siente más caliente...

-Que siempre tienes que aprovechar el momento y la ocasión- sonríe- en este caso; el momento.

Le miré confusa. Comenzaba a acercarse demasiado con sus ojos fijos en mi boca y  yo en la suya.

-Suéltala!- una voz ronca y fuerte nos sobresaltó.

Lo que me faltaba.







Aaron II (Cancelada)Where stories live. Discover now