CAPÍTULO LX: Cruel memories

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Tendido sobre su cama posó su mirada en el techo, inquieto, giró hacia un costado, no podía dormir. El insomnio se había vuelto su fiel compañero desde que dejó Corea, solamente lograba dormir con medicamentos, pero no era la idea mantener una vida así, prefería no dormir a estar dopado. Se sentó sobre la cama, abrazó sus piernas que estaban cubiertas por las oscuras sábanas. Era día domingo, y no había logrado pegar pestaña alguna durante toda la noche. Revisó su celular por inercia, mensajes de sus fieles amigos, --Es como si nada hubiese pasado...--esbozó una sonrisa entristecida al ver que la vida continuaba para ellos.

Posó su mirada en el frío paisaje que tenía desde el amplio departamento. Tomó un sorbo de su café y fue a revisar su computador, lo único que podía hacer, era adelantar trabajo, pero el objetivo principal era mantener su cabeza ocupada, lo más ocupada posible.

Su trabajo en el extranjero estaba dando los resultados esperados, e inclusive los había superado para conveniencia de la empresa. Vivía entre reuniones, citas y exposiciones para lograr las metas que se había propuesto la agencia. Lo agobiaba y lo aceptaba, pero tenía que cumplir el contrato que firmó distraídamente, maldiciendo cada segundo aquel momento en que no se le ocurrió leer la bendita letra pequeña, solo lo pensaba como un escarmiento para su novia por la discusión que habían tenido –Grave error—balbuceó mientras cerraba la pantalla de su computador.

Su rasgada mirada quedó prendada en la misma nada, la soledad y el silencio en su departamento eran sepulcrales. Los mensajes insistentes de sus amigos no dejaban quieto a su celular, veía titilar la luz en el aparato móvil, no los quería leer, la última vez que leyó el chat grupal se encontró con la noticia que su novia, había abandonado la FNC, desconociendo el paradero. Tomó otro sorbo de su café, su decisión de no querer saber más de ella le pesaba demasiado. Estuvo a segundos de tomar el avión para ir a buscarla y pedirle perdón, pero ya no era un adolescente donde se podía dar el lujo de tomar aquellas arrebatadas decisiones sin tener con ello, las consecuencias. Por una visita inesperada de Hong Ki, supo todo lo que la joven sufrió con su partida, sin antes recibir el derechazo del vocalista que lo dejó con el labio hinchado por varios días.

Dolía, bastante. No había un día que sus pensamientos estuvieran dedicados a ella. Lo reconoce, había sido demasiado cobarde en no asumir su responsabilidad por un arrebato influenciado por su enojo con ella. Incrédulamente creía que serían un par de mes, distanciados, pero el contrato lo planificaba para años. Era una oportunidad tentadora, ya que lo convirtió en socio de la FNC, a su arrebato le sumó su codicia, y por lo mismo, no tenía la cara para mirarla. –Mai...--musitó y esbozo media sonrisa, por eso necesitaba mantener su cabeza ocupada porque recordarla significaba vivir entre dolorosos recuerdos.

Los golpes en la puerta de su departamento lo sobresaltaron, posó la taza de café sobre la mesa y se dirigió a la puerta con desconfianza –Hoy no quedé con nadie...--pensó mientras corroboró por la cámara el individuo que estaba alterando su día domingo. Aquello no se lo esperaba, abrió ansioso la puerta, no había nada como tener un rostro más que familiar en un país extranjero.

--No atendías los mensajes en tu celular, así que tuve que hacer un poco de escándalo—sonrió Jong Hyun.

--¡Qué gusto verte!

Aquel abrazo fue fraterno, del corazón. Lo ayudó a ingresar con las maletas, al parecer venía por un par de semanas. Sonrío, tener a Jong Hyun, era realmente gratificante, no había nada como volver a hablar en coreano. Le ofreció una cerveza y éste se la tomó al seco, al parecer el viaje desde el aeropuerto lo había dejado seco.

--¿Y esta sorpresa?

--Pienso recorrer el mundo, o sea, estuve trabajando como un lunático, y como CNBlue tomó su receso porque un desconsiderado líder así lo decidió.

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