Capítulo 32. Socializando.

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—No —confieso.

—Mi mamá es japonesa, y mi padre es ruso —explica—. Me adoptaron luego de que procesaron a mi madre biológica por intentar matarme con un ritual que era "satánico" —hace comillas con los dedos.

—Merlín —susurro sintiendo algo extraño en el pecho, otra vez me acerco a ella. Ahora me arrepiento un poco de haberla ignorado—. No se si decir que lo siento o simplemente callarme...

—No lo sientas. Yo estoy bien, si estaba mal te dejaría que lo sintieras, pero soy feliz —estira una mano hasta tomar la mía. Es extraño, pero le dejo hacerlo porque en verdad parece querer conectar conmigo—. Sólo espero que puedas soportarme cuando hable japonés, ruso e inglés a la vez.

Río junto con ella. Me observa una vez más con sus ojos celestes brillosos.

— ¿Ahora tú puedes contarme tu historia, Marlee Potter? Te ves interesante. Como una gran cebolla llena de capas —otra vez río por su expresión. Ella se sonroja—. No se si fue la mejor comparación, pero tú entiendes, ¿no?

—Has visto esas películas viejas de Shrek, eh —vuelvo a sentarme junto a ella, ahora más dispuesta a hablarle—. Puedes decirme Marly.

Me mira con ilusión.

Siento extraño con ella. Como si fuese mi hermanita pequeña... Literalmente lo es, claro, es un año menor y tenemos el mismo padre. Pero realmente la siento como a Maddie. Como a alguien a quien proteger y es, tal vez, lo que necesitaba por aquí.

Compañía, una agradable compañía.

—Esta locura comenzó con mis vacaciones en Los Ángeles. Y juro que hasta ahora pienso que debí morir esa vez.

***

La primera noche junto con Aika no tuve pesadillas. Sólo se que a media noche ella arrastró la cama que le habían traído hasta que quedó a pocos centímetros de la mía.

— ¿Qué pasó? —le había preguntado yo aún medio dormida y alterada por el ruido.

Apenas pude verle el rostro, la noté entre asustada y avergonzada.

—Tengo miedo. Odio la oscuridad. Y este lugar es muy frío.

Comprendía a lo que se refería. Creo que la cabaña incluso se ha puesto más helada ahora que Aika y Lloyd han llegado.

Cuando desperté en la mañana tenía a esa pequeña rubia abrazada a mi cintura desde atrás. Primero me asustó sentir que alguien me tocaba porque no lograba recordarla. Pero luego rocé su cabello y recordé a la parlanchina rusa japonesa y estadounidense.

— ¿Dónde estoy? —preguntó con el cabello pegado al rostro—. ¿Mamá?

—No, Yu-Gi-Oh!, me temo que sólo soy Marlee —le dije mientras la empujaba para poder librarme de su abrazo.

— ¿Marlee? ¡Oh, Marly! —giró en su cama hasta poder levantarse tambaleando y apartando su cabello—. ¡Buenos días!

—Ajá —me dirigí al baño, aunque me volví a ella al recordar algo—. ¿Tienes ropa?

—Mamá no me dejó venir hasta tener un bolso lleno de todo lo necesario —señala al bolso que estaba colgado de la estatua de Zeus.

Abro mucho los ojos ante ello— ¿Pusiste tu bolso de arcoiris en la estatua?

— ¿Está mal? Yo no sabía, no quería ponerlo en el suelo, es que con el frío...

—Es genial —suelto una carcajada—. Déjala ahí, por favor.

Solo soy una Greengrass. (SSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora